ARGENTINA - Podrían dejar enterrado el galeón que hallaron en Puerto Madero
ES UN BARCO DEL SIGLO XVIII DESCUBIERTO EN LAS EXCAVACIONES PARA UN COMPLEJO EN EL DIQUE UNO
Expertos dicen que no se puede garantizar su conservación. Y que sacarlo terminaría por destruirlo totalmente. Tienen hasta mayo para definirlo.
En el horizonte había apenas un villorrio, casas de adobe y piedra,
calles de tierra y una barranca. Algunos historiadores aseguran que en
aquella Buenos Aires de mediados del siglo XVIII no había más que
27.000 habitantes. Y todavía faltaban algunos años para que esa aldea
que se divisaba desde el Río de la Plata se transformara en la Capital
del Virreinato. Cargado de mercadería y con cuatro cañones a bordo, un
galeón -probablemente español- navegaba hacia la costa cuando su casco
impactó contra un obstáculo, quizá un banco de arena. Tal vez ese golpe
le puso fin a un viaje de miles y miles de kilómetros. Terminó varado
frente a las costas y allí pasó más de 200 años, sepultado debajo del
Antiguo Puerto Madero -que le ganó tierras al río y se construyó entre
1887 y 1897- y luego debajo del Dique 1, en el nuevo Puerto Madero.
La
nave pudo haber terminado como cimiento de un shopping, de un
estacionamiento subterráneo o de un edificio de viviendas de lujo. Pero
el 30 de diciembre el galeón asomó sus cañones y quedó a la vista uno
de los hallazgos más importantes de la historia porteña, un tesoro que
permitirá conocer parte de la historia de la Ciudad.
Un equipo
de arqueólogos -asistidos por estudiantes y también por obreros del
complejo Zencity, que está en plena construcción-, trabajan
contrarreloj para rescatar de allí la mayor cantidad de objetos. Y en
los primeros días de mayo, cuando caducan los 90 días hábiles del
permiso que la empresa constructora Fernández Prieto firmó con la
Ciudad, tendrán que haber tomado una decisión respecto a la
conservación del galeón: ¿lo subirán a la superficie o lo dejarán allí,
enterrado?
Es que una vez descubierto, el aire comenzó a
asediar a la madera del galeón. Y aunque provoque cierto escozor, algo
de impotencia y hasta resignación, una buena parte de estos restos
arqueológicos podrían permanecer enterrados en el mismo lugar y por el
mismo fango que los conservó durante más de 200 años. Así se lo
anticiparon a Clarín los directores del proyecto de conservación. Y
habrá que entender los motivos: "Estamos trabajando bajo una doctrina
documental escrita y establecida en documentos de la UNESCO y del
ICOMOS (N. de R.: son las siglas en inglés del Consejo Internacional de
Monumentos y Sitios). Una doctrina que aconseja que los hallazgos
regresen al lugar en donde ha quedado demostrado que su conservación es
posible. Lo importante es garantizar la conservación y ésta parece ser
la opción más viable", explicó Javier García Cano, especialista en
patrimonio cultural subacuático y uno de los director del Proyecto
Zencity, como llamaron al trabajo.
"En contacto con el aire la
madera se convierte en polvo, se degrada más que con el agua. Lo que
sucede es que se modifica el estado original de conservación de los
materiales", explicó Mónica Valentini, profesora titular del seminario
de arqueología subacuática de la Universidad Nacional de Rosario.
Valentini comparte con García Cano y el doctor en arqueología Marcelo
Weissel la dirección del proyecto.
En la recorrida por los
restos del naufragio, el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi
le aseguró a Clarín que si la decisión es dejarlo enterrado entonces su
área comenzaría a diseñar una alternativa para que los porteños puedan
ver el tesoro: "Podemos armar una pasarela con vistas cenitales y un
cronograma de visitas para que todos puedan verlo. También podríamos
desarrollar un soporte en video, fotos e imágenes 3D para montar un
centro de interpretación. Pero son los especialistas los que tomarán
las decisiones. Sin dudas la prioridad es la preservación del bien",
anticipó.
El hallazgo del galeón deparó una sucesión de
sorpresas. Enterrados a un promedio de ocho metros por debajo del nivel
de la calle Juana Manso, primero aparecieron los cañones, parte del
casco y vasijas; luego más vasijas de múltiples formas, platos, tazas,
piedras que se usaban para el lastre, trozos de mayólicas, toneles,
cerámicas indígenas, pipas para tabaco, cabos y sogas con diferentes
trenzados. También objetos que conformaban la estructura del casco:
flejes, pernos, clavos y zunchos. Y el miércoles, el día que Clarín
recorrió la zona del hallazgo, encontraron una roldana y un hacha.
Todos
los objetos tienen diferentes grados de conservación, pero algunos
están tan deteriorados que los colocan en cajones con agua. Y el
estudio de cada uno de los fragmentos de esta nave le permitirá a los
arqueólogos reconstruir una historia que aún tiene muchos interrogantes
y algunas certezas. Por ahora, los arqueólogos usan el modo potencial
para referirse a todo lo que rodea al hallazgo: "Creemos que podría ser
una nave de un porte mediano, española y que pudo haberse construido
antes del 1750. Sabemos que quedó varada a 41 grados y encontramos en
el casco un gran golpe que pensamos que puede ser el que la hizo
encallar", explicó Weissel, quien dirige el programa "Historia bajo las
baldosas". También analizarán el lodo que hallaron adentro de las
vasijas para saber que contenían.