TORTOSA - Una ciudad perdida en Tortosa
Hallazgo de un muro que podría ser la legendaria ciudad de Hibera
La actual Tortosa (Baix Ebre) pudo haber sido hace más de 2.000 años la enigmática ciudad de Hibera, un enclave estratégico a orillas del río Ebro que se disputaron cartagineses y romanos durante las Guerras Púnicas. Hasta ahora, de la ciudad de Hibera, que las tropas romanas asediaron pero nunca destruyeron, tan sólo se tenía constancia de su existencia por referencias en textos antiguos. El hallazgo de un muro en el casco antiguo tortosino, de parte de una gran estructura defensiva del siglo VII antes de Cristo semejante a una muralla, se ha convertido en la primera evidencia científica de que Tortosa antes que romana fue una ciudad ibérica, probablemente Hibera.
Los íberos edificaron esta muralla para defenderse de los ataques en
una época en la que la actual Tortosa vivió con intensidad los
conflictos internacionales derivados de las Guerras Púnicas. Un muro
que pudo haber sido testigo de las embestidas del imperio romano, en su
avance hacia el interior de la península Ibérica, o de la resistencia
de los soldados a las órdenes de Asdrúbal. Se trata de una estructura
defensiva importante, construida lejos del núcleo habitado de la
presunta Hibera, lo que evidencia que se trataba de una ciudad muy
grande y relevante, bien fortificada, según destaca el arqueólogo Jordi
Diloli, coordinador de las excavaciones de la Universitat Rovira i
Virgili (URV) que han propiciado este hallazgo.
La localización de Hibera se la habían disputado otras ciudades de la
ribera del Ebro, como es el caso de Amposta (Montsià). Pero Diloli
sostiene que el asentamiento ibérico descubierto en Amposta es
demasiado pequeño para poder ser atribuido a una ciudad de la
trascendencia de Hibera, cosa que no sucede con Tortosa. La ubicación
de la estructura defensiva descubierta ahora indica que los pobladores
ibéricos de la capital del Baix Ebre se asentaron en el monte de la
Suda, en una extensión amplia, de más de cuatro hectáreas. En la etapa
ibérica, un poblado grande ocupaba una superficie de media hectárea,
según Diloli, lo que daría idea de la apreciable extensión que tenía
Tortosa.
En el siglo I, ya en nuestra Era, Hibera continuó existiendo, para
convertirse probablemente después en Dertosa. La actual Tortosa tenía
una importancia estratégica clave para Roma, porque permitía acceder
desde el río Ebro hacia el interior de la península Ibérica. El Ebro
fue utilizado por los romanos para transportar materiales hasta
Zaragoza, en la complicada conquista del norte de la península Ibérica,
o para abastecer a sus tropas durante las Guerras Numantinas.
El muro descubierto, de grandes piedras donde se han hallado también
cerámicas y ánforas fenicias, será conservado, aunque la urbanización
de la calle Sant Domènech continuará tal y como estaba previsto. Un
panel informativo dejará constancia del trascendente hallazgo
arqueológico.