Los petroglifos de Cimarronas
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domingo, 30 de agosto de 2009 | |
Círculos concéntricos, espirales, motivos zoomorfos y antropomorfos,
son algunas de las figuras encontradas en los petroglifos de
Cimarronas, Bolívar. Investigación inédita al sur del Cauca. Panorámica del sector Valle de Cimarronas, donde se localizan algunos de los petroglifos referenciados en este artículo Por: Silvio Aristizábal Giraldo y Pedro Pablo Morales Aguirre (Q.E.P.D.) Fotos Suministradas/ EL LIBERAL Entre 1976 y 1979, en el corregimiento de Cimarronas- Nueva Granada, municipio de Bolívar Cauca, se realizaron continuas visitas etnográficas y etnohistórica con el propósito de ampliar el conocimiento sobre los petroglifos en la zona. Durante las primeras observaciones y como requisito para su trabajo de grado en Antropología en la Universidad del Cauca, Silvio Aristizábal Giraldo y Pedro Pablo Morales, descubren en potreros, caminos y patios de las casas, piedras que contenían diferentes dibujos. La mayoría de los pobladores mostraban poco interés en estos vestigios culturales, ignorando incluso que en sus parcelas existiera alguno de ellos. Unos pocos sentían curiosidad por el tema, entre ellos Julio Rómulo Chimborazo (q.e.p.d.) quien había escrito a diversas instituciones solicitando información al respecto - sin obtener respuesta- fue quien informó que tanto en el pequeño valle de Cimarronas como en las laderas aledañas, había gran número de petroglifos, los cuales eran conocidos en el lugar con el nombre de ‘ídolos’. Piedra situada en el patio de la casa que perteneció a los hermanos Manuel y Julio Rómulo Chimborazo (ya fallecidos). Está prácticamente cubierta de espirales, como lo muestra la imagen. Y según narran los investigadores “después de un breve recorrido se identificaron más de 10 sitios claves, se organizó una minga con la comunidad, con el fin de limpiar y copiar los petroglifos, una vez localizada la piedra se limpió, siendo necesario, en algunos casos, cortar los arbustos y ramas que la cubrían o lavarla para que los dibujos quedaran al descubierto, luego se marcó la acanaladura con tiza y se calcó el dibujo en papel al tamaño natural”. Se tomaron fotografías que documentaban el proceso y se calcaron los dibujos, con éstos reducidos a escala y la información disponible se elaboró a finales de 1978 un primer documento para su publicación, gracias a gestiones adelantadas por Pedro Antonio Chimborazo ante la Oficina de Extensión Cultural del departamento del Cauca. Finalmente, la publicación no salió y el documento, con numerosas fotografías, se extravió en las oficinas del gobierno. En 1985, con base en algunos borradores y los originales del calco en tamaño natural, Aristizábal encargó nuevamente la transcripción de los dibujos a escala, los cuales permanecieron engavetados hasta hoy. “Ahora la decisión es compartir los hallazgos y con ello contribuir a levantar el inventario sobre petroglifos existente en el país, coadyuvando de esta manera a la identificación del patrimonio cultural de Colombia y de las regiones, en este caso, el departamento del Cauca, el municipio de Bolívar y, por supuesto, Cimarronas” anotó Aristizábal Giraldo. Se espera igualmente motivar a los jóvenes investigadores para que con las técnicas adecuadas adelanten los estudios pertinentes, concluyó. Conclusiones Imagen localizada en un potrero de propiedad de Florentino Imbachí. Es una gran laja inclinada con numerosos dibujos. Presenta figuras diferentes a las de las otras piedras registradas –excepto el espiral -. Se diferencia igualmente porque la acanaladura es más ancha y profunda. Según indicó Silvio Aristizábal, el número de petroglifos existente en Cimarronas es mucho mayor del registrado en el presente informe. A partir de 1976 los habitantes del lugar identificaron muchos otros petroglifos que aún no se han registrado. Igualmente tenemos información de la existencia de petroglifos en las vecinas poblaciones de El Rosal y Los Milagros. En Cimarronas, además de los petroglifos, la gente ha encontrado hachas y estatuillas de piedra, vasijas y ocarinas en cerámica, algunas de las cuales conservan en sus casas. Así mismo hay numerosos sitios de antiguas viviendas, lo que se deduce por la presencia de piedras de moler y numerosos restos de cerámica. Queda por saber qué pueblos fabricaron estos objetos y grabaron las rocas, si fueron grupos que habitaban la región a la llegada de los españoles, u otros anteriores a esa época. Infortunadamente la investigación sobre petroglifos en el país, sigue siendo incipiente. Aun cuando se piensa que es una actividad que corresponde a los arqueólogos, en su mayoría sigue en manos de aficionados. Por su cercanía a la depresión que permite el paso de la cordillera central hacia la bota caucana, posibilitando la comunicación entre los andes y la amazonia, Cimarronas constituye un sitio de interés para la investigación arqueológica y etnohistórica de la región, tal como lo reconoce la etnohistoriadora Kathleen Rómoli cuando afirma: “No se trata de buscar en las montañas de Almaguer civilizaciones insospechadas, sino más bien de encontrar una contribución, quizás importante, al estudio de las peregrinaciones y mudanzas de los primitivos pueblos americanos” Ubicación geográfica e histórica Cimarronas, conocido también como Nueva Granada y antes como Bomboná, es un corregimiento del municipio de Bolívar, situado en los límites de éste con San Sebastián, al suroriente del departamento del Cauca. Está localizado a los 01°, 44’, 22’’de latitud y a los 76°, 49’, 27.3’’ de longitud. Tiene una superficie de 12 kilómetros cuadrados, una altura aproximada de 2.450 metros sobre el nivel del mar y una temperatura promedio de 12°C. En sus suelos predominan rocas volcánicas recientes, compuestas principalmente de lavas (desitas y andesitas), depósitos de piedra pómex y cenizas volcánicas. Está cruzado por varias fuentes de agua siendo las más importantes las quebradas de Cimarronas y Machacuay, las cuales desembocan en el río Hatofrío que pertenece a la cuenca del Patía y separa al corregimiento del municipio de San Sebastián. La topografía se caracteriza por el predominio de laderas y montañas entre las cuales se encuentran dispersas la mayoría de las viviendas. Hay un pequeño valle, que corresponde a lo que propiamente se llama Cimarronas y en él se puede apreciar un intento de nucleación consistente en una pequeña plaza en cuyos alrededores están la escuela, la inspección de policía y algunas viviendas. Actualmente se comunica por carretera con la cabecera municipal, Bolívar, con las poblaciones cercanas de San Juan y El Rosal, y con el municipio de Santa Rosa, en la llamada Bota Caucana. A este respecto conviene señalar que la carretera a Santa Rosa cruza la cordillera central en una depresión de ésta, por donde antiguamente cruzaba el camino que iba hasta Mocoa. De ahí, que Cimarronas se sitúe cerca de este cruce, el cual seguramente sirvió de paso obligado para los intercambios precolombinos entre los andes y la amazonia. El nombre de Cimarronas correspondiente al lugar aparece en un documento del siglo XVII y obedece, probablemente, al hecho de que allí tenía la curia de Almaguer el ganado cimarrón (sin marcar). Es así como en 1650 el presbítero Juan Demideros Morcillo, cura de Almaguer, al sur del Cauca, solicita al Cabildo central de Popayán permiso para vender el patrimonio consistente en “sólo el sitio y ganado cimarrón”, lo poco que aún le quedaba de la herencia recibida de sus mayores al ser ordenado cura de Almaguer, patrimonio que no podría atender por falta de mano de obra (Documento 13, fol. 24v). El presbítero Juan Demideros Morcillo era descendiente de Juan Demideros, descendiente, a su vez, de los primeros españoles que poblaron el distrito de Almaguer. A este Juan Demideros y a Diego Ruiz, les habían sido otorgadas las tierras de Hatofrío y Cresta de Gallo, en el año de 1578, por Sancho García del Espinar, Gobernador y Capitán de la Gobernación de Popayán. Dos de los sitios mencionados en el documento, Hatofrío y Cresta de Gallo (también conocido como Manayo, un gran peñasco localizado en la confluencia de los ríos Hatofrío y San Juan), han sido reconocidos tradicionalmente como parte del territorio del actual corregimiento de Cimarronas (Aristizábal Giraldo, 1978). En la actualidad Cimarronas tiene un poco más de 400 habitantes que viven en pequeñas parcelas donde cultivan maíz, papa, trigo y cebada; sostienen algunas cabezas de ganado vacuno y ovino y, además, crían gallinas, cerdos y cuyes. Algunas hipótesis Aún se desconoce quiénes elaboraron los petroglifos. Podría aventurarse la hipótesis de que fueron pueblos de la época precolombina. Conjetura sustentable a partir de las investigaciones etnohistóricas de Rómoli (1962), en las cuales se plantea que los habitantes del distrito de Almaguer en tiempos de la conquista, pertenecían a tribus llegadas recientemente del Ecuador huyendo del imperio incaico, y que estas tribus desaparecieron muy pronto de la región, de manera que quienes la poblaban en el siglo XVII pertenecían ya a otras tribus. Por lo demás, parece poco probable que pueblos sometidos a la zozobra y a la incertidumbre de la invasión española pudieran dedicarse a elaborar los petroglifos, máxime si se tiene en cuenta que para la segunda mitad del siglo XVI y el siglo XVII la catástrofe demográfica fue excesivamente notoria, entre otras causas por la viruela que, según Rómoli (1962) azotó la región de manera violenta. De ahí que a mediados del siglo XVII, las tierras estaban vacías porque “no había españoles, ni naturales que las ocuparan, por haberse acabado” (Doc. 13, fols. 29v-r y 30v). En todo caso la autoría de los petroglifos sólo podrá dilucidarse a partir de investigaciones que permitan establecer relaciones entre éstos y otros materiales arqueológicos. Al respecto vale la pena señalar que en Cimarronas se encuentran también hachas y pequeñas estatuas de piedra, objetos de cerámica y sitios de antiguas viviendas, como se deduce de los numerosos restos de cerámica y piedras de moler. De los más de treinta petroglifos ubicados se describieron doce, considerados como los más representativos en razón del número de dibujos en cada piedra. Al señalar el nombre del propietario del predio se busca facilitar la ubicación de las piedras. Aunque algunos han muerto, sus descendientes continúan viviendo allí. Recuerde... Los petroglifos son imágenes grabadas por el hombre sobre piedra con distintos métodos: picado, rayado, incisión o desgaste (abrasión). Tienen antigüedades de miles de años y se los encuentra en todo el mundo. Fueron la manera que usaron los hombres primitivos para registrar hechos, visiones y contar historias. http://www.elliberal.com.co/index.php?option=com_content&task= view&id=5807&Itemid=47 |