CHILE - Grave Destrucción a Cementerio Prehispánico en Azapa
Un nuevo atentado al patrimonio arqueológico regional fue detectado durante una fiscalización conjunta de la PDI y la Comisión Asesora de Monumentos Nacionales. Por Álvaro L. Romero G.
Escrito por Álvaro L. Romero G.
El valle de Azapa, además de ser un reconocido productor de aceitunas y
tomate, concentra una gran cantidad de yacimientos arqueológicos, que
documentan la continua presencia humana desde hace más de 10.000 años
atrás hasta el presente. Éstos han sido registrados y estudiados desde
el tiempo del Museo Regional de Arica, en la década de 1950, hasta el presente, en donde se desarrollan investigaciones de su sucesor Museo Universidad de Tarapacá-San Miguel de Azapa y diversos arqueólogos particulares.
Con la entrega y regularización de terrenos de las antiguas cooperativas y comunidades de aguas de Azapa, ocurrida hace varias décadas atrás, una gran cantidad de yacimientos fueron incluidos como parte de las parcelas particulares. Esto ha sido negativo tanto para los dueños quienes no pueden desarrollar sus actividades agrícolas de manera normal, pero por sobretodo para los recursos arqueológicos, que son permanentemente cercenados por agricultores ignorantes o irrespetuosos de la Ley 17.288 de Monumentos Nacionales.
Conociendo esta realidad, la recientemente creada Brigada de Investigación de Delitos Medioambientales y Patrimoniales (BIDEMA) de la PDI regional, en conjunto con la también recientemente dotada Comisión Asesora de Monumentos Nacionales de Arica y Parinacota (CAMN-AP), procedieron a efectuar una fiscalización en la parcela 6, kilómetro 9 del valle de Azapa.
En este lugar se tenía registro de un yacimiento arqueológico, visualizado el año 2002 cuando los agricultores realizaron un camino vehicular para ascender a nuevas parcelas en una terraza alta. En ese momento, frente a la aparición de algunas tumbas prehispánicas, los propietarios fueron informados de su existencia y de la protección legal del yacimiento de acuerdo a la Ley 17.288 de Monumentos Nacionales y su Artículo 26, que señala el deber de todo ciudadano, al encontrar evidencias arqueológicas de informar de su presencia a las autoridades.
Pese a esto, en el lugar se constató el peor escenario: los agricultores continuaron con la destrucción del yacimiento, ampliando el camino vehicular, y acopiando sobre las evidencias basuras vegetales con el objeto de producir compost. Producto de la destrucción en el terreno y en un área de 2.000 m2 se encontraron muy fragmentadas diversas osamentas humanas, una gran cantidad de cestos de varios tamaños, madejas y tejidos de lana y algunas piezas de cerámica.
Este yacimiento correspondería a un importante cementerio prehispánico, constituido por entierros humanos dentro de grandes piezas de cestería que fueron depositados en fosas subterraneas revestidas de piedra. Las evidencias indican que el cementerio fue ocupado durante el denominado periodo Formativo Tardío (100 d.C. a 500 d.C), tiempo en que el valle fue habitado por grupos de agricultores locales en proceso de consolidación de su forma de producción. Se trata de un período escasamente estudiado en el valle de Azapa y que, por tanto, su investigación es de gran relevancia cientifica.
Ahora corresponde evaluar en toda su dimensión el daño inflingido al yacimiento. Se debe extraer el material vegetal de la superficie, recoger y conservar cada uno de los materiales dispersos en superficie, todo esto supervisado por especialistas. Para finalmente determinar si existen aún áreas intactas que puedan conservarse para futuras investigaciones.
Finalmente, la BIDEMA informó que existen importantes avances en la investigación de un anterior daño al patrimonio cultural, efectuado en el yacimiento arqueológico de Cerro Sombrero. Se ha conocido a los responsables y se espera la aplicación de las sanciones de acuerdo a la legislación vigente, las cuales corresponden a multas y acciones reparatorias.
Con la entrega y regularización de terrenos de las antiguas cooperativas y comunidades de aguas de Azapa, ocurrida hace varias décadas atrás, una gran cantidad de yacimientos fueron incluidos como parte de las parcelas particulares. Esto ha sido negativo tanto para los dueños quienes no pueden desarrollar sus actividades agrícolas de manera normal, pero por sobretodo para los recursos arqueológicos, que son permanentemente cercenados por agricultores ignorantes o irrespetuosos de la Ley 17.288 de Monumentos Nacionales.
Conociendo esta realidad, la recientemente creada Brigada de Investigación de Delitos Medioambientales y Patrimoniales (BIDEMA) de la PDI regional, en conjunto con la también recientemente dotada Comisión Asesora de Monumentos Nacionales de Arica y Parinacota (CAMN-AP), procedieron a efectuar una fiscalización en la parcela 6, kilómetro 9 del valle de Azapa.
En este lugar se tenía registro de un yacimiento arqueológico, visualizado el año 2002 cuando los agricultores realizaron un camino vehicular para ascender a nuevas parcelas en una terraza alta. En ese momento, frente a la aparición de algunas tumbas prehispánicas, los propietarios fueron informados de su existencia y de la protección legal del yacimiento de acuerdo a la Ley 17.288 de Monumentos Nacionales y su Artículo 26, que señala el deber de todo ciudadano, al encontrar evidencias arqueológicas de informar de su presencia a las autoridades.
Pese a esto, en el lugar se constató el peor escenario: los agricultores continuaron con la destrucción del yacimiento, ampliando el camino vehicular, y acopiando sobre las evidencias basuras vegetales con el objeto de producir compost. Producto de la destrucción en el terreno y en un área de 2.000 m2 se encontraron muy fragmentadas diversas osamentas humanas, una gran cantidad de cestos de varios tamaños, madejas y tejidos de lana y algunas piezas de cerámica.
Este yacimiento correspondería a un importante cementerio prehispánico, constituido por entierros humanos dentro de grandes piezas de cestería que fueron depositados en fosas subterraneas revestidas de piedra. Las evidencias indican que el cementerio fue ocupado durante el denominado periodo Formativo Tardío (100 d.C. a 500 d.C), tiempo en que el valle fue habitado por grupos de agricultores locales en proceso de consolidación de su forma de producción. Se trata de un período escasamente estudiado en el valle de Azapa y que, por tanto, su investigación es de gran relevancia cientifica.
Ahora corresponde evaluar en toda su dimensión el daño inflingido al yacimiento. Se debe extraer el material vegetal de la superficie, recoger y conservar cada uno de los materiales dispersos en superficie, todo esto supervisado por especialistas. Para finalmente determinar si existen aún áreas intactas que puedan conservarse para futuras investigaciones.
Finalmente, la BIDEMA informó que existen importantes avances en la investigación de un anterior daño al patrimonio cultural, efectuado en el yacimiento arqueológico de Cerro Sombrero. Se ha conocido a los responsables y se espera la aplicación de las sanciones de acuerdo a la legislación vigente, las cuales corresponden a multas y acciones reparatorias.