Hace ya cinco años que venimos postulando un cambio a fondo en el PSC. Era el febrero de 2011 cuando con Francesc Vallès redactamos el document “ Un PSC con perfil propio “ que firmaron todas las Ejecutivas locales del PSC de la Federación XVII ( comarcas tarraconenses ) y que tuvo un amplio eco en la prensa. En la Vanguardia, también en el Punt y en algunos medios digitales. Abogábamos por per un partido netamente “federalista, europeista, de izquierdas, catalanista, feminista y ecologista”.
Las políticas
Creo sinceramente que desde entonces nuestras actuaciones no han destacado precisamente por acentuar aquel perfil propio. Por el contrario, los ciudadanos lo han percibido tan difuminado que hemos dejado de ser la primera opción de izquierdas en las últimas elecciones.
Pocas semanas después de aquella declaración, llegaron las manifestaciones del 15M, llamadas de los indignados, que tenemos que reconocer que nos pillaron desprevenidos a la socialdemocracia en general y a las cuales todavía sólo hemos dado respuesta parcialmente.
Tres meses después, en agosto, poca gente entendió que nuestros diputados aprobaran en las Cortes la llamada Reforma Exprés de la Constitución. A continuación, los gobiernos de la derecha en Catalunya ( CiU-PP y CiU-ERC) y en España (PP) acentuaron aún más la precarización y el agravamiento de los servicios y derechos básicos. Pero los ciudadanos y las ciudadanas no encontraron en nosotros la contundente respuesta que esperaban, ni en las instituciones ni en el seno de los movimientos sociales y han considerado que no les defendíamos suficientemente.
Por otro lado, en un momento que derivado de la Sentencia del TC de 2010 y de las políticas re-centralizadoras del PP había y hay más sensibilidad en Cataluña por las agresiones a nuestra capacidad de decisión y de autogobierno, el PSC ha renunciado al derecho a decidir con argumentos como que no figuraba en ningún ordenamiento jurídico, olvidando que ningún derecho sin excepción ha figurado siempre en las leyes y que se han conquistado cuando los ciudadanos los han conquistado cambiando las leyes. O con argumentos aún más débiles y estrechos de miras como que nos impediría ganar en las áreas metropolitanas. Argumento que se ha demostrado débil porque en lkas últimas elecciones ha ganado – también en las áreas metropolitanas – un partido que defiende el derecho a decidir.
Las formas
Y en cuanto a las formas, reclamábamos un nuevo PSC “sin prescindir de nadie”, con el esfuerzo individual y colectivo, con nuevas formas de organización, participación y asunción de obligaciones.
Me temo que tampoco en este campo podemos exhibir un balance muy positivo. La activista feminista Teresa Claramunt, escribió en 1931: “Creo que al mundo no se debe venir a vegetar sino a luchar. Sin personas que lucharan, que sintieran la desazón de la perfección, aún viviríamos en la época prehistórica “. Creo que viene muy a cuento si hablamos de esfuerzo individual. No se hace política sólo en las instituciones – públicas o en el partido – de ocho a tres y de lunes a viernes. Ni con 140 caracteres.
Y si hablamos de trabajo colectivo, también tenemos mucho camino a recorrer en nuevas formas de organización, de participación, de asunción de nuevas obligaciones y responsabilidades. Multiplicar reuniones para opinar y criticar mucho a los adversarios – y si conviene a los propios -, el uso de lenguaje radical que no se corresponde después con hechos o acciones concretas, resta credibilidad. Acatar sin más lo que dice el primer secretario o el Alcalde o el PSOE tampoco convence a nadie. En definitiva, la ausencia de iniciativa, de debate, de acción real y constante no es política y los ciudadanos lo ven a la primera.
Tampoco facilitamos ni estimulamos suficientemente la participación y la transparencia, la consulta para los aspectos relevantes como los pactos; no abrimos suficientemente las puertas ni salimos a la calle; no nos zambullimos en los movimientos sociales, culturales, universitarios, deportivos, cooperativos, sindicales y todos los que postulan el cambio por una vida más digna y de donde hay que obtener propuestas y liderazgos nuevos.
Los pactos
Hemos entrado en una nueva era. Y debemos ser conscientes de ello. La fragmentación política, reflejo de la social, ha venido para quedar-se. Debemos asumir una nueva cultura, la de los consensos con los afines. Pero hay que hacerlo bien, con debate, transparencia y sometidos a consulta (Pedro Sánchez lo hace bien). Si es con partidos alejados de nuestra ideología y, peor aún, si los procesos para alcanzarlos son oscuros, se conocen por la prensa y el primero que se lee son los cargos y no las propuestas, también te alejas de la gente . Si el programa común es cubrir el expediente con documentos poco trabajados, sin un proceso de participación ciudadana y se da como hecho sin consultar, seguimos alejados de los ciudadanos, que es lo más grave, y de los propios afiliados.
Quien haya sido capaz de leer hasta aquí, entenderá que el pacto en el ayuntamiento de Tarragona me ha disgustado especialmente. Socios y procedimientos podían ser otros pero el problema no viene de aquí sino de más lejos en el tiempo y es más de fondo como explico en los párrafos anteriores. Si no hay ideas claras y perfil propio en políticas y formas, al final todo se convierte en una chapuza y nada nos diferencia de lo que más crtiticamos.
La diversidad del socialismo: la concepción de Cataluña
Pedíamos en 2011, que no se prescindiera de nadie. Pero por la vía de excluir o por la vía de no contar con quien no comulga exactamente con una sola idea del socialismo en Cataluña, se ha expulsado de facto a miles y miles de afiliados, simpatizantes y votantes que han girado la mirada a otros opciones que creen que los pueden representar mejor.
Y no me refiero sólo a las posiciones en torno al hecho nacional, que quede bien claro. Porque al revés de lo que hacen los nacionalistas, para mí siempre han sido primero las personas y después la nación. Por tanto, que nadie interprete nunca más cuando pido reconocimiento y fomento del pluralismo en el seno del partido que me refiero únicamente a la defensa de Cataluña como nación y el derecho a decidir (que también). Por el contrario, pienso que uno de los errores del PSC en los últimos años ha sido fijarse demasiado en esta cuestión, ha preocupado demasiado la posible fragmentación de España que también es una nación (de naciones o no ya lo discutirá quien quiera, que yo no). Pero no habíamos quedado en que a nosotros nos preocupaban las mujeres y los hombres antes que las naciones? ¿A qué viene, pues, tanta preocupación por la fragmentación de una o la independencia de la otra? No es, o debería ser, el socialismo el nexo común que nos une en la lucha por unas mejores condiciones de vida de la gente?
Pero es cierto que en el PSC tenemos concepciones diversas sobre el hecho nacional. A otros partidos les pasa lo mismo. ¿Y qué? Los hay que defendemos que el derecho a decidir existe para cualquier nación y Cataluña lo es. De hecho, en el PSC lo hemos defendido hasta el pasado mes de junio y lo seguimos defendiendo muchos que no somos ni seremos nunca nacionalistas porque consideramos que los nacionalismos ponen la nación por delante de las personas y esto ha supuesto, y sigue comportando, muchos desastres a lo largo de la historia.
Creo que la independencia traería más problemas que soluciones al menos durante bastantes años – de hecho ya llevamos unos cuantos desperdiciados – y que hoy es incapaz un solo país de afrontar ningún problema cuando ya son todos globales. Pero si llegara una independencia – forzosamente tan limitada a estas alturas del siglo XXI que no se podría considerar como tal – creo que quienes nos sentimos socialistas continuaríamos luchando por la verdadera independencia y libertad que es la de las personas. ¿O no? ¿ Sería incompatible nuestra lucha con una Cataluña independiente? Entonces, ¿ no puede ser que en el seno del PSC podamos convivir todos los y las que nos reclamamos socialistas? ¿ No es conveniente e imprescindible que tengamos la vocación de trabajar todos juntos en la misma organización pensemos como pensemos respecto al derecho a decidir o la independencia de Cataluña?
La diversidad: la concepción de las políticas de izquierdas
Me molesta especialmente que cuando pido reconocimiento y fomento de la diversidad en el PSC se me responda hablando del derecho a decidir y diciendo que ahora ya hemos encontrado la fórmula que por lo visto es la renuncia al derecho a decidir. Pero no parece que sea ésta la receta salvadora porque otra opción de izquierdas en Cataluña que defiende el derecho a decidir (como nosotros hasta hace ocho meses) nos ha sobrepasado en trescientos cuarenta mil votos. La defensa del derecho a decidir no les ha sido ningún obstáculo pero tampoco el principal motivo para ganar en las áreas metropolitanas de Cataluña, sino porque tiene más credibilidad que nosotros como opción de cambio.
Pero no, cuando pido que se expresen las diferentes posiciones lo digo también y sobre todo desde el punto de vista de la izquierda. Aquí todo el mundo se ha espabilado a confluir menos el PSC. Con otros movimientos nacionalistas unos o de izquierdas otros. ¿ Y nosotros no nos sentimos obligados a hacerlo empezando por la gente que tenemos todavía dentro? Pues si queremos seguir siendo útiles a la ciudadanía lo tendremos que hacer con los de dentro y con mucha gente y colectivos de fuera.
Porque varias son las visiones como diverso es hoy más que nunca nuestro país y el mundo. Por tanto, no es una cuestión de que nos sintamos más cómodos – que también – sino porque no representaremos la diversidad si nosotros no lo somos y no la manifestamos. Y no debería ser tan difícil porque el PSC ha sido siempre una organización unificadora de muchas sensibilidades de izquierda y nadie de izquierdas debería sentirse ajeno al PSC porque lo hemos demostrado siempre. Digámoslo en positivo: quien se sienta persona de progreso, que defiende en primer lugar la dignidad y la igualdad de oportunidades de las personas debería tener cabida en el PSC independientemente de qué políticas de izquierda proponga si acepta las posiciones adoptadas democráticamente . Y tenemos muchas que seguramente no veremos igual: la seguridad y la libertad, la fiscalidad y sus evasiones, enfrentarnos decididamente a los abusos de los monopolios, la lucha contra el cambio climático, la transición energética, las diferencias y la violencia de género , la paz, la vivienda, los servicios básicos que ya consideramos derechos como el acceso a las redes ya la energía, la renta básica, la banca ética y la pública, el nuevo papel del sector público en servicios privatizados y mercantilizados, la participación de los trabajadores en las empresas, la economía circular, el ocio como factor de desigualdad en niños y jóvenes, el cambio tecnológico, las migraciones y tantos otros que tienen como eje central la dignidad y el bienestar de las personas.
Se trata de definir propuestas y programas que conecten con las necesidades de la ciudadanía y con su deseo de cambio y revolución. ¿ Es maximalista? Pues lo dicen hoy Sanders en USA y Corbin en UK, Pérez Tapias en España, Alberto Domínguez en el Consejo Nacional del PSC. Pero también muchos compañeros, afiliados o no, que diariamente en las instituciones o en el seno de los movimientos sociales lo demuestran con hechos. Por eso pienso que en el PSC tenemos cabida y es imprescindible que estemos todos y todas para volver a expresar la complejidad y la pluralidad de la izquierda en Cataluña que deberíamos ayudar a recomponer o unificar al menos en luchas comunes que son hoy imprescindibles.
compromiso optimista
Pues yo no me resigno y lucho contra la pasividad, contra la inercia, contra el hecho de que piensen y decidan sólo unos cuantos. Esto supone mucho trabajo, enfrentarse con los poderosos y defender a los débiles, supone valor, coraje y decisión. Con más ambición y menos inercia por Tarragona que quiere decir por los tarraconenses, por Cataluña que significa para las catalanas y los catalanes y para todos los ciudadanos del mundo porque somos internacionalistas. Porque el PSC nació y tiene sentido para luchar por los ciudadanos de Cataluña y de todo el mundo.
Continuaré trabajando para contribuir modestamente a enderezar una situación tan compleja pero que creo que tiene remedio, no fácil, pero lo tiene. Y no es cuestión de edades ni de relevos generacionales – sería tan fácil si fuera así que lo podríamos solucionar en unas horas – es cuestión de actitud y de ideas.
Esto supone adoptar nuevas maneras y procedimientos, amplitud de miras para volver a contar con aportaciones y sensibilidades diversas, conectar de nuevo con los grupos sociales más dinámicos y buscar allí nuevos liderazgos. No seremos reconocidos como útiles si sólo vamos de visita y no nos ven luchando y trabajando codo a codo, día a día.
Creo que todavía es necesaria una alternativa catalana de izquierdas que piense desde Cataluña y decida desde Cataluña, profundamente transformadora que tenga mentalidad y experiencia de gobierno. De izquierdas, catalanista, ecologista, feminista y europeísta. El PSC cuenta con personas muy valiosas que pueden reavivarlo y reconstruirlo. Pienso ayudarlas para seguir sumando, con orgullo socialista. Y con optimismo que no tienen quienes lo proclaman de palabra sino los y las que lo practican luchando cada día por causas nobles.
(traducción del texto en catalán publicado esta mañana )