Un punt de vista

30 Jul, 2011


2ª ETAPA PORTOMARÍN - PALAS DEL REY

Camino de Santiago — Escrito por ebm @ 14:20

Bueno, a las 5:55, hora en que me he levantado gracias a los italianos que gentilmente han abierto la luz pasados unos minutos de las 5:30, lo primero que he hecho a ha sido tomar conciencia de que lo que vivo es una realidad y no un sueño. Me parece imposible que por fin esté inmerso en la aventura del Camino.

Me visto en un momento y pongo orden en la mochila. Me duelen todavía los hombros de las cintas pero, siguiendo el consejo de un peregrino experimentado de Valencia, Paco de nombre, hoy me voy a apretar el cinturón que lleva la mochila para que el peso no caiga en la espalda si no en las caderas.

Me encuentro formidable de las piernas y salgo del refugio con muchas ganas para atacar la etapa de hoy, que será de 25 km según la guía que llevo. A priori, la altimetría me es favorable ya que el 75% de la etapa es subida. Salgo a las 6:30 para llenar media cantimplora de agua. He decidido que no voy a cargar agua como un burro teniendo máquinas y bares a cada ratito.

La salida de Portomarín se hace por otro puentecito donde solamente pueden pasar a pie o en bici. No hay cabida para coches. Es un puente metálico y muchos peregrinos se quedan para hacerse fotos a medio puente. Justo empieza a nacer el día. Todavía oscuro el cielo, ya se empieza a vislumbrar la luz y el cielo aparece libre de nubes.

Antes de salir del pueblo, cuando he ido a la fuente a llenar un poco la cantimplora, he encontrado a un auténtico peregrino, durmiendo bajo un árbol, con un perro, y con un aspecto poco cuidado, con una barba de unas cuantas semanas. Con el cayado apoyado en el árbol, me ha saludado con un “Buenos días y buen camino”.

-   Igualmente, señor…

Voy a muy buen ritmo y aunque me adelanta todo el mundo, en el momento que paran a desayunar o a tomar café, yo les vuelvo a sobrepasar pues no paro para nada. Mejor dicho, no paro a sentarme. Entro en el bar a pedir un agua y sin sacarme la mochila me vuelvo a andar otra vez.

En un tramo de la etapa de muchísima subida, me pongo a rueda de un señor vasco. A media subida se queda atrás, cosa que me da mucha moral. En llano me adelantan, pero en cuesta arriba no pueden conmigo jejejejejeje.

La etapa de hoy tiene mucho tramo de asfalto, lo cual me favorece dado que el pie me pisa siempre regular y no debo ir mirando todo el tiempo donde pongo los pies y las muletas. Por cierto, la primera hora he sufrido rampas en las manos. Debe ser de la mochila de ayer, ya que hoy no me aprieta nada de nada en los hombros.

Sigo con el teléfono parado durante el día, pero sobre las 12 del mediodía lo pongo en marcha por si los sevillanos llaman, ya que quedamos que estaríamos alerta para el tema de los albergues. Hoy tienen la misma meta que yo.

El vasco que había quedado atrás en la subida, me coge cuando el tramo se vuelve más llano y compartimos del km 16 al km 21,5 de la etapa de hoy. Me cuenta que, midiendo 1,90 metros y pesando 118 kg, cada día anda unos 5 km por un infarto que sufrió hace unos años.

En un momento en el que el camino se ve saturado de vacas, pasamos por delante un cementerio donde las lápidas dan a la carretera, sin muro alguno de protección. Nunca había visto algo así. Seguimos por el asfalto hasta llegar donde están los albergues públicos de Palas de Rey, unos 800 m antes de llegar al pueblo. Unas chicas de Barcelona deciden parar allí pero yo prefiero llegar al pueblo ya que Palas se supone que es un pueblecito grande. Por 800 metros no vendrá de aquí… Prefiero seguir un poco para no verme en la masificación  que presentan los albergues. Hoy me han adelantado muchos, muchos peregrinos y creo que todos están aquí.

Decidido: Sigo hasta el mismo Palas de Rey.

He llegado a fin de etapa antes que los Sevillanos, pero al llamarles resulta que solamente les he cogido 500 m de ventaja a final de etapa. Les comento en la llamada que el albergue todavía tiene sitio libre y puedo reservar para todo el grupo, pero resulta que ellos ya habían hecho la reserva en un albergue, que, resulta ser el mismo en el que acabo de llegar.

Mientras llegan, tomo posesión de una cama, me ducho y me cambio. Lavo la ropa y me dispongo a tomarme la cerveza que me he ganado antes de comer.

Justo sentarme llega el BST y comemos juntos en el restaurante del mismo albergue. Yo le ataco a la ensalada de pasta como primero (hay que recuperar con hidratos) y de segundo, Conchita que es la dueña del albergue, nos aconseja el Raxo. Allí también esté Paco, el Valenciano que ayer encontré en Portomarín y me dijo que rezaría por mi y para que llegara. Lo cierto es que me alegro de encontrar gente que ya había visto en días anteriores.

El haber comido un bollito de chocolate cada 2 horas hace que haya llegado muy bien de fuerzas y no tenga un hambre excesiva.

Por la tarde, de sobremesa, cuando ya ha llegado todo el colectivo de los sevillanos, nos sentamos a tomarnos un pelotazo en la calle, a puertas del albergue.

Como hoy ha sido una etapa bastante larga para mí, decido que los tirones que tengo en los gemelos se me repararían con otro masaje, pero siendo domingo no hay nada abierto, con lo que me tocará recurrir a algún fármaco.

El esposo de Conchita que es médico, me receta como favor especial, un relajante muscular que voy a comprar antes de ir a la iglesia a sellar y a oír la misa. Y allí, por cierto, encuentro de nuevo a la parejita de italianos del primer día y que resulta que también duermen en el mismo sitio que yo. El muchacho anda con los pies llenos de llagas, y yo, pensándolo fríamente, le doy gracias al santo de turno por no tener que sufrir lo que parece que es una plaga. En todas partes venden Compeed botellas y réflex.

Saliendo de la misa, me encuentro con que a “Cuñao”, un miembro del clan de los sevillanos, le han tenido que llevar a urgencias en el flamante Mercedes E 270 del marido de Conchita y está en el albergue con una elongación muscular que le impide poder andar. Le ofrezco una de mis muletas pero al final desiste. Mañana tendrá que hacer el trayecto en Bus…

Después de mucho negociar con Conchita, no se consigue que nos deje ir a un PUF a que nos preparen una Queimada. Ella no se atreve a prepararnos una  porqué dice que hay que hacer un conjuro que ella no sabe. De momento, no hay queimada.

Y para cenar, pinchos: Uno de tortilla española, uno de pimientos del Padrón y unos choricitos ahumados que estaban rompedores. Que buenos!!!

Siguiendo la costumbre, a dormir tempranillo y a rezar porqué no me de por roncar más que al resto y me llamen la atención. Decían que por la noche en los albergues tenías que llevar tapones en los oídos, pero de momento la noche que he pasado no he notado nada, y es que con el cansancio uno duerme como un madero. Un repasillo a la ruta de mañana y a dormir.

Por cierto, que hoy no ha habido noticias de las chicas de Valencia y de Rufino con su grupo, aunque he conocido a más gente.

La etapa de hoy ha sido bastante larga y estoy eufórico por haber llegado mucho mejor que ayer. Ya veo Santiago mucho más cerca. Estoy encantado de haber empezado el Camino y debo decir que estoy recibiendo mucho más de lo que me esperaba. Hay ratos para la meditación, para la compañía, para disfrutar de la comida, para descansar, etc.

Mañana no hay que madrugar mucho porqué la etapa es más cortita, solamente 15 Km que comparados con los de hoy, casi me dan risa.

Mañana más...

Comentarios

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    Escrito por angela — 27 Abr 2013, 18:16


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