PATRIMONI HISTORIC i ARTISTIC

14 Mar, 2007


El Museo de Historia reconstruye la caza de brujas en Lleida y el Pirineo

noticies de C A T A L U N Y A - — Publicat per josep.m @ 18:30
Esterri d'Àneu alberga el Ecomuseo de los Valles de Aneu
13/03/07.- "Per bruixa i metzinera" es el título de la exposición que hasta el 27 de mayo puede verse en el Museu d’Història de Catalunya y en el que también se exhibe el "Llibre dels Costums i Ordinacions de les Valls d’Àneu" (Pirineo de Lleida).
Pirineo Pirineos

El Palau del Mar en Barcelona, sede del

Museo de Historia de Cataluña

Desde el siglo XV al XVII toda Europa se vio inmersa en una caza de brujas que tenía por objetivo acabar con todas aquellas personas acusadas de practicar la brujería. Se calcula que sólo en el siglo XVII en Catalunya se ejecutó a más de 400 personas acusadas de este delito, entre ellas muchas mujeres condenadas en las poblaciones leridanas y del Pirineo. Éste es el punto de partida de "Per bruixa i metzinera", una exposición que hasta el 27 de mayo puede verse en el Museu d’Història de Catalunya y en el que también se exhibe el "Llibre dels Costums i Ordinacions de les Valls d’Àneu".
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La muestra, comisariada por Josefina Roma y Agustí Alcoberro, ofrece una visión de conjunto de la caceria de brujas en Catalunya, un capítulo histórico similar al que se vivió en otras partes de Europa desde el siglo XV al XVII.

Acoberro explica que, hasta el momento, este tema se había abordado a través de líneas de trabajo que tenían que ver con el esoterismo o con estudios de carácter muy local, mientras que esta muestra pretende dar una visión más general de toda esta cuestión, combinando el discurso antropológico y el recuerdo popular.

La muestra recuerda que la frontera entre ciencia y magia siempre ha existido, aunque tradicionalmente la Iglesia consideraba que todo lo que pasaba en la tierra era obra de Dios. Con esta tesis, que se basaba en la doctrina de San Agustín, la brujería se consideraba como un pecado menor que se castigaba con sentencias de poca trascendencia. Alcoberro explica que, a partir del siglo XV, tomó fuerza la doctrina de Santo Tomás, que propugnaba que el diablo podía actuar en la tierra a través de la brujería. Fue entonces cuando comenzaron los grandes procesos de caza de brujas, que aunque decrecieron en el siglo XVI, tuvieron un fuerte repunte en el siglo XVII, cuando se calcula que en Europa se celebraron más de 110.000 procesos que acabaron con 60.000 ejecuciones, 400 de las cuales fueron en Catalunya.

La muestra explica que en Catalunya ya existe constancia de procesos en el siglo XV y en la zona del Pirineo. De hecho, el documento más antiguo que habla sobre brujería en el país es el "Llibre dels Costums i ordinacions de les Valls d’Àneu", un documento que en 1999 reeditó el Consell Cultural de les Valls d’Àneu. Se trata de un documento de 1424 que se presenta como un estatuto de esta zona y en el que ya se habla de unas mujeres que se reunían en aquelarre en el bosque de Biterna y alerta de los males que provocaban en la zona, por lo que instaba a actuar para acabar con sus conjuros.

Pero además de los procesos celebrados en el Pirineo, la exposición también se centra en otras zonas de Catalunya. En el siglo XVI se celebraron diversos procesos en la zona de Tortosa, Tarragona y Montblanc. Estos juicios partían siempre de la base –tenían un carácter muy local– y los dirigía un endevinaire, una persona a la que se le consideraba capaz de reconocer quién practicaba la brujería.

En el siglo XVII estos procesos fueron muy abundantes en la zona del llano de Lleida y fueron dirigidos por un personaje, Cosme Solé, del que se cuenta que procedía del obispado de Lleida. Solé dirigió varios procesos en las comarcas de Ponent, en poblaciones como Bellpuig, Borges Blanques, Torregrossa, Castelló de Farfanya, Montclar o Menàrguens. Precisamente de esta población se conserva en el Arxiu de Poblet uno de los únicos dibujos en los que se relata la ejecución de una mujer acusada de practicar la brujería.

La exposición revela que los juicios que se celebraban partían de la propia gente del pueblo, que pedía estos procesos. Se trataba de juicios “irregulares y crueles”, según explica Alcoberro, que a menudo no tenían más fundamento que el rumor. La exposición acaba en 1622, cuando diversos sectores del entorno del virrey presionaron para que estos juicios dependieran de la Real Audiencia de Catalunya, una institución que decretó la libertad de todas las encausadas.
http://www.pirineos.com/article/articleview/1684/1/1/

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