GUATEMALA - Muros y escalinatas sumergidos en el lago de Atitlán - 23.03.08
Todo
comenzó como un día de diversión, pero después de un tropiezo, un grupo
de buzos encontró vestigios de una ciudad cubierta por el agua.
Por: Patricia González
Foto:
Archivo
las aguas del lago de Atitlán albergan, además de algas y peces, una ciudad con muros y gradas.
Entre el mito y la realidad, entre la religión y la ciencia, existe o
podría existir un lugar en Europa llamado Atlántida,
una ciudad
sumergida en las profundidades del mar.
Aunque
estos vestigios no han sido encontrados en ese continente, en el lago
de Atitlán, en Sololá, unas ruinas semejantes a las de la historia, sí
se pueden palpar.
Los premios Ford Motor Company para el ambiente entregaron uno a los descubridores de esta ciudad cubierta por el agua.
Con los fondos recibidos, los expertos pretenden limpiar el lugar pero sin dejar residuos de sedimiento para no ensuciar el lago ni envenenar peces.
Todo comenzó un día de septiembre de 2001 cuando Julio Roberto Marroquín decidió bucear con sus amigos como diversión nada más.
Ya con todo el equipo listo, exploraron las movedizas y oscuras aguas del lago cuando notaron unas piedras inmensas cubiertas con un material parecido a la ceniza.
Marroquín introdujo la mano en ese material y descubrió que las piedras eran lisas y con forma de gradas. A partir de ese momento, el paseo se convirtió en el que sería el proyecto de su vida.
Sin embargo, pasaron varios años entre exploraciones y visitas al lugar sin resultados concretos.
“Como no teníamos equipo especial, era muy difícil escarvar y sobre todo iluminar el área en la que trabajábamos. El lago está rodeado de volcanes y allá adentro es completamente oscuro, tanto, que uno no se ve ni las manos. Además, es importante cuidar la vida de las especies acuáticas cuando se limpia porque no se puede usar cualquier herramienta y mucho menos, algún químico”, cuenta.
En 2003, Marroquín y su grupo dieron aviso al Instituto Guatemalteco de Turismo en donde presentaron un video de su descubrimiento, pero el avance en la expedición se quedó dentro de la memoria de la cámara.
El año pasado, después de años de inspección, el trabajo del equipo dio frutos.
Las autoridades del Instituto de Antropología e Historia (IDAEH) autorizaron para que se llevara a cabo una limpieza del lugar y así reconocer la procedencia de la construcción.
Las estructuras han estado cubiertas por material volcánico y en ese caso se necesita tener un permiso para utilizar las herramientas adecuadas y un aspirador para evitar que la ceniza esfume la visibilidad de los buzos y la contaminación del agua.
Yvonne Putzeys, encargada de la sección de Arqueología en el Departamento de Monumentos del IDAEH, dice que esta institución apoya este tipo de proyectos y que esta ciudad sumergida es una realidad a la que debe darse importancia.
Sin embargo, agrega que todavía se deben hacer estudios para definir con qué materiales está hecha.
“Los primeros hallazgos se dieron a principio de los años 90 pero el presupuesto quedó limitado y no se pudo continuar. Esperemos que en esta ocasión suceda algo diferente”, explica la experta.
Hace una década, hubo un informe que dio a conocer la existencia de los muros y los graderíos pero las autoridades no le dieron seguimiento.
Los premios Ford Motor Company para el ambiente entregaron uno a los descubridores de esta ciudad cubierta por el agua.
Con los fondos recibidos, los expertos pretenden limpiar el lugar pero sin dejar residuos de sedimiento para no ensuciar el lago ni envenenar peces.
Todo comenzó un día de septiembre de 2001 cuando Julio Roberto Marroquín decidió bucear con sus amigos como diversión nada más.
Ya con todo el equipo listo, exploraron las movedizas y oscuras aguas del lago cuando notaron unas piedras inmensas cubiertas con un material parecido a la ceniza.
Marroquín introdujo la mano en ese material y descubrió que las piedras eran lisas y con forma de gradas. A partir de ese momento, el paseo se convirtió en el que sería el proyecto de su vida.
Sin embargo, pasaron varios años entre exploraciones y visitas al lugar sin resultados concretos.
“Como no teníamos equipo especial, era muy difícil escarvar y sobre todo iluminar el área en la que trabajábamos. El lago está rodeado de volcanes y allá adentro es completamente oscuro, tanto, que uno no se ve ni las manos. Además, es importante cuidar la vida de las especies acuáticas cuando se limpia porque no se puede usar cualquier herramienta y mucho menos, algún químico”, cuenta.
En 2003, Marroquín y su grupo dieron aviso al Instituto Guatemalteco de Turismo en donde presentaron un video de su descubrimiento, pero el avance en la expedición se quedó dentro de la memoria de la cámara.
El año pasado, después de años de inspección, el trabajo del equipo dio frutos.
Las autoridades del Instituto de Antropología e Historia (IDAEH) autorizaron para que se llevara a cabo una limpieza del lugar y así reconocer la procedencia de la construcción.
Las estructuras han estado cubiertas por material volcánico y en ese caso se necesita tener un permiso para utilizar las herramientas adecuadas y un aspirador para evitar que la ceniza esfume la visibilidad de los buzos y la contaminación del agua.
Yvonne Putzeys, encargada de la sección de Arqueología en el Departamento de Monumentos del IDAEH, dice que esta institución apoya este tipo de proyectos y que esta ciudad sumergida es una realidad a la que debe darse importancia.
Sin embargo, agrega que todavía se deben hacer estudios para definir con qué materiales está hecha.
“Los primeros hallazgos se dieron a principio de los años 90 pero el presupuesto quedó limitado y no se pudo continuar. Esperemos que en esta ocasión suceda algo diferente”, explica la experta.
Hace una década, hubo un informe que dio a conocer la existencia de los muros y los graderíos pero las autoridades no le dieron seguimiento.
“Estamos a tiempo”
Con
el nombre “Proyecto de Exploración Subacuática La Ciudad Sumergida de
Atitlán”, Marroquín participó la semana pasada en la entrega de los
premios Ford Motor Company para el medio ambiente y ganó US$3 mil.
Con este dinero, el explorador pretende comprar parte de un equipo que le permita continuar el proceso de remoción de sedimento del Lago de Atitlán, a efecto de conocer la magnitud del hallazgo de las estructuras precolombinas.
“Además de este proyecto, es importante que ayudemos a limpiar el lago antes de que sea demasiado tarde.
Estamos a tiempo porque se están muriendo los jutes, peces y cangrejos”, advierte.
Con este dinero, el explorador pretende comprar parte de un equipo que le permita continuar el proceso de remoción de sedimento del Lago de Atitlán, a efecto de conocer la magnitud del hallazgo de las estructuras precolombinas.
“Además de este proyecto, es importante que ayudemos a limpiar el lago antes de que sea demasiado tarde.
Estamos a tiempo porque se están muriendo los jutes, peces y cangrejos”, advierte.
http://www.elperiodico.com.gt/es/20080308/temasdeinteres/49951/