el amargo del pomelo

MUCHA

 

Mucha reinterpretó sus influencias eslavas y las adaptó a una nueva manera de hacer arte. Su obra y su técnica es la base del merchandaising actual. El sistema de apropiación y venta de sus obras se desarrollaba en circuitos parecidos a los actuales. Un ejemplo es el dibujo publicitario de los chocolates Amatller de Barcelona. El señor Amatller, burgués barcelonés que promovió y construyó la primera casa modernista de l’eixample de Barcelona (casa Amatller –arq. Puig i Cadafal-1900), compro el dibujo de Mucha a un impresor italiano, que a su vez había obtenido los derechos sobre esa obra a otro impresor parisino que la había adquirido directamente a su autor. Es el principio de los derechos de autor.

Mucha compartió estudio parisino con su amigo Gauguin. Al llegar este ultimo de su viaje a los mares del sur, se instaló en casa de Mucha, trabajando y llevando la vida bohemia propia de los artistas de la época. De esta relación aparecen los vínculos artísticos. La imagen de mujer complaciente, dulce y sonriente, como centro de sus obras, rodeadas de ambientes y alusiones exóticas. Gauguin dibujaba el exotismo de los mares del sur, y Mucha el exotismo de su tierra.

Pero la verdadera importancia de Mucha radica posiblemente en ser el padre del Art Nouveau y el posterior Art Decó. Su estilo y sus formas acabaron por crear escuela en toda Europa. En Catalunya  este estilo se reconvirtió en el modernismo.

La historia del primer hito de Art Nouveau, es como poco curiosa. Como en muchas ocasiones a lo largo de la historia de la humanidad, la casualidad tiene pero especifico.

En las navidades de 1895, Mucha trabajaba en una imprenta de Paris. Al impresor se le encargó un trabajo urgente. La diva Sarah Bernhardt iba a interpretar la obra Gismonda y se necesitaba un cartel urgentemente. Mucha nunca había diseñado un cartel para teatro, ni era su trabajo el de diseñador. Al estar en fiestas, él era el único otro trabajador en la imprenta y el impresor le puso en el aprieto del diseño. Era un diseño complicado, ya que la diva, como buena diva, era muy especial, y en sus últimas obras había criticado fuertemente los carteles que la promocionaban. El diseño se planteó en formato, muy diferente al tradicional apaisado o cuadrado. La diva tomaba protagonismo y se sitúa en el centro del diseño, en posición idílica y destacada con mucho colorido. Se atrevió incluso a tapar el nombre de Sarah bajo una rama de palma que sostiene ella misma en su mano derecha. Mucha desafió a la diva. Es usted tan famosa que todos conocen su nombre. Imagino que le diria.

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