Un punt de vista


EN ALGÚN PUNTO DEL CAMINO PERDIMOS LA SONRISA

Personal — Escrito por ebm @ 01:20

 

Hoy he ido a andar y la pierna me ha dejado tirado, por lo que he sido socorrido por la línea de autobuses urbanos. Eso si, previo pago de 1,2 €urillos.

Debo reconocer que hacía tiempo que no usaba el transporte público, pero me ha producido una muy buena impresión. Lo recordaba más “tercermundista”, o mejor dicho, menos MODERNO.

Por lo pronto, la unidad que me ha acogido venía preparada para subir y bajar con silla de ruedas, (elemento éste que ya no utilizo desde hace algún tiempo.)

Mucha amplitud interior y limpieza; y no excesivamente alto para subir y bajar. Yo los recordaba con unos peldaños para poder acceder a su interior. Y, es que la tele ya es en color me parece…

Pero, lo que me ha llamado la atención ha sido el personal que viajaba en el bus. Diez o doce personas, cada una ausente en sus cosas.

Al  fondo, una pareja de quinceañeros profesando alegremente cariño mútuo. El chico, con unas melenas exageradas y vestido con una camiseta de los Lakers, me ha transportado en el tiempo a un pasado semi-lejano donde todos escondíamos dentro a un pequeño rebelde. Me ha venido a la cabeza la película Grease. He sentido claramente que yo ya había vivido aquella situación. La chica, que llevaba una funda de violín, me ha recordado que mi peque ya no es tan peque. De hecho ya no es peque. Dentro de nada, si no ya, se verá descubriendo las sensaciones del primer contacto con chicos, de los besos, de las caricias… De unas asignaturas que no se enseñan en la escuela si no que se descubren y se viven en primera persona.

Al margen de la pareja, todos los pasajeros tenían una mirada abstraída, metidos en sus cosas. Se apreciaba en sus rostros lo que debía ser, sin duda, el cansancio de toda una jornada.  Se diría que todos tenían prisa por llegar a su parada. Pero normalmente cuando acabas el día estás contento por haber terminado. Y todos  ( excepto la pareja que he mencionado antes) demostraban cualquier expresión menos la de una lejana alegría. Se que ya he escrito sobre esta ausencia de alegría en otro post, pero entonces se veía la tristeza en personas con serias dificultades de salud.  Lo de hoy es diferente. La gente que iba en el Bus no tenía porqué estar triste.

Creo poder decir que he viajado en un transporte colectivo donde había 12 individuos individuales. Nadie ha compartido nada; ninguna expresión, ninguna conversación, ni una sola mueca de amago de sonrisa. Nada. Doce personas abstraídas en lo suyo. Aisladas me atrevería a decir. Que sensación de soledad tan grande dentro de un colectivo de personas. 

Verdaderamente mi querida Tarraco ya no es la pequeña ciudad de antaño y que todavía recuerdo, donde pasaras por donde pasaras conocías a alguien. Puede que la vista del chico de la camiseta de los Lakers  me haya recordado una época donde no existía la soledad y la ausencia de alegría. O yo no tenía percepción de ello en aquellos tiempos.

Lo cierto es que he palpado  la diferencia entre el “antes” y el “ahora” en un simple trayecto de autobús. ¡ Pero antes la gente sonreía!. ¿Por qué ahora ya no?. Está claro que los tiempos han cambiado.

Sin embargo, conozco gente que aún padeciendo verdaderas adversidades en esta vida, sonríen un poco. Podría hablar, sin ir más lejos,  de la señora” X”, antigua vecina del taller, viuda y al cargo de su hija, ésta con hepatitis crónica por causa de una drogadicción, 45 años y paralizada de medio cuerpo por culpa de una apoplejía.  Una persona de cerca 80 años, con unas cargas emocionales muy importantes y que donde la veas siempre esboza una sonrisa. Y no será que la vida no la haya puesto a prueba…

Podría hablar de muchas más personas que sufren duras adversidades y sin embargo muestan en sus rostros y en sus quehaceres cotidianos algo hermoso.

Aunque seguramente donde más gente he visto con ausencia de tristeza ha sido en pueblecitos. Me he cruzado con gente, mayor, a primera hora del día, y ya lucen de serie la sonrisa. ¡¡Y a todavía no han desayunado !!

El punto contrario lo tenemos por ejemplo en la Rambla. Yo os retaría a que os sentarais en un banco de la Rambla y empezarais a contar el número de personas que pasa y esboza aunque sea levemente un amago de sonrisa. Yo lo he hecho y debo decir que a parte de los que van en grupo o conversando, la inmensa mayoría de los viandantes que van solos caminan exentos de alegría. Justo lo contrario. De verdad. Probadlo y ya me diréis.

 Me encantaría que la gente anduviera con una pequeña sonrisa en los labios. Los problemas se sobrellevan mucho mejor así. Ya soy consciente de que hoy por hoy la situación es muy complicada para la mayoría, y que quizás nadie tenga motivos para esbozar nada que no sea tristeza, pero sigo reivindicando que con una perspectiva alegre se avanza con más fuerza sobre los problemas. Y éstos se acaban dejando atrás en la mayoría de los casos.

Es tan fácil como probarlo. Si no funciona, ¿Se habrá perdido algo?  

Powered by LifeType