La aparición de unas cerámicas facilita el estudio de la Edad de Bronce extremeña
El
profesor Juan Javier Enríquez Navascués, coautor del estudo,
posa con su primera edición en la Alcazaba de Badajoz. / CASIMIRO MORENO
posa con su primera edición en la Alcazaba de Badajoz. / CASIMIRO MORENO
Un informe analiza el hallazgo de
estos restos en el yacimiento del 'tipo campo de hoyos' cercano a
Carrascalejo (Badajoz) y subraya su trascendencia
Bajo el suelo de una serie de estructuras romanas descubiertas por la
'arqueología de empresa' de Tera S. L. con motivo de la construcción de
la Autovía A-66, aparecieron junto a la pequeña localidad de
Carrascalejo (Badajoz) un conjunto de hoyos abiertos en la roca con
materiales pertenecientes a la Edad de Bronce. Éste es el principio de
una historia cuyo final: el hallazgo de los primeros restos de
cerámicas de estilo protocogotas, propias del Bronce de la meseta,
encontrados en la Cuenca media del Guadiana, ha supuesto un hito en la
arqueología extremeña.
El descubrimiento ha quedado reflejado en el estudio 'El campo de
hoyos de La Edad de Bronce del Carrascalejo (Badajoz)' escrito por Juan
Enríquez Navascués y Bárbara Drake García que fue presentado ayer en el
Museo Arqueológico Provincial de Badajoz por la irectora general de
Patrimonio Cultural, Esperanza Díaz García, que resaltó la importancia
del hallazgo científico.
El trabajo, fruto de la colaboración entre la consejería de Cultura
y Turismo y la empresa Tera S.L., refleja datos que suponen un avance
en el conocimiento sobre las características del poblamiento en la
región en aquella época. «Lo que esto viene a confirmar es algo que ya
se sabía, pero que nunca está de más corroborar, y es que en la región
existía una economía productora. La gente extremeña del segundo milenio
ya vivía de lo que el campo le ofrecía a través de trabajos agrícolas y
ganaderos. Algunos de los restos nos permiten, además, adentrarnos en
el medio ambiente de entonces, que sería un bosque bastante cerrado en
el que se van abriendo claros debido a la actividad productiva que
tenían estos grupos. Plantaban, principalmente, cereales y leguminosas
y explotaban los frutos naturales de la zona, como por ejemplo la
bellota. Por eso aparecen entre los restos», explica Juan Javier
Enríquez, profesor de Prehistoria en la Universidad de Extremadura y
arqueólogo de la Junta de Extremadura.
Contactos
«El interés radica en que es la primera vez que se documenta en esta zona geográfica un tipo de yacimiento propio de la meseta y que cabe interpretar como contactos que se establecen entre las dos áreas y que van a continuar a lo largo del tiempo, ya que si algo caracteriza a Extremadura en estas primeras etapas prehistóricas, es ser una zona de paso continuo», añade Enríquez Navascués.
A la presentación del estudio acudieron también el director del museo, Manuel Alvarado, y el profesor de Prehistoria de la Universidad de Extremadura Ignacio Pavón Soldevilla, antiguo alumno de Enríquez, que lo definió como «tremendamente intuitivo y provocador». Pavón utilizó unos versos de Silvio Rodríguez para asegurar que este descubrimiento formará parte de la banda sonora de la reconstrucción del Bronce en el Guadiana Medio