Barcelona - El Metropolitan abre en Barcelona - Diari de Tgna.
por xènia bussé |
Desde El Greco hasta Cézanne. El MNAC y el Metropolitan Museum of Art de Nueva York se han puesto de acuerdo para mostrar en Barcelona una selección de 42 obras procedentes del fondo del museo neoyorquino que abarcan tres siglos de pintura europea, del XVII al XIX, es decir, uno de los periodos más prolíficos y que abarca decenas de estilos y movimientos: clasicismo, impresionismo, rococó y algunos detalles del romanticismo. La presencia de las telas en la ciudad cumple un doble objetivo. El primero, que podamos disfrutar de su contemplación por lo que son, su singularidad irrepetible: un insólito paisaje de la Bretaña pintado por Gauguin, lejos de sus islas tahitianas; un magnífico retrato del niño Pepito Costa i Bonells (1813) de Goya, hijo de una familia de médicos que mira serio y concentrado al espectador, sin atisbo de la estupidez que Goya marcaba a veces en los retratos de la nobleza española o un retrato del boxeador Richard Humphreys (1787) por John Hoppner, una insólita tela que retrata al que en la época era conocido como el 'boxeador caballero'.
El segundo objetivo de la muestra es contarnos otra historia, una
historia común a todas las obras y que constituye la narración misma
del origen del Metropolitan, un museo que nació con dos impulsos
básicos: el patriotismo de los recién unificados Estados Unidos y la
generosidad de unos nuevos ricos americanos que no querían que la
posteridad les recordara sólo como amasadores de fortunas sino como
hombres de cultura.
El 1872 se abría al público el Metropolitan, que pasaría pronto a la
que es su actual sede en Central Park. Este centro museístico, que
tiene hoy día más de 3 millones de piezas de arte, empezó a fraguarse
con un fondo de 174 pinturas de antiguos maestros europeos adquiridas
en Bruselas y París, aprovechando que la guerra franco-prusiana había
sacado al mercado muchas piezas que por la situación económica del
viejo continente no podían venderse. La colección de pintura europea
fue ampliándose y tal como destacó Margarita Cuyàs, conservadora del
Departament d'Art del Renaixement i Barroc del MNAC en la presentación
a la prensa, que hizo acompañada de la directora Maite Ocaña, «del
conjunto se percibe un gusto muy próximo al anglosajón, ya que esa fue
la corriente predominante entre los primeros norteamericanos ricos que
adquirieron obras de arte». Así, en el MNAC pueden verse ejemplos de la
escuela retratística inglesa, que fue a su vez influenciada por los
pinceles del flamenco Anton Van Dyck -del que podemos ver un
Autorretrato (1620-21) en la exposición- , maestro de artistas como
Reynolds o Lawrence.
La pintura italiana está representada en la muestra por Giambattista
Tiépolo y Pietro Longhi con telas dedicadas a vedutte venecianas,
romanas y escenas de la vida cotidiana como la curiosa La carta(1740)
de Longhi.
Respecto a la pintura francesa, Degas, Reonoir, Courbet, Corot, Manet,
Monet y Cézanne son algunos de sus representantes. De entre tantos
maestros destacan dos obras. Una, de Manet, Guitarrista o El cantante
español, una pintura que pintó inspirado por la contemplación de
reproducciones de obras de Velázquez y otra, Naturaleza muerta con
jarrón, taza y manzanas (1877) de Cézanne, que en la muestra se ha
colocado como colofón-homenaje al artista en el centenario de su muerte.