Un punt de vista


CONCLUSIONES SOBRE EL CAMINO DE SANTIAGO

Camino de Santiago — Escrito por ebm @ 22:25

Aquí dejo el último capítulo sobre el Camino de Santiago Versión 2011 ( v2011 )

¿Que es el Camino?

El camino es una aventura.

El Camino es una excursión.

El Camino son unas vacaciones.

El Camino es un reto.

El Camino es una vivencia.

El Camino es compartir, es espiritualidad, es conocer, es belleza, es sentir, es sufrir, es querer, es madrugar, es oír, es ver, es comer, es beber, es callar, es hablar, es aprender, es divertirse, es rezar, es escribir, es caminar, es fotografiar, es visitar, es entrar y salir, es sellar …

El camino es disfrutar de amaneceres y atardeceres, de amigos y amigas, de gentes y lugares, de paisajes y valles, de albergues y pensiones, tascas y bares, de comidas y bebidas, de iglesias y ermitas, de sendas y carreteras, de riachuelos y bosques, …

 

¿Por qué he hecho el Camino?

El año del accidente que me cambió la vida, ya tenía previsto hacer el Camino, pero no andando desde Sarria, si no en bici y desde Roncesvalles. Por lo tanto, era una deuda que tenía que saldar. Y dado que no puedo ir en bici todavía, decidí hacerlo andando porqué, y entre otras cosas,  después de haber ido 6 meses en silla de ruedas, os aseguro que aunque te duela la pierna, se tiene que andar. Es jodido el querer y no poder, por lo tanto, ahora que se medio puede, hay que ir a saco ya que no sabemos que nos depara el futuro. Dale caña hoy que ya descansarás mañana si conviene...

 

¿Que esperaba del Camino?

Lo cierto es que esperaba, en primer lugar, ser capaz de terminar lo que me había propuesto. También esperaba conocer gente y hacer amigos. Disfrutar de los paisajes y de las fuentes. Esto último, lo cierto es que ha brillado por su ausencia.

Y, como ya he ido apuntando durante esta crónica del Camino, os aseguro que lo que esperaba de viaje se ha cumplido, y con creces. He sido capaz de andar los 112 km con los 8,5 Kg de mochila a la espalda. He conocido a mucha, mucha gente y he hecho un@s amig@s magnífic@s. He pasado por bosques, prados, caminitos y carreteras de los cuales la mayoría tenían un encanto especial.

Además, me ha servido para aprender sobre la vida, la gente y sobre mi mismo. Podría decir que me he reencontrado. La parte de retiro espiritual que comporta el Camino me ha ido muy bien y el convivir con gente que tiene una gran carga de religiosidad me ha ayudado en muchos aspectos.  

 

¿Es recomendable hacer el Camino?

Yo, así lo afirmo. De hecho, a mis amig@s habituales les he traído como obsequio una piedrecita del Camino, de un punto kilométrico concreto, con la petición de que algún día se decidan a caminar y devuelvan la piedra al lugar de donde yo las recogí.

Personalmente, me lo he pasado tan bien que, la idea que tengo es de volver a repetirlo.

 

¿A que conclusión he llegado al final del Camino?

El Camino me ha demostrado que paso a paso te vas alejando de la salida y te vas acercando a la meta.

Si lo miro fríamente, hay una cierta analogía entre el Camino y la Vida, ya que en ambos, perseguimos un fin, pero que vamos haciendo a pequeñas etapas. Tanto en el Camino como en la vida también encontramos gentes con las que convivimos y otras que dejamos atrás o con las que solamente cruzamos unas breves palabras. Reímos y lloramos en el transcurso de la vida, lo mismo que en el Camino. Sufrimos y normalmente nos cuesta llegar a cada meta de la vida, igual que ocurre en el Camino. Aprendemos de la vida, del mismo modo que en el Camino. 

Al final del Camino, resulta que mis piernas se han fortalecido, mi fe en Dios se ha fortalecido también pero no mi fe en la Iglesia. Ahí me he quedado igual. He pasado una semana de ensueño e incluso he adelgazado un par de kilitos.

Esperaba 10 del Camino y éste me ha dado 200 por lo menos. Solamente me queda agradecer a Santiago el que me haya preservado de la lluvia así como de las enfermedades y las temibles ampollas en los pies. También debo agradecer, y mucho,  a mis compañeros de viaje. Por lo tanto:

Muchas gracias a Laura, a Sabrina, a Leticia, a Maripuri, al Matrimonio de Rufino y Señora, a Carlos, a Fermín, a “Joui”, a “Cuñao”, a Ale, a Alonso, a Andrés, a Antonio, a José María, a Juan Romero, a Pablo, al “Jefe Costaleros”, a Germán y su chica, a Davide y su novia, a Yolanda y Eva, José Ramón y su madre,  y a alguno más que me dejo por no haber apuntado su nombre y que os ruego me perdonéis si leéis esto. Sin tod@s vosotr@s el Camino no habría sido lo mismo.

 

 

Hasta pronto amig@s.

 

 

PD:  Siento mucho no saber expresar mejor y con mayor fluidez verbal todas las sensaciones que me ha proporcionado el Camino. Lo mío no son las letras precisamente...


ETAPA 6ª ARCA - SANTIAGO DE COMPOSTELA

Camino de Santiago — Escrito por ebm @ 23:02

No se bien la causa de mi madrugón, pero me desperté a las 04:40 de la mañana y no pude volver a dormir. El caso es que a las 6:00 ya estaba vestido y con la mochila a punto de marcha. Me chocó mucho que a las 5 de la mañana la mitad de los peregrinos ya estuvieran levantándose. Por ejemplo, el vecino de arriba de mi litera a las 5:30 ya bajó de la cama listo para caminar. El caso es que dado que ya estaba a punto, decidí salir y dar comienzo a la última etapa.

Cuando salía de la sala de literas, en la que por cierto, alguien ya estaba con el vídeo  de Harry Potter el Bananero, los del BST me empezaron a increpar con consejos del tipo:

-   Cuidado con los coches parados, no vayan a atropellarte.

-   No cojas caramelos de los desconocidos.

-   Lávate las manos antes de comer.

-   Y algún otro que no transcribo de momento.

En fin, que teniendo en cuenta que la mitad de la sala estaba en la cama todavía, más de un@ vi como reía.

Ya en la calle, y para mi desesperación, no había ningún bar abierto, con lo que me quedé sin café.

Atravesé el pueblo y a casi al final, a mano derecha, ya había el mercado celta medio montado del día anterior.

Justo dejar Arca, el camino discurría entre unos bosques de eucaliptos, y por la pereza de no buscar entre la mochila y sacar la linterna, me adentré unos metros éllos completamente a oscuras; tétrico y lleno de ruidos misteriosos. Duró poco mi marcha hasta que una bifurcación me hizo detener. En menos de un minuto ya había unos cuantos peregrinos que, armados con sus frontales, me indicaron el camino a seguir. Como iban muy rápido para mi ritmo, a los pocos minutos me volví a quedar a oscuras de nuevo, pero detrás volvían más linternas con las que seguir. Así, poco a poco se fue levantando el día, que según el iPhone anunciaba agua, y a tenor de las nubes, posiblemente tuviese razón.

El camino se me hizo largo y pesado, quizás por la inminente finalización de mi anhelada aventura.  Había dormido poco y se me había contagiado lo gris del día a mi estado de ánimo.

Y, hay que decir que la etapa no me gustó mucho. Yo creo que es la más “fea” de las que he hecho.

Paré en un bar para tomar café y lo cierto es que había tanto peregrino y tan poco camarero que a los 5 minutos de esperar, salí sin café, sello ni nada. Por surte, a menos de 25 metros había una capilla donde sellé la credencial. Y además, el cura resultó ser el italiano que dio misa ayer en Arca. Me comentó que tenía a su cargo 5 iglesias de pueblecitos cercanos a Pedrouzo.

Allí, a los pies de la pequeña ermita, había un chiringuito de souvenirs donde además de recuerdos, te alquilaban un traje de peregrino de los de antaño  para poder hacerte una foto: Gorro de cuero con el ala frontal levantada y concha en lo alto, capa de fieltro y bastón con calabazas.

A partir de este punto, el camino se hizo cuesta arriba por altimetría y por moral, ya que allí empezó a lloviznar y me intenté poner el poncho. Menos mal que no cayó mucha agua ya que la prenda demostró que solamente vale para ir a Port Aventura en las atracciones acuáticas. El poncho de excursionista tiene otro corte que se adapta a la mochila y este no me sirvió de mucho.

El paso por delante de Televisión de Galicia fue quizás el peor tramo de todo el recorrido, ya que a parte del asfalto a un lado teníamos alambrada y al otro cerca metálica. Pero, bueno, como todo el Camino, lo que a mi me parece feo a otros puede parecer bonito.

Por alguna extraña razón, la cerca que bordea el aeropuerto y la autopista, está llena de cruces de madera o de hierbas secas que los peregrinos se afanan en solocar entre el tejido metálico. Me pregunto a que se debe este fenómeno.

Después de lo que me pareció una eternidad, llegué a Monte do Gozo, donde teóricamente debían hacer noche los BST. Allí me hice unas fotos frente a un monumento enorme alegórico de una visita del Papa Juan Pablo II, y me volví a encontrar con Leticia. También se unieron en este tramo final José Ramón y su madre, con los que compartí albergue en Melide. Mientras Leticia probaba suerte con un bocata prefabricado, me tomé otro café, el tercero del día, y como los otros dos, DE PUCHERO. Que malo que es el café de puchero cuando estás acostumbrado a café expresso… Yo creo que mi estado de ánimo estaba tocado por culpa de no haber tomado un café en condiciones.

La bajada de Monte do Gozo hasta Santiago es bastante cuesta abajo, pero solamente un par de kilómetros y ya estábamos en la entrada de la ciudad del Apóstol. Y como siempre, siguiendo las señales hasta el destino. En este caso, en vez de flechas se seguían las conchas de latón.

Nos separamos de José Ramón cerca de la Catedral, ya que Leticia y yo no teníamos pensión reservada. Estuvimos andando y preguntando hasta que llegamos al Seminario Menor, en donde nos tuvimos que esperar media hora a que nos dieran cama. En este caso, por 4 € más, en vez de cama en sala compartida, nos dieron una cama en una habitación individual para cada uno.

Ducha, cambio de ropa y a por la comida.

Unos 800 metros nos separaban del casco antiguo. Y allí, después de patear casi una hora buscando un localito que satisficiera las necesidades alimenticias de ambos (el que le gustaba a ella a mi no me acababa de hacer el peso, y viceversa).  Al fin, una terracita consensuada, una comida aceptable  y posterior a ésta, la siesta.

A media tarde, ya estaba dando vueltas de nuevo por las callejuelas del casco antiguo de Santiago, que por cierto, me encantaron. Bares y restaurantes a porrillo entre las tiendas de souvenirs. Allí me encontré con Rufino y su Sra. Ah!, y con Laura y Sabrina.

Habíamos llegado a meta. Con llovizna o calabobos, si, pero habíamos llegado. Por la tarde, justo terminar la siesta, me fui a la Oficina del Peregrino a sellar la credencial y a recoger la compostelana. Las cosas son como son: Me hizo mucha ilusión. Allí también me informaron del horario para sellar por la mañana para que se mencionara a los peregrinos en la misa de las 12 del viernes. Transmitida la info al clan de los sevillanos, ya me sumergí en las tascas para degustar los vinillos de la zona. Y es que “Donde fueres, bebe lo que vieres“, y allí se bebía Estrella Galicia y Vino Ribeiro.

Atrás habían quedado 112 Km, 6 maravillosos días, un montón de pasos correlativos, 17 cervezas, 33 botellines de agua, 2 platos de Pulpo y algún botellón. Ah!,y algún chupito de Orujo de Hierbas entre otras cosas.

Por la noche, la vuelta al Seminario Menor resultó patética, ya que me desorienté totalmente y me perdí y resultó que en vez de ir al Este, terminamos en el Oeste. Y es que de noche todos los gatos son pardos…

Terminó llevándonos en su coche una pareja, conocidos de Leticia. Menos mal, ya que era casi la hora límite para la llegada al Albergue…

Subir 4 plantas a pie y a recapacitar sobre el día.

Lo que había sido una ilusión, un proyecto, una idea, se había materializado. Se había llegado a puerto. Andando, a la antigua usanza, había llegado a finalizar el tramo propuesto del Camino. La verdad es que tenía un subidón de moral que me llevaba a pensar que, como me encontraba muy a gusto, a lo mejor seguiría hasta Finisterra. ¿Empezaba a delirar? No. Había terminado y ya iba siendo hora de tocar de pies en el suelo.

Sobre el viernes, si que mencionaré que la misa fue muy emotiva y excesivamente larga para mi gusto, pero al final los peregrinos de la Denominación de Origen JAMÓN DE TERUEL se rascaron el bolsillo y pudimos ver en funcionamiento el Botafumerio, cosa que solamente había visto en televisión.

En la catedral, una vez finalizado el oficio, me despedí de las señoras inglesas con las que había compartido algunos kilómetros del Camino, de José Ramón y su madre, de la parejita de italianos, del sr brasileño y de algún@ peregrin@ más con los que había cruzado saludos varias veces en los diferentes tramos pero cuyo nombre desconozco. Todo fue muy emotivo y sincero. Apretones de manos y abrazos sabiendo que posiblemente ya no volveríamos a coincidir nunca más, pues al día siguiente todo aparcaríamos  la condición de peregrino y volveríamos a la vida individual. En mi caso, con un gran antes y un después de esta experiencia que ha sido El Camino de Santiago.

La fiestecita del viernes noche con los sevillanos, Sabrina, Laura, Maripuri, Rufino y Sra. quedará en mi memoria y en mi corazón por muchos años y, dado que no tiene nada de espiritual, me reservo el contarlo.

Decir, para terminar hoy, que recomiendo encarecidamente a todos mis amig@s que alguna vez intenten hacer el Camino.

En breve, una valoración sobre el mismo.


5ª ETAPA ARZÚA - ARCA DO PINO

Camino de Santiago — Escrito por ebm @ 18:28

Como cada día, me he despertado antes de que sonara la alarma del teléfono, y a oscuras he empezado a vestirme y a reordenar la mochila. El saco, al se lo más voluminoso y lo que seguramente no deberé usar hasta la noche, es lo que va al fondo. Por eso me toca cada día rehacer la mochila.

El vecino de arriba también ha despertado y asoman sus piernas por el lateral de la litera. Después de los buenos días pertinentes, el lavado de cara y de dientes, cargo la mochila y bajo hasta la primera planta, donde por la terracita de las lavadoras se puede acceder al Bar.

-   Buenos días. Un café por favor.

Y no me lo puedo creer: Me sirven un café. Bendita camarera que me ha hecho caso a la primera!!!

Arranco a caminar atravesando todo el pueblo que es larguísimo. Mientras voy andando, me voy cruzando con los lugares con los que he tenido algo que ver: La masajista, la tienda de quesos y embutidos, el súper, la pizzería, la iglesia, la tienda de deportes, las tiendas de los chinos en las que entré buscando un cinturón de nylon …  Por una tarde he formado parte del quehacer diario de las gentes de por aquí. Pero paso a paso, me voy alejando hacia mi nuevo destino sabiendo que no si no llego lo antes posible no se donde me tocará dormir puesto que no se admiten reservas y en Arca solamente hay dos albergues, uno público y otro privado. Pocas plazas para tanto peregrino.

Hoy se cierne la amenaza de la lluvia según el iPhone y durante la primera hora del Camino, la hora de meditar, los paisajes resultan fantasmagóricos. Una niebla no muy espesa estaba pegada en algunos árboles y prados, pero unido a la ausencia de luz en algún tramo de bosque de eucaliptos, hacía pensar en que “as meigas, de haberlas, hailas”. He intentado sacar un montón de fotos pero la ausencia de luz ha servido para que no quedaran bien. Tendré que esperar a verlas en el PC pasa saber como han quedado. Si no son buenas, creo que esgrimiré esta excusa para repetir el camino a no mucho tardar.

Hoy, por primera vez, me han arruinado el final de la primera hora del Camino. Un grupo de gente, 3 señoras de unos 60 años con un individuo de la misma edad, voceando sin parar. Dado que llevaban mi misma marcha, no he podido deshacerme de ellos. El tipo no callaba ni bajo el agua, a la par que chuleando delante las señoras como si fuese el que más sabe de todo. He estado a punto de ponerme los auriculares para escuchar algo de música, pero si no lo he hecho hasta ahora, no será por un individuo así por el que rompa una de las bases del Camino. Al final, he bajado la marcha y he aprovechado para hacer unas fotos y darles tiempo a que se alejaran. Además, cuando me han adelantado ninguno de los 4 me ha deseado el “buen Camino” aunque yo si lo he hecho.

Al poco rato de haber perdido al chulito, se me pone al paso Leticia, una chica de Madrid con la que comparto unos kilómetros de la etapa de hoy. Más tarde me la he vuelto a encontrar y hemos acabado al etapa a la vez. Cuando se ha ido la primera vez, han aparecido unas sras inglesas con las que he andado casi 6 km, hasta que he parado a comprar un botellín de agua y ellas han seguido. Llevaban andando desde el pasado 25 de junio. Me ha contado que las dos son profesoras y dado que tienen 2 meses de vacaciones, decidieron empezar en Sant Jean Pie, en Francia. Una de las ellas solamente hablaba en perfecto inglés, pero la otra, de aspecto flaco y poco británico, me ha dejado perplejo por su nivel de español. La mujer, al separarnos, me ha dicho que estaba muy feliz de haber compartido el tramo de Camino conmigo ya que durante la mayor parte del camino no había podido platicar en español, cosa que si hizo conmigo. Yo que quería charlar en inglés…

En el tramo de hoy ha habido unas subiditas guapas, jejeje. Cada día me encuentro mejor de piernas y el hecho de que no haya excesivas bajadas, me satisface mucho.

En el PK 20, los BST me han dado alcance y nos hemos hecho una foto del grupo mientras ponían una cinta de la hermandad alrededor del punto kilométrico en cuestión. Los que faltan, que ayer estuvieron en Urgencias, han hecho el tramo en Bus porqué en la foto faltan algunos.

Al final, llegada triunfal a Arco do pino, o Pedrouzo. La población tiene dos nombres parece ser a tenor de las guías. Y andando, andando hasta que encuentro a los BST que están haciendo cola en el albergue. Ayer no pudimos encargar alojamiento porqué el único albergue privado que hay no coge reservas si no por riguroso orden de llegada. Al final, me he colado con el grupo de Sevilla pasando por delante de un montón de gente. El ir en muletas a lo mejor también me ha ayudado.

El albergue, el más bonito de los que he estado hasta ahora, dispone de dos plantas. A nosotros nos ponen arriba porqué el dueño nos comenta que para grupos numerosos es mejor la planta superior, ya que hay una especie de jardín que permite salir para no molestar a los que están descansando.

Una ducha, lavado de ropa y a comeeeer.

Carlos me ha enviado un SMS indicando donde estaban ya que, como en casi todos los albergues, hay pocas duchas ( solamente 2 ) para el gran número de gente que acude a ducharse a la misma hora.

Después de comer me he ido a echar un poco, pero con el cachondeo de un video de Harry Potter El Bananero, no ha sido posible dormir nada.

En el centro del albergue hay una fuente cuyo sonido resulta relajante. Además, tienen música ambiental. Las literas son de madera y lo tienen todo muy cuidado. Ciertamente, el mejor albergue en el que he estado y con diferencia.

En la primera planta duerme la parejita de italianos.

Por la tarde, mientras estaba escribiendo el diario en la terracita de un bar , han pasado de nuevo las dos chicas de Barcelona. Más o menos nos hemos ido encontrando cada día. De paso, pero con la alegría de saludar a alguna cara conocida.

En el pueblo están preparando una especie de fiesta Celta. Están engalanando las calles con unas tiras de ropas de colores y en una plaza he visto que estaban montando unas carpas. Que pena que no esté allí para poder verlo.

No se, pero por la tarde, viendo que solamente queda un tramo del Camino, me da una especie de pena. Ya estoy concienciado que esto, que era una ilusión, ha sido una realidad, mañana será un recuerdo. Si que estoy contento de que la lluvia haya brillado por su ausencia, cosa que de lo contrario me hubiera complicado bastante la existencia, pues en un camino con barro, el andar con muletas habría resultado una tarea complicadísima y peligrosa.

Sobre las 7, a la para sellar la credencial y la misa. Allí me entero que los más tocados de los sevillanos han cogido una pensión para poder acostarse cuando han llegado en bus, ya que el albergue abría sus puertas a las 12:30 y no estaban como para hacer cola. Parece que su estado de salud va mejorando.

Me animo yendo a cenar con Leticia. Me sorprende gratamente el nivel de la conversación que hemos mantenido, que hemos tenido que terminar por no llegar tarde al alojamiento. Una vez dentro, diercto a la segunda planta, donde estaban los BST haciendo un pequeño botellón. Me tocó beberme dos vasos de Valentín con Cola.

Ya acostado, repaso mentalmente el día y lo cierto es que ha sido intenso de verdad. Esto está tocando a su fin. Siento una pena grande ya que me lo estay pasando de aúpa.

Mañana, la refinitiva, y con lluvia todo el día según ELTIEMPO.ES…


4ª ETAPA MELIDE - ARZÚA

Camino de Santiago — Escrito por ebm @ 18:44

Hoy, tras madrugar como de costumbre, salgo todavía de noche para tomar un café con unas madalenas. Y como viene siendo costumbre, me han plantado delante un café con  leche. He estado a punto de bebérmelo sin quejarme pero al final, he decidido que yo quería un café y le pido amablemente a la camarera que me lo cambie. Como es el único bar que hay cerca de los albergues, está lleno de peregrinos.

Subsanado el error de la simpática sra y cuando ya empezaba a clarear el día, arranco a por las flechas amarillas. Hoy voy un poco espeso pero creo que se debe al orujo de hierbas que es un poco cabezón…

Parece mentira pero, pasito a pasito, ya estoy a cerca de 50 km de Santiago. Inmerso de lleno en el camino, lo cierto es que me lo estoy pasando estupendamente.

Y mientras ando y medito durante las primeras horas del día, me viene a la cabeza otra vez a los BST rezando el rosario.

Por cierto, que hoy he atravesado unos bosques de eucaliptos cuyo aroma me gustaría poder envasar para llevármelos a casa y poder olerlos cuando quisiera, de la misma forma que haces con una foto de un paisaje y después lo revives cuando miras la foto posteriormente. Pero no puede tadavía. Está por inventar.

El iPhone me daba agua en Arzúa a partir de las 12 y, por lo que parece, igual será verdad. La parte positiva es que las nubes taparán el sol y será más agradable el caminar.

Al rato de andar, me han adelantado la parejita de italianos que parece que lleven mi misma marcha ya que, aparte de haber dormido en  la misma sala, les he adelantado un par de veces en la etapa. Hay que ver, no hablan nada de español.

También me he cruzado con el brasileño del primer día, que sigue andando lento y fotografiando todo lo que encuentra a su paso. Hemos tenido mucha alegría de encontrarnos de nuevo.

La etapa ha sido cortita y he llegado a Arzúa el primero otra vez. Justo a la entrada de este pueblo (de más de 6000 habitantes), una señora que estaba cogiendo ciruelas de un árbol se ha empeñado en que me llevara una caja.  Yo le he hecho ver que no tenía donde ponerlas pero al final, me he tenido que comer un par de ellas delante de la sra para que quedara tranquila. Dicho sea de paso, eran dulces y sabrosísimas.

Pretendía coger albergue para todos pero resulta que el "Hermano mayor" y "cuñado" ya pidieron 18 camas por teléfono, para ellos,  Rufino con sus amigos y yo. (Corrección efectuada según comentario). Al final, también dormieron en el mismo albergue Laura y Sabrina

Mientras esperaba, tomándome una cervecita en un bar con WIFI, a que llegaran todos he descubierto un centro de fisioterapia. Me dieron hora para por la tarde  con el reto de repararme las piernas. Tengo la sensación que ayer se me metió el orujo en los gemelos y los cuádriceps y así voy yo hoy.

El cielo no amenaza agua pero no se ve el sol. El iPhone no iba desencaminado del todo…

Arzúa es un pueblo largo, muy largo. El albergue está justo a la entrada de la localidad, y para mañana, al salir, me tocará atravesar toda la villa. El Camino se ve claramente porqué la acera tiene un empedrado de otro color con unas conchas de latón cada 10 metros aproximadamente. Esto me recuerda que, durante los tramos de Camino que atraviesan algunas carreteras, éstas cambian el asfalto por un adoquinado marcando la dirección hacia Santiago. Lo tienen bien montado esto del Camino.

Toma de contacto con el albergue, y directos a un 4º piso con ascensor. Que gozada el no tener que subir escaleras. Mis piernas lo agradecen. Una ducha, cambio de ropa y, dado que el cielo amenaza agua, decido poner una lavadora y una secadora. Les pido algo de ropa a los del grupo para optimizar el lavado. No puedo poner una lavadora sólo con unos calcetines, unos gallumbos y una camiseta sudada. Es anti ecológico.

Cerca las 14:00, hemos ido a comer a una Pizzería. Mejor dicho, la pizzería pues es la única que existe en Arzúa. Allí me pido una pizza carbonara que por un error de cocina se retrasa un montón. La camarera explica que habían hecho espaguetis carbonara en vez de pizza. Compartiendo el local con un congreso de moscas, me sabe mal que los comensales no empiecen hasta que no esté mi plato delante, que tarde, pero acaba llegando.

Al pedir una cerveza antes de comer, ha resultado que delante del surtidor tenían un pequeño mostruario de cerveza ROSITA, una cerveza fabricada cerca de Tarragona de la cual una amiga mía es socia fundadora. Cuando la vea se lo contaré.

Ya habiendo comido, acudo al centro de fisios para ver que me pueden hacer. Me atendió una chica colombiana que me reparó bastante bien las piernas pero creo que lo hizo mejor la masajista de Portomarín. Eso si, las dos me arrancaron las lágrimas cuando pretendían deshacer las contracturas del gemelo izquierdo. Y, como la otra vez, el final feliz no entraba en el menú.

Al salir, con las piernas rejuvenecidas, me encuentro que está lloviznando. Dado que no cae mucha agua me decido a ir hacia la iglesia para sellar la credencial y de paso ver el pueblo. El cura, al ver que la credencial es de Tarragona, me manda un saludo para un amigo suyo que es escritor. Si algún día lo veo, se los daré, pero vamos, que no me suena el nombre. Durante el paseo por la localidad, me queda flipando de la cantidad de tiendas de chinos que hay. Y en las calles principales!!.  Esta gente está en todas partes, y a montones además…

De vuelta al albergue, decido parar en una tienda para comprar un pedazo de queso gallego, del de tetilla ahumado. Los quesos de Arzúa son demasiado cremosos para mi gusto según he podido probar al mediodía y el ahumado que tanto me gusta no es habitual en mi zona de residencia.

Al llegar al alojamiento, me encuentro que la señora de Menorca está tumbada con vómitos y diarreas, igual que un par de los sevillanos. Parece que hay una pasa de algún virus. Estamos todos acojonados ya que de los sevillanos ha caído un tercero. A los dos primeros les han llevado a urgencias, y a uno de ellos le han conectado un suero porqué estaba peligrosamente deshidratado. Parece que el camino se está cobrando sus tributos…

Alguien comentó que el pulpo de Melide estaba en mal estado. Yo comí en el primer local, pero en Ezequiel solamente probé un solo pedacito. No las tengo todas, no…

Por ello, decido ir al bar del albergue a comerme el queso regado con un riojilla. El alcohol debería matar todos los viruses que pueda tener. Y allí estaban Rufino con su amigo de Menorca tomando unos vinillos también.

En la terracita donde están las lavadoras y las secadoras, me encuentro con un señor de Vilafranca del Penedés que está haciendo el camino con su chica. Me explica que lo ha ido haciendo a tramos  durante algunos años y que ahora está caminando el tramo final. El tipo es un crac del video. Me enseña una pequeña cámara digital en HD que creo haría las delicias de cualquier video aficionado. Vaya virguería y que resolución que tiene la maquinilla en cuestión. El caso es que he podido hablar en catalán un rato, aunque con las chicas de Valencia también empleo este idioma.

Ya por la noche, mientras unos cuantos sevillanos están cubateando un poco delante del albergue, decido acostarme. Me tocó hacerlo debajo del “Jefe costaleros”. Viendo lo que le rodea y dado que él es el “hermano mayor” del grupo, si intento meterme en su pellejo creo que lo debe estar pasando mal al ver las bajas que está dejando el Camino: A mi derecha, el “torero” al que metido una banderilla en Urgencias. Delante de mí creo que es Joui que también ha pasado por el hospital. Y Juan Romero “el militar” que se ha hecho íntimo amigo del Sr. Roca. "Cuñao" que ya anda pero no puede ir con la mochila por precaución. No veas…

Con este panorama, le pido al Santo del camino que me salve de la enfermedad tal y como está haciendo de momento con mis pies, a los que no le han aparecido ampollas ni por asombro. Con el peso de la mochila y con las muletas, solamente me faltarían vómitos o ampollas en los pies. Ya estoy durmiendo a unos 40 km de Santiago, o sea, dos etapas y a abrazar al santo. Que me vengan las averías cuando ya haya llegado a la meta.

En fin, que sigo valorando muy positivamente la etapa de hoy y el Camino en general. Tantas y tantas vivencias, paisajes, aromas, gentes, sabores, risas… Y un tiempo maravilloso para reflexionar que en mi tierra no he sabido encontrar en mucho tiempo.

Mañana más y mejor.

Ah!, que el diario termina explicando que a media tarde he ido a un Súper a buscar unos bollitos de chocolate para la etapa de mañana y me he alegrado mucho de encontrar botellines de Font Vella, pero al salir y probarla, resultó que no es la misma agua que venden en TGN. O sea, que es de la misma marca pero de otra fuente. Un sabor distinto del todo. No me gustó nada por cierto.

Hoy, pasadas dos semanas del Camino,  no quería transcribir este último párrafo, pero quiero ser  bastante fiel al diario y el día que lo escribí me debió parecer digno de mencionar.

 


3ª ETAPA PALAS REL REY - MELIDE

Camino de Santiago — Escrito por ebm @ 18:10

Después de un descanso plácido, y justo abrir los ojos, toma de contacto con la realidad. Sigo pensando que es un sueño lo que estoy viviendo.

 Para hoy, me esperan unos aparentemente plácidos 15 kilometrillos. Me lavo la cara, los piños, reordeno lo mochila y a desayunar el café solo con un croissant. Parece mentira que la gente no entienda lo que es un café. Ayer ya me pusieron un café con leche cuando yo había pedido un simple café. Debe ser anormal esto de pedir un café a las 6:45 de la mañana…

Empiezo la caminada el primero de todos cuando ya hay luz de día, lo que me demuestra que hoy voy más tarde que los otros días. Incluso más tarde que la primera jornada, justo cuando bajé del tren.

La salida de Palas te hace dar unas vueltas que yo creo resultan innecesarias, pero todo sea por seguir las flechas amarillas.

Una buena cuesta justo salir de Palas y un recorrido muy cercano a alguna carretera nacional a tenor de los ruidos de camiones que se oyen. La etapa parece menos rural que las dos que he hecho de momento aunque discurre buena parte del trayecto por caminos. Pero repito, se escuchan camiones y coches no muy lejos.

Me encanta andar a primera hora de la mañana, cuando el sol está empezando a salir, puesto que disfruto de unos paisajes fotogénicos al 100 por 100. Los aromas también hacen que cada vista del terreno sea distinta, pues se une al sentido de la vista el sello único del olfato. Son 4 dimensiones. 

Uno de los detalles que me chocan es que veo zonas de cereal (trigo) todavía sin segar pero envuelto, perimetralmente en el campo, por maíz. En mi tierra esto no se estila. También veo campos sembrados con patatas pero lo curioso es que hay unos caballones en el que las plantas todavía están verdes y otro entremedio en que las plantas ya están secas a punto de recolectar. Deben sembrarlos en distintas épocas, o bien, distintas especies. (Ya veo que me ha salido la venada de agricultor que llevo dentro, pero debía ser fiel a mi diario).

A medio camino, la avanzadilla de los sevillanos me ha dado caza.

He andado un rato con Yolanda y Eva, dos chicas de BCN.Y también he andado con un trío de belgas que me han permitido perder comunicarme la lengua francesa. Primero lo he intentado en inglés, como de costumbre, pero creo que me desenvuelvo mucho mejor en la lengua de Balzac.

Sigo alucinando con el “Buen Camino “. Tanto costaría que todo el mundo deseara algo bueno al prójimo ??. Me parece estar viviendo algo.

Poco antes de llegar a Melide, he compartido el Camino con dos muchachas, una de San Sebastián y la otra de Australia. Me han comentado que llevan 23 días andando desde Roncesvalles. Menuda marcha que llevan. Para hoy dicen que dormirán en Arzúa, o sea, el doble que lo que pretendo hacer hoy… La australiana tiene unas piernas excepcionalmente largas, y cuando deciden dejar mi ritmo y coger el suyo, me ha dado la impresión de que era Correcaminos. Madre mía que zancadas…

Llego a Melide sobre las 12 horas y, en la primera terraza del pueblo, me encuentro al “Cuñao” y a los dos del BST que me han adelantado. Parada y fonda para tomar un aquarius y reponer sales. Con uno quedo corto con lo cual repito. Hoy se ha sudado mucho por el sol que hacía.

Cuando han llegado todos los sevillanos he asistido, atónito, a lo que yo creía que ya no existía. El “Jefe “ se ha puesto de pie, ha hecho un gesto de círculo con los dedos, y todo el grupo se ha puesto formando un círculo. Y acto seguido, se han puesto a rezar el Ángelus. Me he quitado el gorro en señal de respeto y les he acompañado en la oración. Creo que habrá un antes y un después de hoy. Mi cabeza no daba crédito a lo que veían mis ojos. ¿Cómo puede ser que esta gente, con lo cachondos y bebedores que son, puedan ser tan católicos? Me han dejado fuera de juego…

Mientras íbamos en busca del albergue, hemos pasado por delante de una pulpería y por delante de Casa Ezequiel, otra pulpería que todos dicen que es parada obligada.

Llegamos al albergue y, por no hacer cola en el público, me voy al privado que queda justo delante. Antes no han abierto el público, ya estoy duchado y con la ropa limpia y tendida. Allí me encuentro con una sra que hace el camino con su hijo y que ya habíamos coincidido en una etapa anterior. Dormimos todos en la misma sala. Incluso la parejita de italianos con los que ya compartí habitación la primera noche. Más tarde, apareció también Rufino con su esposa. Hay que ver, con Rufino compartí una fracción del primer tramo, le vi en el segundo y comparto albergue en el tercero.

Siguiendo las instrucciones de Paco el valenciano, “ hay que ir a comer pulpo a casa Ezequiel “, pero vamos primero a otra pulpería, A Garnacha,  en la que nos han ofrecido pulpo al pasar por delante y dicho sea de paso, porqué Ezequiel está lleno a rebosar.

Como ya dije en la etapa del viaje, el peregrino, con tal de satisfacer al Santo, hará lo que haga falta por poder llegar a los pies del Santo, por lo tanto, hay que atacarle al pulpo para que no desfallezcan las fuerzas.

La pulpería se compone de mesas (muchas) para unas 8 personas con bancos en ambos lados en vez de sillas. Me senté con Juan y Pablo ( creo, ya que me lío con los nombres )en una mesa dado que no cabíamos todos en una. Dos raciones dobles de pulpo y unos pimientos del Padrón. Ah! y unas patatas asadas también.  Y un Ribeiro acojonante de frío y bueno.

Todo esto antes de ir a Casa Ezequiel, donde pude comprobar con pena que no valía la pena haber salido de la primera pulpería. Allí invité a los BST a una botella de orujo herbal ( de hierbas ). A la salida, y pasando por delante de un Súper, entramos a comprar; nada de comida, solamente bebida. Yo cogí una botellita de orujo amarillo para no andar haciendo cambios a medio beber.

Ah!, por cierto, que en el Súper donde paramos a buscar algo de beber, pude ver un concurso de Míster camiseta mojada con Nenuco.  Es una modalidad nueva donde, en vez de agua, se emplea Nenuco. Hay que ver a Juan como cambia con el polo pegado a la espalda y atufando a bebé, jejeje.

Y, para colmo, en el botellón a puertas del albergue público, me encuentro a un Mosso d’Esquadre de Reus (localidad un poco rival de Tarragona en según que cosas) que anda haciendo el Camino en bici. Él llegará mañana a Santiago, pero a mi todavía me quedan dos ó tres días. El puñetero se ha engullido un vaso grandote de orujo herbal de un solo trago, haciendo la versión castellana del “ Sant Hilari “…

Al final, después de haber ido a la iglesia a sellar pero no habiendo conseguido el objetivo por estar ésta en obras, me voy a la pulpería  A Garnacha con las dos valencianas y la madrileña del CNP a cenar. Repito de pulpo y ribeiro igual que al mediodía. Que delicia para el paladar …

Una vez en el albergue, me fui a tomar una cerveza con la parejita de italianos.

Por cierto, que a la llegada al albergue cerca de las 11 de la noche, había un individuo quemando palitos de incienso  y que me dijo que había hecho el camino 6 veces. Yo creo que iba pasado de cigarrillos de la risa o de cerveza, pero pretendía venderme que las piedras tenían los mismos derechos que las personas, y que, todas las piedras que había en el muro donde estábamos sentados estaban allí en contra de su voluntad. Que no habían tenido ocasión de decidir si querían o no estar allí, en el muro. No queráis saber lo que le contesté antes de que saliera del albergue público una señorita pidiéndonos que respetásemos  el silencio y el descanso del peregrino…

Ahora, mientras estoy escribiendo este texto me doy cuenta que solamente puedo transcribir una pequeña parte de las experiencias vividas. Hay tantas y tantas sensaciones y vivencias  en un solo tramo que no puedo transmitir al papel el recuerdo de todo lo vivido. Me queda en la mente a mí, que lo he disfrutado.

Os aseguro que este Camino me está dando más de lo que me esperaba.

Bendito camino …

Para mañana, veremos que nos espera. A priori me gustaría hacer unos 25 km, pero veremos que hacemos. Y es que como estoy medio apadrinado por los BST, creo merece la pena pensar en el grupo y no en mi mismo.

Que suerte he tenido en encontrar a tantos y buenos peregrinos. La pena es que Paco, el Valenciano, hoy ha hecho el doble de km y ya debe dormir en Arzúa, como la australiana. Ya no le veré más dado que llegará a Santiago uno o dos días antes que yo.

Al acostarme, y con los ojos cerrados,  un breve repaso a la jornada y llego a la conclusión que el día ha merecido la peña con mucho. No salgo de mi asombro por la religiosidad de los sevillanos. Yo que he trabajado mucho tiempo en un colegio de religiosas y en un convento, y no había vivido algo así en mi vida. Cuantas cosas me está enseñando el camino …!!!!

Por cierto, le pido perdón a Maripili por si mi actitud no fue políticamente correcta. Hay cosas que se pueden atribuir al Ribeiro, o al orujo de hierbas…

En fin, que mucha de espiritualidad, mucha risa, mucho beber y muchas más experiencias…

Camino 100X100


2ª ETAPA PORTOMARÍN - PALAS DEL REY

Camino de Santiago — Escrito por ebm @ 14:20

Bueno, a las 5:55, hora en que me he levantado gracias a los italianos que gentilmente han abierto la luz pasados unos minutos de las 5:30, lo primero que he hecho a ha sido tomar conciencia de que lo que vivo es una realidad y no un sueño. Me parece imposible que por fin esté inmerso en la aventura del Camino.

Me visto en un momento y pongo orden en la mochila. Me duelen todavía los hombros de las cintas pero, siguiendo el consejo de un peregrino experimentado de Valencia, Paco de nombre, hoy me voy a apretar el cinturón que lleva la mochila para que el peso no caiga en la espalda si no en las caderas.

Me encuentro formidable de las piernas y salgo del refugio con muchas ganas para atacar la etapa de hoy, que será de 25 km según la guía que llevo. A priori, la altimetría me es favorable ya que el 75% de la etapa es subida. Salgo a las 6:30 para llenar media cantimplora de agua. He decidido que no voy a cargar agua como un burro teniendo máquinas y bares a cada ratito.

La salida de Portomarín se hace por otro puentecito donde solamente pueden pasar a pie o en bici. No hay cabida para coches. Es un puente metálico y muchos peregrinos se quedan para hacerse fotos a medio puente. Justo empieza a nacer el día. Todavía oscuro el cielo, ya se empieza a vislumbrar la luz y el cielo aparece libre de nubes.

Antes de salir del pueblo, cuando he ido a la fuente a llenar un poco la cantimplora, he encontrado a un auténtico peregrino, durmiendo bajo un árbol, con un perro, y con un aspecto poco cuidado, con una barba de unas cuantas semanas. Con el cayado apoyado en el árbol, me ha saludado con un “Buenos días y buen camino”.

-   Igualmente, señor…

Voy a muy buen ritmo y aunque me adelanta todo el mundo, en el momento que paran a desayunar o a tomar café, yo les vuelvo a sobrepasar pues no paro para nada. Mejor dicho, no paro a sentarme. Entro en el bar a pedir un agua y sin sacarme la mochila me vuelvo a andar otra vez.

En un tramo de la etapa de muchísima subida, me pongo a rueda de un señor vasco. A media subida se queda atrás, cosa que me da mucha moral. En llano me adelantan, pero en cuesta arriba no pueden conmigo jejejejejeje.

La etapa de hoy tiene mucho tramo de asfalto, lo cual me favorece dado que el pie me pisa siempre regular y no debo ir mirando todo el tiempo donde pongo los pies y las muletas. Por cierto, la primera hora he sufrido rampas en las manos. Debe ser de la mochila de ayer, ya que hoy no me aprieta nada de nada en los hombros.

Sigo con el teléfono parado durante el día, pero sobre las 12 del mediodía lo pongo en marcha por si los sevillanos llaman, ya que quedamos que estaríamos alerta para el tema de los albergues. Hoy tienen la misma meta que yo.

El vasco que había quedado atrás en la subida, me coge cuando el tramo se vuelve más llano y compartimos del km 16 al km 21,5 de la etapa de hoy. Me cuenta que, midiendo 1,90 metros y pesando 118 kg, cada día anda unos 5 km por un infarto que sufrió hace unos años.

En un momento en el que el camino se ve saturado de vacas, pasamos por delante un cementerio donde las lápidas dan a la carretera, sin muro alguno de protección. Nunca había visto algo así. Seguimos por el asfalto hasta llegar donde están los albergues públicos de Palas de Rey, unos 800 m antes de llegar al pueblo. Unas chicas de Barcelona deciden parar allí pero yo prefiero llegar al pueblo ya que Palas se supone que es un pueblecito grande. Por 800 metros no vendrá de aquí… Prefiero seguir un poco para no verme en la masificación  que presentan los albergues. Hoy me han adelantado muchos, muchos peregrinos y creo que todos están aquí.

Decidido: Sigo hasta el mismo Palas de Rey.

He llegado a fin de etapa antes que los Sevillanos, pero al llamarles resulta que solamente les he cogido 500 m de ventaja a final de etapa. Les comento en la llamada que el albergue todavía tiene sitio libre y puedo reservar para todo el grupo, pero resulta que ellos ya habían hecho la reserva en un albergue, que, resulta ser el mismo en el que acabo de llegar.

Mientras llegan, tomo posesión de una cama, me ducho y me cambio. Lavo la ropa y me dispongo a tomarme la cerveza que me he ganado antes de comer.

Justo sentarme llega el BST y comemos juntos en el restaurante del mismo albergue. Yo le ataco a la ensalada de pasta como primero (hay que recuperar con hidratos) y de segundo, Conchita que es la dueña del albergue, nos aconseja el Raxo. Allí también esté Paco, el Valenciano que ayer encontré en Portomarín y me dijo que rezaría por mi y para que llegara. Lo cierto es que me alegro de encontrar gente que ya había visto en días anteriores.

El haber comido un bollito de chocolate cada 2 horas hace que haya llegado muy bien de fuerzas y no tenga un hambre excesiva.

Por la tarde, de sobremesa, cuando ya ha llegado todo el colectivo de los sevillanos, nos sentamos a tomarnos un pelotazo en la calle, a puertas del albergue.

Como hoy ha sido una etapa bastante larga para mí, decido que los tirones que tengo en los gemelos se me repararían con otro masaje, pero siendo domingo no hay nada abierto, con lo que me tocará recurrir a algún fármaco.

El esposo de Conchita que es médico, me receta como favor especial, un relajante muscular que voy a comprar antes de ir a la iglesia a sellar y a oír la misa. Y allí, por cierto, encuentro de nuevo a la parejita de italianos del primer día y que resulta que también duermen en el mismo sitio que yo. El muchacho anda con los pies llenos de llagas, y yo, pensándolo fríamente, le doy gracias al santo de turno por no tener que sufrir lo que parece que es una plaga. En todas partes venden Compeed botellas y réflex.

Saliendo de la misa, me encuentro con que a “Cuñao”, un miembro del clan de los sevillanos, le han tenido que llevar a urgencias en el flamante Mercedes E 270 del marido de Conchita y está en el albergue con una elongación muscular que le impide poder andar. Le ofrezco una de mis muletas pero al final desiste. Mañana tendrá que hacer el trayecto en Bus…

Después de mucho negociar con Conchita, no se consigue que nos deje ir a un PUF a que nos preparen una Queimada. Ella no se atreve a prepararnos una  porqué dice que hay que hacer un conjuro que ella no sabe. De momento, no hay queimada.

Y para cenar, pinchos: Uno de tortilla española, uno de pimientos del Padrón y unos choricitos ahumados que estaban rompedores. Que buenos!!!

Siguiendo la costumbre, a dormir tempranillo y a rezar porqué no me de por roncar más que al resto y me llamen la atención. Decían que por la noche en los albergues tenías que llevar tapones en los oídos, pero de momento la noche que he pasado no he notado nada, y es que con el cansancio uno duerme como un madero. Un repasillo a la ruta de mañana y a dormir.

Por cierto, que hoy no ha habido noticias de las chicas de Valencia y de Rufino con su grupo, aunque he conocido a más gente.

La etapa de hoy ha sido bastante larga y estoy eufórico por haber llegado mucho mejor que ayer. Ya veo Santiago mucho más cerca. Estoy encantado de haber empezado el Camino y debo decir que estoy recibiendo mucho más de lo que me esperaba. Hay ratos para la meditación, para la compañía, para disfrutar de la comida, para descansar, etc.

Mañana no hay que madrugar mucho porqué la etapa es más cortita, solamente 15 Km que comparados con los de hoy, casi me dan risa.

Mañana más...


1ª ETAPA: DE SARRIA A PORTOMARÍN

Camino de Santiago — Escrito por ebm @ 13:04

La etapa de hoy tiene su inicio justa bajar del tren, o sea, que lo que me desplace ahora y durante los próximos días, Dios mediante, se hará mediante el primer medio de transporte que existió, o sea, a pie o bien andando, pateando, andandiri o de cualquier sinónimo que se le quiera encontrar. Entro en el bar de la misma estación en busca del sello pertinente no sin antes tomarme un café con un croissant. Después del largo viaje ya empezaba a tener hambre.

Una brisa fresca me roza la cara y me da mucha alegría pues creo que la fresca es buena para andar mucho más que el calor del sol.

Son las 7:15 y empiezo preguntando, ilusamente, como se llega a Santiago. Me indican una carreterita que me hace pensar que me han tomado el pelo ya que todos los otros peregrinos caminan en otra dirección. Le hago caso al indicante y ciertamente, a 300 metros ya empiezo a encontrar las flechas amarillas que me irán acompañando durante toda la jornada. Mientras ando, muchos interrogantes en los primeros kilómetros, dado que la cabeza va pensando: ¿Seré capaz de andar los 110 Km con la pesada mochila más el agravante de tener que emplear las 2 muletas? ¿Encontraré la cantidad de agua que necesito durante la jornada? ¿Encontraré dónde dormir cuando llegue a final de etapa? ¿Aguantaré hoy los más de 20 km que me separan del final de etapa? Menos mal que no me hago mucho caso y sigo andando…

Al rato de empezar a caminar me encuentro con la señal de 110 Km, y según el GPS ya lleva algo más de 2 andando…

Justo al salir de Sarria ya empieza la subida, que he ido encarando con alegría. La pierna me funciona bien pero el sudor empapa ya mi camiseta. Quizás debería habérmela cambiado por una de las técnicas que llevaba en la mochila, pero por no parar, prefiero seguir sudando ya que se me antoja muy lejos Santiago.

En mitad de una cuesta me adelanta un bicigrino y me dice: “BUEN CAMINO, PEREGRINO”.

Al rato, otro, y otro, y después un grupo de caminantes, y otros, etc.; y durante toda la etapa esta ha sido la tónica. Todos los peregrinos se saludan con un “Buen Camino”. Me encanta el nivel de respeto. Si ves a alguien parado, paras a preguntarle si necesita algo, y muchos de los que me adelantan bajan la marcha para preguntar por las muletas. Hay una camaradería que hacía años no vivía. Que pasada… Es emocionante !! Me pasa por la cabeza cuando empecé a trabajar, a la hora del desayuno, cuando todo el mundo que pasaba por delante dejaba ir el “Buen provecho “, a lo que se respondía con un “Muchas gracias, si quiere”…

Paso a paso, se van sucediendo los postes kilométricos por caminos y algún tramo de asfalto. La mochila me pesa y noto en exceso su peso en los hombros. El calor empieza a apretar. Encuentro una fuente, muy espectacular y mediática, donde relleno las cantimploras aunque descubro que no es una fuente natural sino que el agua viene en una tubería de polipropileno. Manda cojones, yo que anhelaba encontrar fuentes por todos lados y lo que hay son máquinas de vending…

Me choca muchísimo la gran cantidad de peregrinos extranjeros que me adelantan. Con mi inglés chapurreado de Salou les voy preguntando de donde son, de donde vienen andando y, a la que me preguntan algo a mí, me las veo y me las deseo para contestarles satisfactoriamente. “My English is little and bad …”

En el poste de 100 km hasta Santiago le hago una foto a un señor brasileño que anda más despacio que yo porqué parece que se esté empapando de todo el paisaje, de cada detalle que se encuentra. Lo fotografía todo el tío. De paso, le pido que me haga a mí una foto también, pero con mi cámara no se acaba de aclarar del todo.

Voy compartiendo camino con gente que va a mi ritmo y con los que se cruzan pequeñas conversaciones, pero que dado que yo ando más lento, acaban adelantándome. Tengo claro que la clave de mi éxito estará en ir a m i ritmo y no sobrepasarlo. De momento estoy caminando a unos 4 Km/hora según el GPS aunque puedo lolegar a los 5 sin demasiada dificultad.

Los paisajes son bonitos y el camino atraviesa parajes muy lindos, entre bosquecillos y laderas. Nada que ver con mi tierra, pues aquí todo es verde, aquí tienen la riqueza del agua. Hay kilómetros sin pueblo o casa alguna, en cambio, los campos se ven conreados.

Al final, con un sol de justicia, se ve a lo lejos Portomarín. Pero quedaba la peor parte del trayecto: Unas bajadas de aúpa que me han dejado hecho polvo de verdad. A 1 km de la llegada he tenido que cambiarme el calzado y ponerme las zapas de “relax”. Me he quedado sin agua y he sufrido para llegar a meta.

La entrada, a Portomarín se consigue después de atravesar un largo puente sobre el río Miño y subir un montón de escaleras que hay a la entrada del pueblo. Sobre éstas, una arcada, que se me antojó como pasar por un arco de triunfo como hacían los romanos.

Lo cierto es que estaba tan jodido que me metí en el primer albergue que encontré. Y allí comí, pero antes, me bebí dos enormes jarras de cerveza fresquita de verdad. La primera de ellas toda de un tirón, sin respirar!! Pero antes de todo esto, en el cuadro de corcho que había a la entrada en donde había carteles varios colgados, llamé a una masajista que se anunciaba para pedirle que obrara el milagro de repararme las piernas, cosa que finalmente haría a las 6 de la tarde. Decir también que comí una ensalada de pasta y una chuleta de ternera y que, para desilusión mía, era carne congelada. Tanto ver ganado toda la mañana y resulta que la carne me la colocan congelada !!

Me toca dormir en una de las habitaciones del albergue que tienen 3 literas. En mi caso hay 2 peregrinos Italianos de unos 60 y pico años y a última hora llegan dos más ( una parejita) también de la misma nacionalidad. O sea, que no pillo nada de lo que hablan entre ellos.

Después de ducharme y lavar la ropa del día, me voy a la Calle General Franco para ver si Lydia me da el masaje, eso si, sin “final feliz”. 

Ya con las piernas milagrosamente nuevas, me encuentro con los Blackberry Sevilla Team (BST), pues todos ellos van con este tipo de teléfonos, y después de sellar la credencial en la Iglesia, hacernos unas fotos e hacer unas compras, me voy sugieren de ir a cenar con ellos a su albergue, donde acabarán en la calle haciendo un botellón después de negociar con la encargada del local que no les permite quedarse mucho rato ya que tiene que cerrar puertas.Esta gente se bebe hasta el agua de los floreros me parece a mi, jejeje.

En el mismo albergue también están unos sres de Madrid que ya vi en el vagón bar mientras y con los que, con uno de sus miembros, he compartido hoy un tramo del Camino.

Pero antes de la cena,  mientras escribía la crónica en la terracita del bar, las chicas de Valencia que también iban en el tren, se estaban metiendo entre pechos y espalda una fabulosa hamburguesa. Me han comentado que estaban cansadas y que se acostarían pronto hoy. Están en el albergue de los BST.

 Yo me encuentro nuevo. No me lo puedo creer después de lo mal que he llegado.

Finalizada la cena, breve repaso a la ruta de mañana y a dormir, que el día ha sido largo. Ya he perdido el recelo de que nadie toque nada, pues había un montón de móviles cargando en los enchufes sin que nadie estuviese cerca para controlarlos, y las mochilas están todas esparcidas por las camas y nadie toca nada. Hay un buen ambiente. Incluso los italianos me preguntan si me molestará que se levanten a las 5:30...

En fin, que la valoración del día es positiva al 100 por 100. El sueño, o lo que era un sueño, es ya una realidad. He vivida tan intensamente el día que, solamente es sábado y ya me parece que lleve una semana fuera de casa. Es durillo, si, pero sin duda merece la pena.

A dormiiiiir !!!

 


EL VIAJE HASTA SARRIA

Camino de Santiago — Escrito por ebm @ 12:38

Esta serie de redacciones, se basan en el diario manuscrito que he ido confeccionando durante el Camino. Lo colgaré cronológicamente según la fecha real en que sucedió.

 

Hoy es el gran día, y como tal, empieza con un madrugón. No se si son los nervios o bien la emoción que me embarga pero antes de las 6 ya estaba despierto. Llego a la Uni a las 7:18 y ni una sola tasca abierta para poder hacer un café o algo parecido.

Entro en mi despacho y mientras reviso el correo electrónico, voy dando un repaso mental a lo que puse ayer por la noche en la mochila. Me preocupa el peso excesivo que me tocará acarrear. Hay que ver, lo que venía siendo una ilusión, se empieza a materializar…

Al mediodía, último repaso de la mochila y eliminación de cosas que pueden resultar superfluas. Resultado final e inamovible:  8,5 Kg.

A las 16:30, mi hija junto a mis padres me vienen a despedir a la estación. Nervios mientras veo acercarse el AVE.

Me subo y me siento donde primero me parece, que por casualidades de la vida, correspondía el número de asiento pero no de vagón. A medio camino me tocó coger la mochila y retrasarme un vagón ya que el inquilino de la silla que yo ocupaba me lo requirió.

Debo decir que no había viajado con esta tipo de tren y aun pareciendo que estaba medio parado el indicador marcaba 285 Km/h y en algún momento llegamos a alcanzar una velocidad de 301 Km/h. Radio, televisión, y unos asientos muy cómodos. De lujo, vamos.

Llegué a la Madrid y llamé a un amiguete porque  disponía de 3 horas antes de coger el “Tren Hotel del Ferrol” , pero por cuestiones técnicas ( se quedó sin batería en el móvil y para cuando recuperó la telefonía yo ya estaba en la estación de Chamartín ) nos quedamos sin poder compartir unas cervecitas y unas tapitas, pero para esto habrá más días sin duda. Y dado que el peregrino debe cuidarse para poder cumplir con su misión de llegar a pies del Apóstol, aterricé en un bareto donde se anunciaba Tapeo. Después de ver que el sitio era correcto para lo que pretendía, le pedí consejo al camarero sobre que pedir. Acababa de inaugurar un Jamón Ibérico de Pata Sucia y me la aconsejó, por lo que le pedí que me sirviera una tapa. Aquí tuve una de las enseñanzas de esta vida: Lo que en Tarragona es una tapa, en Madrid se llama Ración. La tapa, en Madrid, es un plato enorme . Claro, como ya estaba cortado no lo iba a devolver, así es que le pedí me dejara a mano una botellita de Rioja Reserva para no hacerle feo al jamón. Resumiendo, que antes de subir al tren el susodicho peregrino llevaba entre pecho y espalda un peazoplato de jamón y 3 copas de vino, ¡ah!, y una rebanada de pan a la que se le añoraba el tomate untado, pero ya se sabe que no todo es igual en todas partes…

Reconozco que mientras leo el manuscrito y lo transmito a este medio, la emoción me sigue embargando y una extraña añoranza me envuelve a modo de niebla. Pero seguimos.

Me tocó recorrer todo el convoy por el andén ya que según el billete, que esta vez si comprobé, debía subir al segundo vagón. Menuda desilusión: “Asiento GRAN CONFORT” me vendieron, y la verdad es que de gran confort, nada de nada. Ni siquiera confort me atrevería a decir. Menuda diferencia con el AVE… Pero la parte positiva es que estaba a 2 m del WC y a ¡¡¡2,5 del Bar!!!

Me tocó de compañero de viaje a un chaval de Madrid que me pidió, justo sentarme, si le importaría cambiarle el asiento para cuando montara su novia, en Ávila creo. Cap problema, noi. O sea, ningún problema, muchacho. Cuando montó su novia, cerca de las 2 de la mañana, le cedí el asiento. Había que dejarles solos pues les vi muy acaramelados y enamoraditos. ¡ QAué bonito que es el amor!, jejeje. Estuve muy contento de poder cambiarle el asiento ya que ahora estaba a 0,5 m del WC y a 1 m del Bar. Y allí fue donde me escabullí, con una banda de sevillanos que no paraban. Había más gente en el bar, pero el clan de los sevillanos copaba la proa de aquel vagón. Por cierto, que a un par de chicas que estaban en el bar también, les cogieron las almohadas de sus camas ya que ellas viajaban en una habitación.  Charlando con alguno de estos chavales, me enteré que habían acabado con los botellines en el AVE y ahora estaban intentando hacer lo mismo en este tren. A parte, sacaron de no se sabe donde unas botellas de licor, pero de dimensiones normales, no del tipo mono dosis…  Estos sevillanos lucían un polo, todos iguales, de color blanco con la bandera española en la nuca y con un escudo en el pecho. Todos de uniforme.

También compartía el vagón con uno Sres. de cerca de Valencia que según me contaron, ya habían hecho el camino y ahora pretendían hacerlo con sus hijos. Éstos, me despertaban una gran envidia al ser capaces de doblarse como una serpiente y dormir en los incomodísimos asientos “Gran Confort” ajenos al constante movimiento del tren  y del paso de la gente que iba i venía del bar. Llevaban todos una camiseta oscura con su nombre grabado en el pecho y el nombre del pueblo en la espalda. Esto está bien, que vayan todos de uniforme.

Mo volví al asiento para intentar dormir un ratito, y en una de estas que me giré hacia el bar, vi que estaba cerrado pero uno del clan de los sevillanos estaba durmiendo estirado cobre tres taburetes. Intenté emularlo pero no fui capaz de tumbarme sobre tres asientos y conciliar el sueño. ¿ Como lo debe hacer este individuo ? ¿Será por el sombrero que le tapa la cara?. No lo se, pero el caso es que yo no pude y en el asiento "Gran Confort", de dormir, poco y muy mal.

A las 6:50, puntual, el tren llegó a Sarria y aquí empieza verdaderamente el Camino. Pero esto vendrá en la siguiente entrega. De momento, la experiencia está resultando encantadora y espero que todo siga igual.  Hoy ha habido poco tiempo para lo espiritual y mucho para vivir y reír. He disfrutado muy intensamente unas 24 horas que creo recordaré en mi mente por muchos años.


CAMINANTE NO HAY CAMINO, SE HACE CAMINO AL ANDAR.

Camino de Santiago — Escrito por ebm @ 21:57

Me pasa por la cabeza esta estrofa de una canción de Joan Manel Serrat mientras van pasando los días.

Poco a poco voy entrando en la parte espiritual del Camino. Si que está la parte física i de los entrenos que voy haciendo casi cada día de la semana, y la parte del Stress que comporta el preparar el material, atar los billetes de tren, el pensar la ropa que deberé llevar, si será mucha o será poca, lo que pesará la mochila, el tiempo que encontraré...

Pero ahora ya queda poquito. Ya casi respiro Galicia, podría decir. A parte, me estoy empapando de libros y guías sobre el Camino. Me falta tiempo para recabar toda la información, y con toda la que tengo, aun me parece poca.

A las personas que les comento que pretendo hacer el Camino, lo primero que me dicen es que si estoy loco. Me recriminan el hecho de que quiera ir solo, aunque estoy convencido que un viaje así debo hacerlo solo. Es un reto para mi y a la vez, una deuda que tengo ya que el año que volví a nacer tenía que haberme pedaleado los casi 800 km desde Roncesvalles. Ahora, dadas mis condiciones físicas, deberé conformarme con andar los 110 que separan Sarria de Santiago. Cabalgaré con mis muletas. Con ilusión.

Me he leído las guías y todavía no encuentro las etapas a hacer. Impensable hacerles caso y pretender patear 39 km que me aconseja el libro de la editorial Vertical... No se que haré, pero me debo a mis limitaciones. Con ilusión, si, pero consciente de como ando.

Me choca que, con mucha gente con la que he hablado me comentan que les encantaría hacer el Camino. Muchos coinciden en que algún día lo harán, rollo asignatura pendiente.

He de confesar que, por las noches, me cuesta un poco dormir.  Y que me levanto bastante temprano, incluso antes de que suene la radio primero y el despertador después. Son los nervios, está claro. Es una sensación difícil de explicar pero que está ahí.

Al Santo le pido que me de la fortaleza para poder hacer los kilómetros que pretendo hacer; y encontrar cada noche un rincón donde poder dormir. Este último punto me preocupa un poquito dado que supongo deberá estar masificado todo a tenor de lo que he leído por los foros. Si que hay muchos albergues, pensiones, hoteles... Pero también es cierto que la afluencia de peregrinos será altísima. No se, ya lo veré...

Este fin de semana, mientras andaba en solitario por los montes de Rojals, preparando las piernas, me di cuenta que tendré una semana para pensar, disfrutar de vistas, ambientes, tertulias, compañías nuevas y totalmente desconocidas. Disfrutaré de olores de una tierra diferente a la mía, con una climatología también distinta. Inmerso entre gentes distintas también. Me gustará oír hablar en gallego. Disfrutaré de una auténtica aventura hecha a la antigua usanza: A pié!!!! Con el móvil parado, sin Internet, sin radio, ni telediarios. Pasando por pueblecitos y aldeas de pocos habitantes, comiendo vete a saber que y donde. Y con quién. Probaré aguas limpias de las múltiples fuentes que hay en Galicia. ¡ Uf !, que cantidad de cosas podré hacer y sentir, disfrutar...

Espero que la gente no sature las rutas y quede espacio para el silencio, ya que el sonido de los árboles mientras se mecen por efecto del viento al atravesar un bosquecillo puede resultar algo maravilloso de oír.

Lo cierto es que tengo muchas expectativas puestas en el Camino, y, antes de empezarlo, tengo la sensación de que lo repetiré en más de una ocasión. Por descontado, cuando coja movilidad en la rodilla, lo debo hacer en bici entero, desde Roncesvalles, tal y como tenía que haber hecho el 2008.

En fin, que tengo un lío de cosas en la cabeza y que necesito poner en orden. Y para esto, debo esperar al sábado a las 6:50, cuando el tren me deje en Sarria ( Lugo ). A partir de allí, 110 Km de ilusión y ganas.

Aviso: Cuando llegue a Santiago me meteré entre pecho y espalda una señora mariscada, bien regada con algún vino de allí tipo Albariño de Rías Baixas. Tened en cuenta que algún aliciente “extra” tiene que tener el peregrino para hacer más llevadero el Camino.

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