Y aquí estoy, en un
domingo extraño, atípico , flotando en una extraña dimensión debido a la falta
total de estrés, y con un calor insultante para la última semana del mes de
enero, lo que acentúa la anormalidad de este día.
Me encuentro en Quattros,
en la Plaça de la Font, sentado frente a un Izaguirre y unas olivas, en manga
corta, con este bloc y la Waterman, intentando pensar un poco y plasmar en
papel lo que me barrunta por la cabeza, aunque debo decir que sin éxito, porqué
me distraigo por todo. Es como si mi cabeza se negara a pensar. O quizás sea
debido al parón post exámenes en la Uni; o el perro este que tengo al lado,
precioso. Un Labrador que curiosamente debe pertenecer a un fanático del Barça
ya que el collar es un merchandaising del equipo. Y lo que le hace curioso y
gracioso quizás sea este pañuelo que lleva en el cuello, tipo John Wayne,
también del Barça. Me mira con curiosidad cada vez que sorbo el vaso o me como
una aceituna. Seguro querría zampárselas él…
Intento pensar un poco y
poner orden a mis ideas, y… un zagalito
que hace poco que camina se siente el tipo más satisfecho de la faz de la
tierra. Reta sin temor y bastante patoso
a la fuerza de la gravedad y me mira con una sonrisa que no tiene precio.
Avanza hacia mi pero a último momento me hace una finta a la silla y pasa por debajo la
mesa. Por su actitud, se siente el amo del mundo. Se le ve feliz. La sonrisa
que muestra me da tanto que pensar… Supongo que en su cabeza se debe sentir mayor
por andar como sus padres, o como sus abuelos, o como andamos todos, a dos
piernas, ergido. Se siente bien y satisfecho, sin duda alguna. Ni al perro le
teme, pues avanza hacia él y le dribla igual que hizo con mi silla hace uno
momentos.
Finalicé con éxito
relativo mi primer cuatrimestre en la Uni, y el no tener nada que recuperar me
hace sentir bien; muy bien. He sobrevivido a mi primera incursión en la Universitat Quizás no he sacado las notas a las que estaba
acostumbrado el año pasado, pero esto es totalmente distinto. Esto no es una
guerra de PaintBall. Esto es una guerra de verdad. El frente se cobra sus
víctimas a la mínima que te descuidas, y la sangre es sangre, no es pintura…
Como no le hago caso, ahora el pequeño campeón de los caminantes, la auténtica
evolución del Homu Erectus, viene hacia
mí pero se agarra a mi pantalón por no caer. Veo que huye del can, quien
seguramente quería jugar con el “pequeño hombrecito que camina ergido”. Al
cogerse a mi pierna, se me ha quedado mirando a la cara, y cuando le he sacado
la lengua, ha huído. Pero le debe haber
picado la curiosidad y se da la vuelta de repente, como diciendo: … ¿Pero este
tonto que me ha hecho ? ¿ Me ha sacado la lengua? ¿ a mi ?
Y, como si de un personaje ilustre se tratara, con una solemnidad impresionante, se ha sentado en el suelo y se me ha queda mirando con el ceño fruncído, serio,
como ofendido. He intentado poner cara
de tristeza, como para remediar mi travesura, cosa que ha surgido efecto. En
pequeño gran hombrecillo se ha dado la vuelta con mucha habilidad, y antes de
ver como lo hacía, ya estaba de nuevo retando a la gravedad, retando al mundo,
armado con una sonrisa envidiable para la mayoría de los adultos que disfrutaban
de la terrazas. Por un momento, me he sentido como se siente él por haber sido capaz de superar los
exámenes. Es un premio interior que solamente podemos disfrutar yo y mi ego. Más cuando he visto las
masacres que he visto, donde en una clase de 80 en alguna asignatura han caído
más del 65% de los compañeros. Si, me siento bastante bien.
Fíjate tú la cantidad de
gafas de sol que se ven. Pues no me había dado cuenta de ello. Además, resulta
que yo las llevo puestas. Las hay de todos los tipos, de todos los colores. Las
de chica, mayoritariamente redondas y de color marrón. Las Rayban de aviador
siguen haciendo estragos veo… Los chicos
las llevan de color más bien gris oscuro o verde. Rectangulares. Más deportivas
diría. De hecho, la media de edad de la treintena de mesas que hay debe andar
por los 35 años maomeno… Pero, mirando
por encima, me sorprende la gran cantidad de gafas que veo y no hay un par de
ellas iguales. Glam debe estar contenta porqué en la tienda deben ir vendiendo
gafas. Además de la cantidad de formas y colores de los cristales, me choca la
cantidad de patillas que hay, tan diferentes unas a las otras. Veo que siempre
se aprenden cosas nuevas. Sencillamente no me había dado cuenta nunca de esto.
El sol pica, y los
guasaps no paran. Estar en tanto grupo es lo que tiene. Me toca poner el vaso
detrás del servilletero o se me va a deshacer el hielo y el vermuth quedará
aguado.
Ah, sí. Que yo tenía que
pensar, que tenía que intentar plasmar como me siento para poder comparar en
tiempos venideros las futuras con las del pasado, o sea, las que tengo hoy.
Pues eso, que estoy muy
contento por estar en la Buru’s troupe. Ha sido providencial encontrar a
ricitos y que me advirtiera que empezaba un grupo nuevo los sábados. Entre
semana no podía y lo tuve que dejar, ya que era o bailar o estudiar. Pero un
sábado sí puedo permitirme hora y media de relax. Para ser sincero, creo que lo necesitaba.
Que gran cantidad de
gente que usa gafas. Ahora que me he fijado en las de sol, resulta que hay un
montón de gente con gafas de visión. Madre mía. Glam tiene un chollo de
negocio!!
Entiendo que los romanos
eligieran a Tarraco como capital de la provincia de Hispania Citerior o Tarraconensis.
Los puñeteros sabían dónde el clima era privilegiado. Mes de enero y manga
corta…
Se empieza a desdibujar
el azul del cielo por causa de unas nubes que van entrando. Esta tarde seguro se
gira el tiempo.
El pequeño andarín sigue
dando paseos. Tiene como base de operaciones el cochecito, y desde allí va
dando excursiones de un radio cada vez mayor. Y no necesita que nadie le diga
nada. Es, o mejor dicho, se siente autosuficiente. Incansable se pasea entre
los mayores que hoy han decidido dar una vuelta por la Plaça de la Font, eso
sí, vigilado por una madre que le deja hacer, pero que no le saca el ojo de
encima.
Esta semana que viene ya
debo ir preparando de nuevo el partir al frente. Queda una semanita de relax,
que a decir verdad, ya tengo medio distribuida. Quería hacer muchas cosas,
entre ellas escribir un poco, pero si miro este manuscrito, puedo encontrar de
todo menos lo que tenía que tener escrito. Decididamente, soy un desastre como
pensador. O quizás me da pereza. No me tendría que engañar a mí mismo: tengo
que pensar pero rehúyo el hacerlo, y está claro que hoy no es el día. La mente
se me va a otros temas, por ejemplo, me
viene a la cabeza la sesión de baile que
me pegué ayer noche en el Casino, después de clase. Lo pasé muy bien. Fue un
sábado duro de trabajo pero a partir de las 19h, tuve el momento relax que el cuerpo me pedía.
O sea que de pensar, nada de nada. Y lo cierto es que tendría de hacerlo,
puesto que he de dar unas respuestas que se me antojan complicadas de decidir,
y cuando la semana que viene tenga la cabeza en el frente, no podré estar por meditar
en otra cosa que no sea la física y demás…
Definitivamente, ya lo
haré otro rato, puesto que releyendo esto, se nota que he estado absorto en
todo menos en lo que era mi idea primera: PENSAR Y ESCRIBIR LO QUE PIENSO.