Hallazgo de sello confirma a la Biblia como fuente de documentación histórica
Jerusalén.- Arqueólogos israelíes han
descubierto en Jerusalén un sello de unos 2.500 años de antigüedad que,
según algunos expertos, confirma la teoría de que la Biblia se puede
emplear como fuente de documentación histórica.
En
el sello aparece en caracteres hebreos arcaicos el nombre de la familia
Témaj, que de acuerdo con el Libro de Nehemías figuró entre los
exiliados que regresaron a Judea en el 537 antes de Cristo tras el fin
de su cautiverio en Babilonia, en el actual Irak.
"Es un nexo entre las pruebas arqueológicas y el relato bíblico, al evidenciar la existencia de una familia explícitamente mencionada en la Biblia", explicó a Efe la arqueóloga Eilat Mazar, que dirige las excavaciones en las que apareció el sello, de piedra negra, con forma elíptica y unas dimensiones de 2,1 por 1,8 centímetros.
La especialista explicó que, según la Biblia, los Témaj vivían en una zona de Jerusalén conocida como el "Ophel", especialmente designada para los "funcionarios" ("Nethinim") del Primer Templo que el Rey Salomón construyó en el siglo X antes de Cristo.
"Es un nexo entre las pruebas arqueológicas y el relato bíblico, al evidenciar la existencia de una familia explícitamente mencionada en la Biblia", explicó a Efe la arqueóloga Eilat Mazar, que dirige las excavaciones en las que apareció el sello, de piedra negra, con forma elíptica y unas dimensiones de 2,1 por 1,8 centímetros.
La especialista explicó que, según la Biblia, los Témaj vivían en una zona de Jerusalén conocida como el "Ophel", especialmente designada para los "funcionarios" ("Nethinim") del Primer Templo que el Rey Salomón construyó en el siglo X antes de Cristo.
El relato bíblico narra
que, tras la deportación de los israelitas a Babilonia por
Nabucodonosor después de que ese rey babilónico conquistara Jerusalén
en el 586 a.C., los Témaj figuraron entre las primeras familias que
regresaron a Judea.
Mazar subrayó la influencia mesopotámica que muestra el sello, en una de cuyas caras hay grabada una escena ritual en la que dos sacerdotes situados a ambos lados de un altar elevan sacrificios a la diosa babilónica Sin, representada por una luna creciente y cuyo culto podría en principio resultar herético para cualquier judío.
Mazar subrayó la influencia mesopotámica que muestra el sello, en una de cuyas caras hay grabada una escena ritual en la que dos sacerdotes situados a ambos lados de un altar elevan sacrificios a la diosa babilónica Sin, representada por una luna creciente y cuyo culto podría en principio resultar herético para cualquier judío.
La experta admitió que ese detalle "nos ha
llamado la atención", y especuló con la posibilidad de que el sello se
preparara en Babilonia con un espacio vacío para el nombre de un
cliente potencial, y que pudo haber sido comprado por sus propietarios
en algún bazar.
Otra característica que viene a confirmar la
identidad babilónica del artesano del sello es que la caligrafía está
inclinada hacia la izquierda, quizás por la costumbre de la escritura
cuneiforme de Mesopotamia, que va de izquierda a derecha.
Mazar
presentará el domingo su hallazgo en la Conferencia de Herzliya, el
principal foro de debate interdisciplinar de Israel y donde expondrá
sus conclusiones sobre el sello, que se suma a una larga lista de
descubrimientos arqueológicos que ha protagonizado la familia de la
experta.
La directora de las excavaciones que han permitido el
hallazgo es nieta del conocido arqueólogo Benjamín Mazar, fallecido en
1995 y quien excavó en los alrededores de las murallas que rodeaban el
templo de Jerusalén, en una zona llamada "Monte del Templo", por los
judíos, "Santuario del Noble" por los musulmanes, y comúnmente conocida
como "Explanada de las mezquitas".
A sus pies se encuentra el
Muro de las Lamentaciones, junto al que Benjamín Mazar dejó al
descubierto grandes superficies de un yacimiento arqueológico de la
época del Segundo Templo (516-70 d.C.) y en cuyas cercanías su nieta
encontró hace pocos días el sello.
Eilat Mazar, que centra el
grueso de sus investigaciones en el período más antiguo de la historia
de Israel, cuenta también en su haber con varios hallazgos importantes,
entre otros el de la base de una estructura arquitectónica localizada
en Jerusalén y que podría corresponder al palacio del mítico rey David.