Un punt de vista


EL ULTIMO SUPERVIVIENTE, O COME LO QUE PILLES SI TE ATREVES

Personal — Escrito por ebm @ 13:09

Estaba yo desayunando tranquilamente, un domingo de vacaciones, y mientras cambiaba de canal en el televisor esquivando teletiendas y otros programas basura, me detengo en el Discovery Max porqué parece ser que empieza “El Último Superviviente”.

Seguía metiéndome entre pecho y espalda mi desayuno, tranquilamente, y con regocijo. Un par de rebanadas de pan con tomate, la una recubierta de jamón de pavo y la otra de secallona, curada ésta unas dos semanas en el clima seco de este pueblecito desde donde escribo. Hacía fresco en la calle pero dentro de casa se estaba muy bien, confortable. O sea, resumiendo el cuadro: Mesa de madera entre paredes rústicas, desayuno en plato de madera, fresquito en la calle y con “El último superviviente” en la caja tonta, frente a mí.

Le voy echando algún vistazo a la tele, y que suerte la mía, cuando resulta que el capítulo de hoy es un especial de las cosas raras que este buen señor tiene a bien meterse en la boca para masticarlo y engullirlo con aparente deleite.

No puedo decir que estuviera muy pendiente del tema, o sea, que no le hacía caso alguno, pero cuando este señor se lía a la caza de una serpiente, por instinto  apresuro a zamparme mi rebanada de pan, como si me la viera venir. Poco a poco voy prestando más atención a la tele, y este tipo ya se ha comido unos saltamontes y una tarántula asada. Que detalle ha tenido en asarla, porqué todo se lo zampa crudo…

Este hombre está obsesionado en la ingesta de proteína, y le ataca a las larvas, cucarachas, escorpiones (sin el aguijón), huevos semi-podridos, gusanos de dentro un cadáver de res,  pescado o  pulpo crudos, y un sinfín de “manjares” que casi me hacen potar mi tranquilo y delicioso desayuno.

Poquito me ha faltado en hacerlo  cuando he visto como se comía una especie de megalarva parecida a medio Frankfurt en tamaño, de color amarillo y la cabeza negra. Y se la comía viva porqué el susodicho bichejo se movía como si previera su inmediato futuro. Al ser mordida, ha dejado ver la especie de puré que contenía en su interior y que me ha hecho llegar el campofrío a la garganta.  Me mareo solamente de recordarlo…

Curiosamente, cuando se hizo con un jabalí y se lo comió, no me produjo asco alguno,  quizás porque soy carnívoro y no lo veo tan descabellado. Pero el pescado crudo, una trucha parece que era lo siguiente, pues  como que no.  Hago un inciso y adelantándome a los más espabilados quiero aclarar que los boquerones están cocidos con el ácido del vinagre, y el ahumado del salmón o la trucha también es un proceso que altera el estado de crudo del pescado, con lo que dado que soy aficionado a comer estas dos variedades descritas no quiero entrar en contradicción.

En fin, que dado que se me giró el estómago, di por terminado el desayuno. Ni café tomé…

Supongo que lo que pretende este buen señor en el programa, aparte de conseguir una buena audiencia,  es demostrar que todo es comestible, y si estás en una situación límite, pues a hierro rojo te agarras.

Espero no verme nunca en la necesidad de recordar y aplicar las enseñanzas vistas en Discovery Max, porqué posiblemente me haría vegetariano antes que comer según qué. Me quedo quizás en cómo encuentra agua donde no hay, o, en los métodos que emplea para hacer fuego este señor. Es más, creo que hoy al mediodía voy a intentar emularlo para poder hacer brasas con las que asar un entrecot que tengo tirado en la nevera y unas mazorcas de maíz de guarnición. Lo intentaré pero si veo que no puedo, pues levantando la vista al cielo  demostrando eterno agradecimiento al señor,   al señor Bic quiero decir, me pondré las manos en el bolsillo y sacaré este pequeño mechero que tengo guardado por si las moscas…

Ah! Y que los insectos y demás pequeña fauna se los coma otr@.

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