EGIPTO - Egipto, a punto de despertar a Cleopatra
A 50 kilómetros de Alejandría, un templo podría albergar
el secreto mejor guardado de Egipto: las tumbas de Cleopatra y Marco
Antonio. La reina más famosa del Nilo y su amante, el general romano,
verán la luz este año si no falla la intuición de un equipo de
arqueólogos encabezado por Zahi Hawass, el director del Consejo
Superior de Antigüedades de Egipto, que asegura conocer el lugar donde
los amantes duermen su sueño eterno.
En 1922, la fiebre por la egiptología invadió medio
mundo con el descubrimiento de la tumba intacta del faraón niño
Tutankamón. Ahora, Hawass anuncia que 2007 no será menos. Además del
sepulcro de Cleopatra, el jefe de los arqueólogos dice haber encontrado
la momia perdida de una de las pocas faraonas que ha tenido Egipto,
Hatshepsut, y ha anunciado también que en octubre revelará el secreto
de cómo se construyó la Gran Pirámide de Keops.
Quien dijo que la capacidad de hacer varias cosas a la
vez está reservada a las mujeres no conocía a Zahi Hawass. El
arqueólogo es capaz de mantener una entrevista a la vez que despacha a
sus secretarias, atiende el teléfono, revisa recortes de prensa y
presupuestos y da órdenes a sus colaboradores. La puerta de su despacho
en el Consejo Superior de Antigüedades permanece siempre abierta, y el
trasiego de científicos, burócratas, ayudantes y periodistas es
constante. Todo aquél que quiera levantar una piedra en Egipto tiene
que pasar obligatoriamente por el todopoderoso Hawass.
Uno de sus equipos -Hawass dirige personalmente muchas
de las excavaciones que se están llevando a cabo en Egipto- trabaja
actualmente en Tabusiris Magna, un templo cercano a la metrópoli
mediterránea de Alejandría. «Creemos que dentro debe haber alguien muy
importante, ya que es un lugar muy sagrado, muy especial» añade.
«Además tiene mucho sentido que hubieran sido enterrados allí, ya que
es el lugar perfecto para esconder a cualquier persona importante»,
explica Hawass. Una de las profesiones más antiguas en Egipto es la de
ladrón de tumbas, y reyes y faraones se cuidaban mucho de que su última
morada fuera secreta y se mantuviera protegida de los saqueos. «Si
hubieran sido enterrados en Alejandría, todo el mundo lo sabría y sus
tumbas no hubieran durado ni un día», razona Hawass.
Por ahora, el equipo ha encontrado dos puertas, a unos
diez metros de profundidad, y una pista importante: un busto de
Cleopatra, que ha desatado el optimismo entre los arqueólogos. Pero la
enérgica personalidad del egiptólogo despierta sentimientos
encontrados, y no son pocos los científicos que recomiendan cautela
ante el «descubrimiento».
El ADN de Hatshepsut
Tampoco la momia de Hatshepsut está exenta de polémica.
«He analizado seis momias sin identificar en el Valle de los Reyes, que
pertenecen a la realeza pero de las cuales no sabíamos sus nombres».
Hawass no le hace ascos a hablar en primera persona a la hora de contar
los hallazgos de sus equipos: «Las he pasado por el escáner y he
encontrado la momia de Hatshepsut, aunque aún no puedo desvelar cómo».
Sin embargo, el egiptólogo deberá aportar pruebas para
convencer a un buen grupo de arqueólogos aún escépticos ante el
hallazgo. Hasta ahora, se había estudiado la posibilidad de que la
momia de la faraona fuera una de las dos descubiertas en 1903 en la
tumba conocida como KV60, en el Valle de los Reyes. Una de ellas, la de
una mujer de 1,50 metros de estatura, se guardó en los desvanes del
Museo Egipcio en El Cairo, y se identificó en 1906 como Sat Ra, o «Gran
Nodriza In», la niñera de Hatshepsut. La otra, rolliza y con grandes
pechos, se quedó en la tumba. El año pasado Hawass anunció que la momia
de los grandes pechos podría ser en realidad la nodriza, y la que ha
pasado todos estos años olvidada en los almacenes del museo cairota,
que fue envuelta con más cuidado y con paños de lino mucho más fino, la
famosa faraona. Sólo la ciencia podrá confirmar esta hipótesis.
Otro de los proyectos que han captado la imaginación del
gran público es el de la cámara secreta de la mayor pirámide del mundo,
la del faraón Keops. En 2002, un robot de fabricación americana abrió
un agujero en una pared de piedra en un pasadizo de la pirámide, ante
la atenta y esperanzada mirada de Hawass. Para su decepción -y la de
miles de egiptólogos- la operación sólo reveló una segunda puerta
sellada. «Ahora estamos intentado encontrar el mejor equipo que pueda
trabajar con nosotros para finalizar este proyecto», explica el
arqueólogo. Otro robot perforará la segunda puerta en octubre y, con
suerte, «desvelaremos el secreto de la pirámide», dice Hawass.
Sólo se ha descubierto el 30 por ciento de los tesoros
en Egipto, recuerda el arqueólogo, que sueña con encontrar un día la
tumba de la bella reina Nefertiti. La arena del desierto aún esconde
muchos secretos.
http://www.abc.es/20070515/cultura-arqueologia/egipto-punto-despertar-
cleopatra_200705150247.html