BARCELONA - El mercado de Santa Caterina abre un espacio arqueológico - El Periodico
- • El museo explica la historia del recinto desde la época romana a la gótica
- • Una cripta subterránea muestra restos del ábside de una iglesia
- Los restos arqueológicos que se han incorporado al mercado. Foto: JULIO CARBÓ/ DANNY CAMINAL
BARCELONA
LA EXCAVACIÓN
En 1997 se procedió a una campaña de excavaciones
arqueológicas que se prolongó durante varios años como operación previa
a la reconstrucción del mercado, según un proyecto de EMBT (Enric
Miralles y Benedetta Tagliabue). El nuevo mercado se inauguró en el
2005, pero todavía quedaba pendiente la habilitación de un lugar de
exhibición del subsuelo. El mercado anterior, del que se conservaron
los muros perimetrales, databa de 1848. Se construyó en el lugar donde
antes existió un complejo monástico de gran envergadura, con amplias
zonas de huertos.
Había un convento y restos de tres iglesias: una
románica de los siglos XI al XIII, una del siglo XIII con tres grandes
ábsides y una gótica de planta poligonal con dos hileras de capillas.
Esta última, que contenía el primer claustro gótico de Catalunya, fue
volada con dinamita para construir el mercado, a mediados del siglo
XIX, cuando al parecer el convento ya había quedado abandonado, primero
a causa de la desamortización, la ocupación del ejército francés, como
sucedió con la mayoría de recintos religiosos, y por un incendio, en
1835.
CIMIENTOS
Con la voladura no quedó casi nada, solo los
cimientos. Muchos elementos arquitectónicos fueron utilizados para
cimentar y algunos deben estar bajo la escollera del puerto empleados
como material de derribo. Aún así, hubo cazadores de tesoros que
hicieron caso de falsas leyendas urbanas y agujerearon los restos. La
campaña desveló la cimentación del monasterio, osarios gremiales,
tumbas familiares, nichos de los monjes y una virgen policromada en
azul y rojo del siglo XV de factura tosca. Los arqueólogos
retrocedieron algunos siglos más y hallaron en el subsuelo restos de
numerosas factorías de cerámica de la época altoimperial romana en el
mismo solar, situado fuera murallas de Barcino.
El pequeño museo
que ya está abierto al público, según un proyecto del Museu d'Història
de la Ciutat de Barcelona (MHCB), consiste en una cripta subterránea al
parecer menor de lo previsto inicialmente. Los restos, parte de uno de
los ábsides que dan a la calle de Coromines, se ven desde una tribuna.
Una serie de paneles informan sobre la cronología del solar, sus
cambios de uso y su transformación urbana mediante planos y
fotografías. El recinto, acristalado, queda integrado en el mercado,
por donde se entra. Esta es la fórmula adoptada para evitar el
deterioro y el vandalismo.