PERU - nvestigadores de la UAL y la Autónoma de Barcelona aportan nuevos datos sobre los hallazgos en los yacimientos de Nasca
Mapa geográfico de la zona excavada (Nasca, Perú)
Las
tumbas exploradas, con 1.900 años de antigüedad, indican la
preeminencia de una clase dominante que exigía a otras comunidades la
transferencia de riquezas.
ALMERÍA.- Un equipo de
investigadores de la Universidad de Almería y la Universitat Autònoma
de Barcelona ha llevado a cabo la segunda campaña del “Proyecto La
Puntilla”, una exploración arqueológica en la provincia peruana de
Nasca que el año pasado ya permitió describir un tipo de construcción
desconocido hasta entonces. Los nuevos resultados de la investigación
han permitido señalar la formación de un nuevo poder político en la
costa sur de Perú, hace unos 2.000 años, basado en el ejercicio de la
violencia. Se trataría de un estado en el que una aristocracia,
instalada en Cahuachi, ejercía su dominio sobre otras comunidades más
empobrecidas del Valle de Nasca. Los hallazgos han permitido también
observar prácticas como la deformación de los cráneos.
Las excavaciones en la necrópolis de El Trigal han arrojado nueva información sobre las repercusiones de la aparición del estado en el sur de Perú. Se ha constatado que las tumbas de El Trigal no cuentan apenas con ajuares funerarios, en contraposición a los ricos sepulcros de la aristocracia del área de Nasca.
Las excavaciones en la necrópolis de El Trigal han arrojado nueva información sobre las repercusiones de la aparición del estado en el sur de Perú. Se ha constatado que las tumbas de El Trigal no cuentan apenas con ajuares funerarios, en contraposición a los ricos sepulcros de la aristocracia del área de Nasca.
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Esta situación era fruto del empobrecimiento de la comunidad instalada
en El Trigal. El grupo dominante del estado de Cahuachi impuso la
exigencia de transferirle riqueza, en forma de tributos o por otros
medios, lo que explicaría la pobreza de la población del área de La
Puntilla.
En El Trigal, se instaló un asentamiento hace casi 3.000 años. Varios siglos después, esa comunidad llevaba a cabo actividades económicas pujantes, gestionadas a nivel comunitario y con una amplia red de relaciones interterritoriales. Avala esta hipótesis la presencia de valiosas conchas de Spondylus (probablemente llegadas desde las lejanas costas del actual Ecuador), de obsidiana (procedente de la sierra) y seguramente también de objetos artesanales, como la vajilla decorada del estilo denominado Ocucaje 8 (quizás de alfares situados al norte).
En cambio, la necrópolis excavada en El Trigal, fechada a partir del siglo I de nuestra era, representa un momento posterior de declive y empobrecimiento de esta comunidad, que coincide con la emergencia de Cahuachi.
Estos datos confirman la existencia, en el Valle de Nasca, hace 1.900 años, de un estado centrado en el núcleo monumental de Cahuachi, donde se construyeron pirámides escalonadas. La clase gobernante de Cahuachi era uno de los grupos que se repartía el control de la costa meridional de Perú, como el grupo aristocrático descrito en la necrópolis de Paracas (Pisco), en la misma zona.
La clase dominante de Cahuachi sometió a las comunidades del Valle de Nasca mediante el ejercicio de la violencia. De esta forma, las comunidades fueron obligadas a sostener económicamente al grupo en el poder. Entre esas comunidades se encontraban las que ocupaban el área de La Puntilla, al este de Nasca, donde el equipo viene haciendo excavaciones desde hace dos años.
Deformación del cráneo
Entre la información obtenida en la necrópolis, destaca también la realización de ciertas manipulaciones en algunos de los cuerpos hallados en las tumbas. Una de ellas consiste en la deformación del cráneo para obtener una "cabeza larga”, que se ha observado en uno de los cuerpos.
Ésta práctica se realizaba durante la infancia, presionando la cabeza mediante unas tablas. Las “cabezas largas” son características de la aristocracia de las tumbas de Paracas, y numerosos estudios atribuyen este tratamiento a una manera de lograr la distinción de los grupos dominantes. Por eso, resulta llamativa su aparición en un individuo enterrado en la necrópolis de una comunidad empobrecida del Valle de Nasca.
Este descubrimiento, pues, plantea nuevas incógnitas: ¿Se trata del miembro de una familia del grupo dominante? ¿O se trata de una práctica ajena al hecho de pertenecer al grupo dominante? ¿Era una forma de identificar a los individuos que ejercían actividades específicas (chamánicas, por ejemplo)?
En otra tumba, ha sido documentado otro caso interesante. Han aparecido, junto al cuerpo de una mujer, las piernas y los pies de otro individuo. Se sabe que la decapitación y el desmembramiento del cuerpo eran frecuentes entre los primeros estados de la región andina. No se puede descartar, pues, una acción intencionada.
El trabajo de campo de la segunda campaña del “Proyecto La Puntilla” finalizó el pasado mes de diciembre y, en estos momentos, se está avanzando en el estudio de los materiales y restos humanos. Ahora, las investigaciones del proyecto se ampliarán con un programa de análisis de ADN, para obtener evidencias sobre la filiación de los individuos sepultados en la necrópolis.
El Proyecto La Puntilla está financiado por la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de Cultura y por el Departament d´Educació i Universitats de la Generalitat. Cuenta también con el reconocimiento del Instituto Nacional de Cultura del Perú. El equipo de investigación incluye arqueólogos, arqueólogas y estudiantes de nacionalidad española, peruana, chilena, argentina, francesa e italiana.
En El Trigal, se instaló un asentamiento hace casi 3.000 años. Varios siglos después, esa comunidad llevaba a cabo actividades económicas pujantes, gestionadas a nivel comunitario y con una amplia red de relaciones interterritoriales. Avala esta hipótesis la presencia de valiosas conchas de Spondylus (probablemente llegadas desde las lejanas costas del actual Ecuador), de obsidiana (procedente de la sierra) y seguramente también de objetos artesanales, como la vajilla decorada del estilo denominado Ocucaje 8 (quizás de alfares situados al norte).
En cambio, la necrópolis excavada en El Trigal, fechada a partir del siglo I de nuestra era, representa un momento posterior de declive y empobrecimiento de esta comunidad, que coincide con la emergencia de Cahuachi.
Estos datos confirman la existencia, en el Valle de Nasca, hace 1.900 años, de un estado centrado en el núcleo monumental de Cahuachi, donde se construyeron pirámides escalonadas. La clase gobernante de Cahuachi era uno de los grupos que se repartía el control de la costa meridional de Perú, como el grupo aristocrático descrito en la necrópolis de Paracas (Pisco), en la misma zona.
La clase dominante de Cahuachi sometió a las comunidades del Valle de Nasca mediante el ejercicio de la violencia. De esta forma, las comunidades fueron obligadas a sostener económicamente al grupo en el poder. Entre esas comunidades se encontraban las que ocupaban el área de La Puntilla, al este de Nasca, donde el equipo viene haciendo excavaciones desde hace dos años.
Deformación del cráneo
Entre la información obtenida en la necrópolis, destaca también la realización de ciertas manipulaciones en algunos de los cuerpos hallados en las tumbas. Una de ellas consiste en la deformación del cráneo para obtener una "cabeza larga”, que se ha observado en uno de los cuerpos.
Ésta práctica se realizaba durante la infancia, presionando la cabeza mediante unas tablas. Las “cabezas largas” son características de la aristocracia de las tumbas de Paracas, y numerosos estudios atribuyen este tratamiento a una manera de lograr la distinción de los grupos dominantes. Por eso, resulta llamativa su aparición en un individuo enterrado en la necrópolis de una comunidad empobrecida del Valle de Nasca.
Este descubrimiento, pues, plantea nuevas incógnitas: ¿Se trata del miembro de una familia del grupo dominante? ¿O se trata de una práctica ajena al hecho de pertenecer al grupo dominante? ¿Era una forma de identificar a los individuos que ejercían actividades específicas (chamánicas, por ejemplo)?
En otra tumba, ha sido documentado otro caso interesante. Han aparecido, junto al cuerpo de una mujer, las piernas y los pies de otro individuo. Se sabe que la decapitación y el desmembramiento del cuerpo eran frecuentes entre los primeros estados de la región andina. No se puede descartar, pues, una acción intencionada.
El trabajo de campo de la segunda campaña del “Proyecto La Puntilla” finalizó el pasado mes de diciembre y, en estos momentos, se está avanzando en el estudio de los materiales y restos humanos. Ahora, las investigaciones del proyecto se ampliarán con un programa de análisis de ADN, para obtener evidencias sobre la filiación de los individuos sepultados en la necrópolis.
El Proyecto La Puntilla está financiado por la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales del Ministerio de Cultura y por el Departament d´Educació i Universitats de la Generalitat. Cuenta también con el reconocimiento del Instituto Nacional de Cultura del Perú. El equipo de investigación incluye arqueólogos, arqueólogas y estudiantes de nacionalidad española, peruana, chilena, argentina, francesa e italiana.
http://www.teleprensa.net/index.php?noticia=85588