Los sillares desprendidos están en la misma posición en que quedaron el día del derrumbe. - LLUÍS MILIÁN
Hoy
se cumplen 1.461 días del desprendimiento de la construcción romana más
antigua de la Península Ibérica. La situación no ha variado y la
restauración aún deberá esperar unos meses
El 15 de noviembre de 2005 un tramo de
la muralla romana de unos veinte metros de longitud se vino abajo. Han
pasado cuadro años y los bloques de piedra desprendidos siguen
repartidos por el suelo de L’Hort de l’Arquebisbe. Ni el acuerdo
firmado el 4 de marzo de 2009 por el Ayuntamiento y la Iglesia
–propietaria del solar donde está enclavado el sector dañado–, para
proceder la «inmediata» reparación de la muralla, ha devuelto los
sillares al lugar que les corresponde.
Un episodio de fuertes
lluvias fue la causa apuntada como posible origen del derrumbe de la
muralla. En cuatro días cayeron sobre la ciudad 118 litros por metro
cuadrado. El suceso se produjo a las 10.30 horas y la primera medida
adoptada por el Ayuntamiento fue cerrar al público del Passeig
Arqueològic por motivos de seguridad.
Desde el 15 de noviembre de
hace cuatro años la situación no ha variado, si se exceptúa la
colocación de unos llamativos contrafuertes de hierro a ambos lados de
la muralla, con la misión de evitar nuevos y desagradables sobresaltos.
La
construcción de los contrafuertes finalizó el 2 de marzo de 2006 y su
instalación obligó a mantener clausurado el Passeig Arqueològic por
espacio de tres meses y medio. La medida fue criticada por algunos
sectores vinculados al sector turístico que defendían la tesis que era
posible la visita a pesar de las obras.
Urgencia ¿a largo plazo?
El
mismo día en que la muralla quedó hecha añicos el Departament de
Cultura de la Generalitat emitió un comunicado de prensa donde
anunciaba que estaba «definiendo las actuaciones necesarias para su
inmediata restauración». Esta afirmación cayó en saco roto y la
urgencia se desvaneció en los despachos.
De nada ha servido que
el corrimiento de tierras y sillares se produjera en un monumento
declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. Ni siquiera este sello de
calidad ha propiciado una pronta solución para reparar la construcción
romana más antigua de la Península Ibérica.
También de forma
«inmediata» se tenía que hacer la restauración rubricada en un convenio
suscrito el 4 de marzo de 2009 por la teniente de alcalde de Patrimoni
Rosa Rossell, el arzobispo Jaume Pujol y representantes del Departament
de Cultura de la Generalitat y del Institut Català del Sòl (Incasòl).
El
compromiso alcanzado para la nuevamente «inmediata restauración del
tramo de muralla» situado en L’Hort de l’Arquebisbe se produjo sólo
tres días después de que trascendiera a la luz pública que un fiscal
investigaba lo sucedido el ya lejano 15 de noviembre de 2005.
Más meses de retraso
La
teniente de alcalde de Patrimoni, Rosa Rossell, se mostró ayer molesta
con la decisión del Institut Català del Sòl (Incasòl) de anular la
licitación de las obras previstas para la reparación del lienzo de la
muralla. «Desconozco los motivos, por que no los han comunicado, pero
se me ha informado que todo el proceso tiene que empezar de nuevo». El
Ayuntamiento «tiene hecha una reserva de crédito y pensaba que las
obras estaban a punto de empezar, pero la decisión de Incasòl implica
que se retrasará cuatro, cinco o más meses», añadió.
El
descontento de Rossell es manifiesto. La responsable de Patrimoni
declaró hace mes y medio que su previsión era que antes de la
finalización de 2009 estarían en marcha los trabajos de consolidación
de la muralla en los tramos de Portal del Roser y de L’Hort de
l’Arquebisbe, a pesar de la supresión del Plan Murallas por parte del
Gobierno del Estado. Ayuntamiento e Incasòl serán, en principio, las
administraciones que financiarán los dos proyectos, sin descartar una
aportación de la Administración Central.
La respuesta de Incasòl
El
Institut Català del Sòl respondió ayer a las declaraciones de la
concejal Rossell y clarificó la situación. Desde el gabinete de prensa
se informó a esta Redacción que la empresa pública «no ha anulado la
licitación». Sucedió que «se inició un procedimiento negociado en el
que se pedía la comparecencia de tres empresas y, finalmente, sólo se
presentaron dos».
Ante esa tesitura, los responsables de la
empresa pública consideraron la conveniencia de efectuar una nueva
convocatoria, «ya que se quiere que la empresa encargada de hacer las
obras de restauración de la muralla sea competente y realice un trabajo
de calidad».
La misma fuente contradijo a la teniente de alcalde
de Patrimoni. «El Ayuntamiento de Tarragona está informado desde hace
tiempo de cómo está el proceso», subrayó.
Según el Incasòl, ya
está abierto el nuevo proceso para adjudicar la restauración de los
tramos de muralla que coinciden con el Portal del Roser y L’Hort de
l’Arquebisbe. «En cuestión de diez días que se haga público el anuncio
de la convocatoria».
Las obras de reparación de la construcción
romana «podrían empezar, como muy tarde, dentro de tres meses porque,
insisto, nuestra intención no era retirar la licitación sino que a la
misma acudieran tres empresas para poder tener más posibilidades de
elección». Bajo ningún concepto «se ha anulado la obra» de restauración
del lienzo que se derrumbó el 15 de noviembre de hace hoy cuatro años.
300.000 euros
Difícilmente
se podrá mantener el presupuesto de 300.000 euros calculado en el
proyecto de reconstrucción de la muralla aprobado por la Comissió
Territorial del Patrimoni Cultural de la Generalitat.
Esta
cifra era la que se barajó a finales del pasado año, cuando por
aquellas fechas la previsión apuntaba a que las obras comenzarían
dentro del tercer trimestre de 2009.
Ante las nuevas noticias que
se derivan de la decisión del Incasòl de anular la licitación de las
obras, con suerte el tramo de la muralla ubicado en L’Hort de
l’Arquebisbe no empezará a recuperar la imagen que tenía antes del 15
de noviembre de 2005 hasta mediados 2010.
http://www.diaridetarragona.com/tarragona/036436/muralla/cuatro/anos/
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