PERU - Arqueólogos hallan asentamiento humano de 5.500 años en Perú
Además de huesos, hay caracoles trabajados
El arqueólogo Johnny Islas observa la momia de un niño
que formó parte de un grupo que habitó el sur de Perú hace 5.500 años. El Comercio/GDA
Encontraron restos de ocho pequeñas viviendas con formas ovaladas y circulares
También hay 19 entierros de niños y adultos en sepulturas individuales
El Comercio/GDA
Lima. El equipo de investigación del proyecto arqueológico Nasca-Palpa, en la región sur de Perú, descubrió un asentamiento humano de unos 5.500 años de antigüedad.
El hallazgo está formado por un conjunto de viviendas en las que se encontraron 19 entierros, entre ellos los restos de un niño menor de un año con posibles evidencias de haber sido momificado.
Con él, se pone al descubierto, por primera vez en el sur de este país, una ocupación correspondiente a la parte tardía del período arcaico (3.500 años a. C.). Esto representa nuevas perspectivas para conocer y entender el desarrollo y el proceso cultural de esta región.
El arqueólogo Johny Isla explicó que durante las excavaciones se descubrieron en este asentamiento los restos de ocho viviendas de ese período de tiempo, formadas por hondonadas excavadas en el terreno y que presentan formas ovaladas y circulares cuyas dimensiones alcanzan el metro de profundidad y unos tres metros de diámetro.
“Hemos ubicado hoyos de postes en los contornos. Esto indica que las viviendas tenían paredes y techos simples formados por palos y ramas. Se trata de viviendas sencillas, que en su interior conservaban un solo nivel de uso; ahí también se hallaron batanes y manos de moler”, señala.
Lo singular del descubrimiento es que en casi todas las viviendas se encontraron entierros de la misma época, que posiblemente fueron realizados luego de la ocupación.
“Se han descubierto 19 entierros de niños y también de algunos adultos en sepulturas individuales dispuestas en posición flexionada y de cúbito lateral, usualmente envueltos en esteras o tejidos de fibra vegetal”, agregó el experto.
Sin diferencias sociales. Aunque en algunos de estos entierros se encontraron huesos y caracoles trabajados, astas de venados, así como collares y pulseras hechas con restos de conchas, no existen evidencias concretas de ofrendas, lo cual indicaría la ausencia de diferencias sociales importantes entre los habitantes de la época.
“Pero entre estos entierros hay un caso especial, que corresponde al de un niño de menos de un año, que conserva la piel adherida al cuerpo con posibles evidencias de haber sido momificado”, dijo Isla.
“Llama la atención el buen estado de conservación de este individuo, por lo que se han tomado muestras de tejido para hacer los análisis correspondientes y saber si se empleó alguna sustancia para facilitar su conservación”, agregó.
Isla dijo que este entierro se encontraba cubierto con hojas y ramas, y que sobre la cabeza había una especie de gorro tejido de algodón, mientras que una especie de bolsa hecha con fibras vegetales cubría el cuerpo, que además estaba envuelto por una red entrelazada y una faja de algodón. El cuerpo llevaba dos objetos de hueso trabajado y una pulsera de concha.
Según los científicos, las evidencias confirman que los pobladores de ese tiempo llegaron a establecer las condiciones necesarias para llevar una vida sedentaria con una movilidad amplia que les permitía acceder a recursos de diferentes pisos ecológicos (del mar, de los valles y de la sierra).
http://www.nacion.com/ln_ee/2008/noviembre/
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