PERMITIDME TUTEAROS, IMBÉCILES
30 Nov 2009
Artículo de Arturo Pérez-Reverte publicado en XL-Semanal
Cuadrilla de
golfos apandadores, unos y otros. Refraneros casticistas
analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda. Presidente de
este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética
oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos
autonómicos. Ministros y ex ministros -aquí matizaré ministros y ministras- de
Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera. No quiero que acabe el
mes sin mentaros -el tuteo es deliberado- a la madre. Y me refiero a la madre
de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública
en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis posible que este
autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda todavía. De
vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el
griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis
inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias
incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que
España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes
carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se distancien cada vez
más de los públicos en calidad de enseñanza, y los alumnos estén por debajo de
la media en todas las materias evaluadas.
Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa 2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana -que, es cierto, deberían ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural-, pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y Cataluña. Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso histórico». O una ministra de Educación, la señora Cabrera , capaz de afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de maravilla, que «el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien» y que éste no ha fracasado porque «es capaz de responder a los retos que tiene la sociedad», entre ellos el de que «los jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms». Con dos cojones.
Pero
lo mejor ha sido lo tuyo, presidente -recuérdame que
te lo comente la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real
Academia Española-. Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más
determina la educación de cada generación es la educación de sus padres»,
aunque tampoco estuvo mal lo de «hemos tenido muchas generaciones en
España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos»
Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania
grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes, Quevedo,
Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la preparada, la que por
fin va a sacar a España del hoyo, vendrá en los próximos años, al fin, gracias
a futuros padres felizmente formados por tus ministros y ministras, tus Loes,
tus educaciones para la ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos
cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en
la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y
tus alumnos de cuatro suspensos y tira p'alante. Pues la culpa de que
ahora la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación,
confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos. Niet. La
tiene el bajo rendimiento educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal,
Menéndez Pidal, Manuel Seco , Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la
gente que estudió bajo el franquismo: Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias
, José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luis Mateo Díez,
Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre
los que generacionalmente me incluyo.
Qué miedo
me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil, que un
malvado.
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