TARRACO - El fiscal investiga posible desidia en la reparación de la muralla
En tres años sólo se ha apuntalado los dos extremos de la parte que se derrumbó a pesar de que las administraciones se comprometieron a una ‘rápida reconstrucción’
El 15 de noviembre de 2005, unos veinte metros lineales de la muralla romana que está junto al Arquebisbat de Tarragona se derrumbaron tras unas intensas lluvias. Tres años después no se ha hecho ninguna intervención en la zona, aunque se ha anunciado que ya hay proyecto y que está en manos de la Generalitat licitar la obra.
Ante este panorama, la Fiscalía de la Audiencia de Tarragona ha abierto, de oficio, diligencias de investigación para determinar si alguna o algunas administraciones podrían haber cometido desidia por esta falta de actuación en este importante monumento de la Tarragona romana, según confirmó al Diari el propio fiscal jefe, Xavier Jou.
Dicha investigación por parte del Ministerio Público se inició hace unos meses, prácticamente al cumplirse el tercer aniversario del derrumbe de la muralla. Como fiscal instructor está Ignacio Monreal, que es el coordinador en los asuntos contra la ordenación del territorio, medio ambiente y patrimonio. Monreal manifestó al Diari que lo que pretende saber es «qué medidas de prevención se están tomando y por qué no se ha hecho nada para reconstruir el espacio dañado». Pero también quiere conocer cómo se ha llegado a esta situación en que una parte de la muralla se derrumbó.
Si bien la parte principal de la investigación va encaminada al tramo de muralla afectado por el desprendimiento, también se pretende conocer cómo está el resto de este monumento, declarado Patrimoni de la Humanitat.
Hasta ahora, el fiscal se ha entrevistado con miembros de la Reial Societat Arqueòlogica Tarraconense. Asimismo ha pedido información a las administraciones competentes –Ayuntamiento y Generalitat– sobre el tema.
Indicios de delito
Monreal tiene seis meses para concluir la investigación. Si al final de la misma ve indicios de delito, llevará el caso al Juzgado. De lo contrario, la archivará. Recuerda que la desidia puede ser constitutiva de delito: daños contra el patrimonio histórico por imprudencia. El artículo 324 del Código Penal recoge: «El que por imprudencia grave cause daños, en cuantía superior a 400 euros, en un archivo, registro, museo, biblioteca, centro docente, gabinete científico, institución análoga o en bienes de valor artístico, histórico, cultural, científico o monumental, así como en yacimientos arqueológicos, será castigado con la pena de multa de tres a 18 meses, atendiendo a la importancia de los mismos».
A las diez de la mañana del 15 de noviembre el jardinero que se encarga del huerto del Arquebisbat vio que comenzaba a caer tierra y poco después se derrumbaba un buen tramo de la muralla. El Passeig Arqueològic fue cerrado al público. Aquel mismo día se realizaron trabajos para apuntalar la muralla y retirar la tierra que había entre los dos muros de sillares –de un espesor de seis metros–. Por su parte, el arzobispo Jaume Pujol –el tramo afectado está dentro del solar propiedad del Arquebisbat– aseguró que «nos hemos puesto manos a la obra, junto con el Ayuntamiento (...) Haremos todo lo posible para que siga siendo una muralla tan bonita como es».
Mientras el entonces alcalde de Tarragona, Joan Miquel Nadal, aseguraba que la zona dañada estaría reparada en «cuatro días», desde el Departament de Cultura se apuntaba que «estamos definiendo las actuaciones necesarias para su inmediata reparación».