Un punt de vista

Una actividad lúdica...  Una gente...  Un@a amig@s... Unos colegas...  Una familia... Salsa Buru.

Desde hace una temporada, cuatro meses, y como parte de la rehabilitación del accidente que sufrí, voy a bailar salsa.

Es una actividad que me gusta y que no creía fuera capaz de realizar, dado que soy o me considero muy patoso.

Todo empezó de la mano de una buena amiga que, recuerdo como si fuera ayer, me llevó a Malanga un día que no había nadie para empezar con el “paso básico”: 1-2-4  5-6-7.

Me comentó que debía practicar y practicar el paso básico hasta que no me equivocara, hasta que me saliera automático, a todas horas. ¡ Y le hice caso ! Recuerdo mas de una noche, mientras me preparaba la cena, dándole al 1-2-3-  5-6-7 mientras controlaba la cena…

Ahora, miro atrás, y veo que lo que aprendí del dichoso paso, me ha sido bastante útil. Mucho me atrevería a decir.

Después, vinieron las horas de baile en casa, en mi “salsódromo” particular, mirando vídeos en Youtube, y repitiendo figuras hasta la saciedad, escampando Talquistina por el suelo para que el gres resbalara… Finalmente, i tras sopesar las distintas opciones que tenía ante mi, me decidí a probar Salsa Buru. Y creo que podría definirlo como muy buena elección. Eran especialistas en Salsa en Línea y me apetecía más que el estilo cubano. Creo que es mucho más elegante, técnico y no tienes que tener nociones de contorsionista previas.

Me acogieron en la única clase a la que yo podía asistir, los miércoles por la noche a las 22 horas. Me daba tiempo de salir del insti, ya que el miércoles salíamos una hora antes, y llegar a clase a tiempo.

Al principio lo pasé muy mal, cierto, porqué me quedaba en blanco. De hecho, aún hoy tengo importantes episodios de “amnesia” y me quedo sin saber que toca hacer. Pero las chicas con las que me tocaba bailar supongo que por qué no tocaba otra, tuvieron que armarse de paciencia conmigo y poco a poco fui mejorando un poco en el tema  este de "memoria de corto espacio de tiempo". Fueron unos inicios difíciles. Y las combinaciones que hacíamos, que grababa al final de clase, las entrenaba con mi buena amiga. La pobre tenía una paciencia digna de elogiar... 

Pero un buen día empezó un nuevo grupo los domingos, i el Profe me dijo de ir ya que acostumbran a faltar chicos. Y tenía mi clase de los miércoles, de un cierto nivel ya, y las de los domingos, de muy poca dificultad.

Y un buen día, dado que faltaba personal masculino los lunes, me uní al grupo de los lunes. Ya tenía domingo, lunes y miércoles, sin  contar las clases sociales extraordinarias del viernes donde a veces hay rueda, y otras, bachata.

Y como no hay dos sin tres, los martes nació un nuevo grupo, de nivel básico, y allí me tienes bailando también. Domingo, lunes, martes, miércoles y viernes.

Con todo, creo que de tanto hacer y repetir las figuras en varias clases, he ido cogiendo un poco de soltura, o al menos me lo parece a mí. Si miro los vídeos que grababa al principio y veo los de ahora, sigo pareciendo un palo tieso pero quizás se vislumbra un pequeño cambio ya. Quizás en vez de un poste de teléfonos ya parezco un tronco de bambú, que es capaz de moverse un poquitín cuando sopla el viento.

Todavía no me atrevo con la pista, ya que me sigo quedando en blanco. No he adquirido aun la capacidad de improvisar las figuras, pero el hecho de que cada vez tengo menos dificultad en seguir las clases me da ánimos para continuar con ganas.

Y, entre otras cosas buenas, la práctica de la salsa supone un gasto calórico estimado de  0,043 x (su peso x 2,2) x total de minutos de práctica. O sea, que para un individuo que pese 75 kg, podríamos decir que en una clase de 60 minutos reales, consumiria 425 Calorías. Y con  la ventaja de que es una actividad aeróbica y sin impactos articulares. En definitiva, altamente recomendable para mantenerse en forma.

Pero quizás lo que me gusta de esta escuela, es el ambiente familiar que se respira. Olga, Gemma y Carlos acogen a sus alumnos como si fuesen responsables de su porvenir. Parece que velen por ti.

El Profe, con su " Veo cosas...".   Olga con su " Chicaaaas, Divinas de la muerteee ". Y Gemma, que es como el comodín de la llamada. Está disponible constantemente esperando que Profe la llame para suplir cualquier baja tanto femenina como masculina. Anda que no sabe bailar tambien...

Y entre los alumnos hay un ambiente de camarería fantástico, que  se refuerza con el continuo quedar para ir a cenar los viernes, en cualquiera de los distintos subgrupitos que hay formados.  Sí o sí, si quieres integrarte tienes todas las posibilidades del mundo.

También recientemente se ha creado un grupo de runners de la mano de Manu, que lucen una equipación guapísima. Además, con constantes entrenos gráficamente documentados. Esto refuerza el sentido de grupo, de club, de amigos...

Espero poder seguir disfrutando de esta actividad y de est@s amig@s por mucho tiempo, y colaborando con ellos si se puede, ya que esto es hacer Tarragona, es hacer ciudad.