El gráfico está incluido en el artículo:
Los defensores de la energía nuclear han encontrado en la necesidad de luchar contra el CO2 el único argumento que repiten para justificar su inclusión en el borrador de la lista de energías verdes que la UE está preparando.
Se diría que ahora que han visto la progresión imparable de las energías renovables se cogen como un hierro al rojo vivo al CO2 que hasta ahora habían menospreciado.
No tienen ningún otro argumento porque ni el uranio es un mineral renovable sino finito, ni la producción de energía nuclear es segura, ni sus residuos se pueden reciclar más que en una ínfima parte y deben almacenarse durante miles de años. Ni es más barata – el argumento aquel que compramos electricidad nuclear a Francia se ha desvanecido definitivamente este invierno, el país vecino está comprando energía a España y de paso nos encarece la nuestra- .
Conseguir un sistema 100% renovable como el que se han propuesto los países más avanzados – Cataluña y España también- requiere tiempo para incrementar la renovable: agua, sol, viento, biomasa, geotermia, aerotermia, biogás, etc; también para poner en marcha sistemas de almacenamiento como centrales hidroeléctricas reversibles, baterías, hidrógeno, aire comprimido etc. Y tiempo para construir un sistema de gestión de la demanda y ahorro y eficiencia que disminuya nuestras necesidades de energía. Los pronucleares dicen que tardaremos años pero no dicen los años que tarda en construirse una nuclear: Finlandia quiere estrenar una a finales de mes con 13 años de retraso y un sobrecoste de 11.000 millones de euros. Y la de Flamanville en Francia acumula 11 años de retraso y otros 13.000 millones. Por cierto, estos días el 20% del parque nuclear francés está parado por problemas derivados en buena medida de la edad de sus plantas como los reactores Penly-1, Chooz (Ardenas) y Civaux (Vienne).
No hay inversores que se aventuren a menos que cuenten con ayudas públicas, ni aseguradoras que quieran cubrir indemnizaciones de un nuevo accidente nuclear, ni se encuentran lugares donde colocar plantas mucleares o guardar residuos por miles de años.
Volvamos al CO2 porque no es la única cuestión a tener en cuenta, que no engañen. Hay un tema mucho más de fondo. La energía se ha convertido en un derecho ciudadano y un elemento estratégico para la economía. Si está en pocas manos, puede provocar situaciones de peligro de continentes enteros como estamos viendo este invierno porque unos pocos monopolios del gas ruso y del norte de África deciden multiplicar los precios o simplemente cerrar el grifo. Es lo que tiene depender de pocos proveedores y alejados de nosotros. ¿Por qué debemos seguir perpetuando este modelo que enriquece sólo a unos cuantos cuando podemos tener uno nuevo que puede evitar situaciones de abuso de unos pocos propietarios de pozos de petróleo y de gas y de centrales nucleares? La renovable es distribuida, no sólo en el territorio sino también en lo que se refiere a la propiedad. En Alemania el 54% de la propiedad de energía renovable está en manos de cooperativas, pequeños propietarios y ayuntamientos.
El actual y viejo modelo que algunos quieren perpetuar conlleva exprimir hasta el final unas inversiones multimillonarias que hace muchos años han realizado los propietarios de las centrales nucleares, la mayor parte de las cuales están amortizadas y por tanto los beneficios son extraordinarios ( véase gráfico ) . Ahora, si la UE sitúa la nuclear como energía verde serían, además, beneficiarios de fondos públicos para perpetuar situaciones de privilegio y de dominio en pocas manos, que continuarían condicionando el conjunto del sistema y lo encarecería aún más.
Los países que se han propuesto sustituir las centrales nucleares como Gran Bretaña, Alemania, España no lo hacen por razones dogmáticas ni populistas ni lo han decidido alocados ecologistas; nadie se atrevería a tildar así a la señora Merkel o al sr. Jhonson ni a todos los gobiernos españoles desde Felipe González, ni al 80% del Parlamento de Cataluña que aprobó la ley de Cambio Clmático que sólo contempla una Cataluña 100% renovable y por tanto sin nucleares. Todos ellos consideraron que la nuclear no es una energía de futuro, ni segura, ni más barata. Y porque después de años de debates y de informes han visto que existen alternativas fiables, seguras, limpias y sin repercusiones para las generaciones futuras. Pero también porque han creído que debe darse paso a un nuevo modelo energético más repartido en el territorio y en la propiedad y con menos riesgos de colapso.
Que algunas grandes corporaciones sigan defendiendo el viejo modelo centralizado monopolista y oligopolista tiene explicación. Pero que algunas personas y organizaciones políticas que tienen obligación de velar por el interés público (PP, VOX y C’s ya se han manifestado) se olviden de éste para defender el viejo modelo que favorece a quienes controlan y abusan de una parte de nuestra vida tan sensible como la necesidad de energía es de difícil justificación.
( traducción del original en catalán publicado en el Diari de Tarragona del 18 de enero de 2022 – sin el gráfico – y también en este mismo bloc )