Desde La Codosera hasta Salvatierra de los Barros, la provincia pacense está salpicada de fortalezas
Repuestos
del anterior viaje por los castillos cacereños, con nuevos bríos y
ánimos organizaremos ropa, botas, cantimplora, frutos secos, chocolate,
glucosa... todo a la mochila y a por ellos.
La Codosera, justo
en la ya no frontera, tiene un bello castillo particular, con una
enorme estatua del Corazón de Jesús en uno de sus torreones almenados,
desde donde casi divisamos el más importante castillo de Extremadura, y
uno de los mejores de España: Alburquerque, según nos cuenta Juan
Moreno Aragoneses, en su libro 'Mi ruta por 107 Castillos Extremeños',
a punto de ser transformado en uso hostelero, con lo que -como nuevos
señores- podremos alojarnos en esta impresionante fortaleza medieval,
aupada en lo más alto de un cerro, como si quisiera escaparse de las
múltiples guerras en las que se vio envuelto.
Bajando de él,
tomaremos rumbo hacia la bellísima y extensísima dehesa que nos rodea y
acoge a otros dos castillos particulares, los de Azagala y Piedrabuena,
antiguas posesiones de la poderosa Orden de Alcántara, muy bellos los
dos.
A unos 40 kilómetros nos espera Badajoz, la antigua
Batalyaws, donde Ibn Marwan Al-Yilliqui (el Gallego) comenzara una de
las mejores alcazabas árabes de España, ahora en franco proceso de
rehabilitación, aunque no la terminara porque las obras seguirían hasta
el año 1169. Guarda su paseo de ronda -adarve-, al que se accede desde
varias escaleras interiores, que nos llevan hasta la torre de la
Atalaya.
Aunque lo pregunten, nadie sabrá guiarles hasta ella.
Si así lo desean, digan que lo lleven hasta la 'Torre de
Espantaperros', sonoro nombre para una torre octogonal, quizás anticipo
de otra torre famosa, la del Oro sevillana. Desde aquella nos
desplazaremos hacia el entramado urbano de Badajoz, para empaparnos de
una vida muy vivida.
Una vez repuestas las fuerzas en sus buenos
bares, mesones, restaurantes, seguiremos hacia Olivenza, para admirar
un nuevo y distinto castillo.
Pétreo, impresionante por su
volumen a ras del suelo y por su solidez, incardinado en la preciosa
villa hija de España y nieta de Portugal, es preciso disfrutar de toda
una jornada, por la belleza de sus calles, iglesias con azulejerías y
columnas del gótico manuelino portugués, desde donde nos acercaremos al
roquero castillo de Miraflores, en Alconchel, para divisar un magnífico
panorama.
Desde las alturas bajaremos al llano para seguir
viendo el medieval de Higuera de Vargas, para seguir hasta Bancarrota y
su 'Castillo de las Siete Torres', con una plaza de toros en su
interior. Y hacia el excepcional conjunto amurallado de Jerez de los
Caballeros, con su 'Torre Sangrienta' templaria como protagonista
principal.
Muy cerca, inmerso en la vida diaria de Fregenal de
la Sierra, su castillo es un bello edificio en el que, ahora, tiempos
de paz, hay instalados una plaza de toros, un mercado de abastos, la
oficina de turismo y algún que otro bar y casas en el lienzo de sus
pétreas murallas.
Seguiremos ruta hacia el de Segura de León,
con su bello y muy bien conservado castillo roquero, que observa,
orgulloso, la vida que discurre más abajo, sobre todo en las fiestas
del Cristo de la Reja y sus capeas. A un puñado de kilómetros
divisaremos el del 'Cuerno' en Fuentes de León, un castillo más situado
en las estribaciones de Sierra Morena, tierras donde se sigue
practicando el antiquísimo 'Fuero del Baylío', pleno de validez legal.
'Munt-mulin',
Montemolín es nuestro próximo destino. Gran e importante castillo árabe
cuando las luchas internas del islam andaluz, bastante deteriorado hoy.
Como
los de Puebla del Maestre, Villagarcía de la Torre, Azuaga, Reina,
Valencia de las Torres, Hornachos, Alange, Mérida, Orellana de la
Sierra, Orellana la Vieja, Zalamea de la Serena, Benquerencia de la
Serena, Almorchón, Capilla, Garlitos, Esparragosa de Lares, Siruela,
Herrera del Duque, Villalba de los Barros, Salvaleón..., salpicados
aquí y allá por la provincia de Badajoz, mudos testigos de tiempos
pasados.
Sería un crimen de lesa majestad, olvidarnos de visitar
los bellísimos castillos de Nogales, de arquitectura gótico-militar,
con una gran torre del homenaje de más de veinticinco metros; el
cercano de Feria, poderoso bastión de los poderosos Suárez de
Figueroa,en continuo proceso de restauración. Y en la misma comarca, el
de Salvatierra de los Barros, villa alfarera por excelencia,
impresionante castillo señorial y guerrero, rematando nuestro periplo
entre las almenas de los majestuosos castillos de Pueblo de Alcocer,
con su panorama azul de mar interior; y el de Medellín, con su panorama
verde del mar de regadíos. JUAN PEDRO PLAZA
GERENTE DEL PATRONATO DE TURISMO DE LA DIPUTACIÓN DE BADAJOZ Guardianes de la historia