COSAS DE LA VIDA

Todo el mundo sabe que en los pueblos las señoras mayores se dedican a interrogar a la gente que no tienen controlada. Ya lo decía la canción "y tú de quien eres?". A mi no me molesta que me pregunten quien soy, donde vivo, y me aguanto la risa cuando me dicen eso de "es que los chavales creceis y luego no se os conoce". Entiendo que una señora de 80 que ve poco confunda las edades. Pero esta costumbre es muy útil. Por ejemplo, entra a en la tienda un chico que nunca he visto en mi vida. Pinta de surfero (pelo medio largo y medio rubio) y de no ser del pueblo. Así que espero a que le pregunten donde vive, quien es y que hace ahí, que para eso hay tres mujeres que pasan de los 60. El chico no les despierta el mínimo interés, no lo entiendo. Yo voy haciendo cábalas, estará de vacaciones, se ha venido a vivir, pasa por aquí... y las señoras sin hacer el trabajo que les corresponde. Muy mal, me han fallado las cotillas y ahora no sé quien es ese surfero.

Esto de reciclar me gusta porque me sirve de "salgo a por tabaco". No, no fumo, así que el viaje al contenedor amarillo es uno de mis paseos. Comentándolo, me encuentro con conocidos que no reciclan por mil motivos estúpidos. El que más me hace reir es "tengo el contenedor a 25 metros y eso es lejos", y el que más me enciende es "que el ayuntamiento me pague, que seguro que hacen negocio". Aún no he escuchado lo de "que el ayuntamiento ponga un negro en la puerta de casa para sacarme la basura", pero he hecho una porra a que mi cuñada lo suelta un día de estos.

Lo que no debe saber la gente es que los ayuntaminetos pagan por dejar la basura en el vertedero, y el precio va en función del volumen de basura, caminones que se descargan. Cuanto más pague el ayuntamiento, más pagaremos nosotros de basura. Cuanto más reciclamos, menos camiones van al vertedero de basuras.

Quien contamina, paga, a ver si lo entendemos de una vez.