Representación de un felino hallada en Turquía.
(Foto: THE GUARDIAN)
NICHOLAS BIRCH (THE GUARDIAN)
ESTAMBUL.- De
niño, Klaus Schmidt solía pasar el tiempo en las cuevas de su Alemania
natal, con la esperanza de encontrar pinturas prehistóricas. Treinta
años más tarde, y miembro ya del Instituto Arqueológico Alemán, ha
encontrado algo infinitamente más valioso: un complejo templo que casi
duplica en antigüedad a cualquier cosa comparable en el planeta.
"Este lugar es una supernova", explicó Schmidt, en pie bajo un árbol
solitario en una cumbre golpeada por el viento, a 55 kilómetros de la
frontera turca con Siria. "Al minuto de verlo supe que tenía
dos opciones: salir de allí y no contárselo a nadie o pasar el resto de
mi vida trabajando en ese lugar".
Tras él se encuentran los primeros pliegues de la meseta de
Anatolia. Por delante, la planicie mesopotámica, como un mar de arena
coloreada, se extiende hacia el sur a lo largo de cientos de
kilómetros. Los círculos de piedra de Gobekli Tepe se hallan justo al
frente, ocultos bajo la cima de la colina.
En comparación con Stonehenge, conforman una estructura humilde.
Ninguno de los círculos excavados (cuatro de un total estimado de 20)
mide más de 30 metros de longitud. Los pilares tienen forma de T como
el resto, y hay dos torres de cinco metros de altura que sobresalen al
menos un metro sobre las demás. Lo que hace de este conjunto algo
remarcable es que cuentan con grabados de jabalíes, zorros, leones,
pájaros, serpientes y escorpiones, además de la época de la que data.
Estas piedras, cuyo origen se calcula en el año 9.500 antes de Cristo,
son 5.500 años más viejas que las primeras ciudades de Mesopotamia, y 7.000 años más ancianas que la composición de Stonehenge.
Gobekli lo cambia todo
Muy lejos de la rueda o la escritura, las personas que levantaron
estas edificaciones no conocían siquiera la cerámica ni cultivaban el
trigo. Vivían en aldeas y eran cazadores, no agricultores.
"La gente pensaba que sólo las civilizaciones complejas y
jerárquicas eran capaces de construir tales emplazamientos
monumentales, y que sólo cambiaron de dirección con la invención de la
agricultura", explicó Ian Hodder, catedrático de antropología de la
Universidad de Stanford, al cargo de las excavaciones en Catalhoyuk, el
más conocido emplazamiento neolítico de Turquía, desde 1993. "Gobekli lo cambia todo.
Es elaborado, complejo y preagrícola. Todo esto convierte el
emplazamiento en el descubrimiento arqueológico más importante desde
hace mucho tiempo".
Con tan sólo una fracción del emplazamiento al descubierto tras una
década de excavación, la importancia de Gobekli Tepe para las personas
que lo construyeron continúa siendo todo un misterio. Hay quien piensa
que se trataba del punto central de un rito de fertilidad, y que las
dos piedras elevadas en el centro de cada círculo representaban a un
hombre y una mujer. Se trata de una teoría que el consejo turístico de
la cercana Urfa ha adoptado con presteza. Visite el jardín del Edén,
anuncian a bombo y platillo sus folletos: vea a Adán y Eva.
Schmidt se muestra escéptico. Está de acuerdo en que Gobekli Tepe
podría ser "el último florecimiento de un mundo semi-nómada que la
agricultura estaba a punto de destruir", y apunta que su condición
actual casi perfecta se debe a que aquéllos que lo construyeron lo
enterraron al poco bajo toneladas de tierra, como si su rico mundo de
animales salvajes hubiese perdido todo sentido.
La mayor de las preguntas
Pero el emplazamiento está exento de los símbolos de fertilidad que sí aparecen en otros emplazamientos neolíticos, y las columnas con forma de T no muestran sexo alguno, a pesar de su apariencia semi-humana.
"Creo que aquí nos enfrentamos cara a cara con la primera
representación de los dioses", comentó Schmidt, señalando una de las
piedras de mayor tamaño.
"No tienen ojos, boca ni rostro, pero sí que tienen brazos y manos.
Son creadores. En mi opinión, la gente que realizó estos grabados ya se
planteaba la mayor de las preguntas. ¿Qué es el universo? ¿Por qué
estamos aquí?".
Sin evidencia de la existencia de alguna casa o tumba cercana a las
piedras, Schmidt considera que la cumbre de la colina era un emplazamiento de peregrinaje
para las comunidades de un radio de aproximadamente 160 kilómetros. Las
piedras más elevadas están todas colocadas hacia el sureste, como si
observaran la planicie salpicada de emplazamientos contemporáneos, en
muchos aspectos tan destacados como Gobekli Tepe.
Como una pintura de Klee
El pasado año, por ejemplo, los arqueólogos franceses que trabajaban
en Djade al-Mughara, al norte de Siria, descubrieron el mural de mayor
antigüedad jamás encontrado. "Dos metros cuadrados de formas
geométricas de colores rojo, negro y blanco, como una pintura de Paul
Klee", explicó Eric Coqueugniot, de la Universidad de Lyon, al cargo de
la excavación.
Coqueugniot describe la hipótesis de Schmidt de que Gobekli Tepe era
un punto de reunión para la realización de rituales como "tentadora",
dada su posición espectacular. Pero las investigaciones en la región
aún se encuentran en una fase muy temprana. "Es posible que mañana alguien encuentre algo mucho más espectacular".
Vecihi Ozkaya, director de una excavación en Kortiktepe, a 190
kilómetros al este de Urfa, duda de que los miles de cuencos de piedra
que ha encontrado desde 2001 en cientos de tumbas de más de 11.500 años
de antigüedad puedan calificarse así. Pero su entusiasmo llena su
austera oficina de la Universidad de Dicle en Diyarbakir.
"Eche un vistazo a esto", comenta, señalando una foto de una
escultura exquisitamente tallada en la que se muestra a un animal,
mitad humano y mitad león. "Es una esfinge, miles de años antes de la
existencia de Egipto. El sureste de Turquía, o el norte de Siria, es la
región que fue testigo de la noche de bodas de nuestra civilización".
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/04/23/ciencia/1208980704.html