Quantes dones no van anar a votar el passat 1N? Alguna d’elles va pensar que només fa 75 anys que podem votar al nostre país? Per què malmetre un dret que es va aconseguir després de tantes lluites?
Sovint cal fer memòria del passat per interpretar el present i encarar el futur. El dret de vot per a les dones no va ser fàcil. Primer es va aconseguir per a les solteres emancipadees i les vídues, el 1924, durant la dictadura de Primo de Rivera. No podien votar les casades amb la increible raó d’”evitar les disputes entre cònjuges”.Amb
Ara, 75 anys després, l’1 de desembre de 2006, s’ha aprovat una Proposició no de Llei sobre la commemoració del reconeixement del dret a vot femení.
Si al segle XX va ser un repte aconseguir el vot de les dones, ara, en ple segle XXI, el repte es
Resta encara un llarg camí per aconseguir la paritat de gènere. La tasca de les pioneres encara està per concloure.
Us convido a llegir la intervenció de Carmen Alborch al Congrés dels Diputats del 28 Noviembre 2006:
Muchas gracias, señor Presidente Señorías, es para mí un honor defender, como mujer y en nombre del Grupo Parlamentario Socialista, al que represento en esta tribuna, una proposición no de Ley, enmarcada en una serie de actos conmemorativos de una efeméride tan importante para las mujeres, en particular y para la ciudadanía en general, como es el “Establecimiento efectivo del Derecho al voto para las mujeres, y en consecuencia la implantación del Sufragio Universal en toda su extensión. En la exposición de motivos de la Proposición no de Ley que estamos defendiendo, consideramos el siglo XX como “el siglo de las mujeres”, puesto que nunca antes, a lo largo de la historia, hemos alcanzado mayor protagonismo y relevancia y esto sin duda ha contribuido a una importantísima transformación social. Y, señorías, no es un tema baladí; sobre todo, si tenemos en cuenta que en el siglo XVIII, que en términos históricos podemos decir que fue ayer, los Ilustrados; abrieron el debate sobre “la inferioridad” (entre comillas) física, intelectual y moral de las mujeres y su circunscripción al espacio privado.
Afortunadamente las mujeres reaccionaron y surgió El Movimiento Feminista, que nacerá en Inglaterra y Estados Unidos a mediados del siglo XIX. El derecho al trabajo, educación, igualdad jurídica y el reconocimiento del voto, fueron las reivindicaciones de las mujeres. Pero será la demanda de sufragio la que centre la lucha del feminismo primero. Cualquier movimiento social avanzado cuando ha visto la luz, ha recibido los ataques de sus coetáneos, puesto que las ideas que entrañan avance social, son con frecuencia objeto de resistencia e incomprensión por parte de la mayoría, que no permite su asimilación y expansión, hasta que no hay suficiente masa crítica. Y el Movimiento de mujeres no ha escapado a esta constante histórica de resistencia al avance que entraña la igualdad real. Las Sufragistas fueron tachadas de frustradas, resentidas y revanchistas. Pero lejos de hacerles desistir en su empeño, intensificaron su lucha, puesta a prueba en
Desde el punto de vista social, el acceso al trabajo y la educación, junto con el incipiente descenso de la natalidad, avivan el debate sobre los objetivos vitales de las mujeres y perfilan un renovado ideal femenino. Aunque la vida de las españolas se moverá entre la tradición y el cambio, todo parece conducir a mujeres más cultas, más preparadas, capaces de cubrir sus necesidades materiales y dispuestas a defender las parcelas de libertad que irán conquistando muy poco a poco. Ese fue el perfil de las primeras mujeres españolas feministas que fueron en ocasiones descalificadas hasta la saciedad, olvidando, como sucede en ocasiones todavía hoy, que el feminismo es un movimiento de liberación, una política, como dice Amelia Valcárcel, porque tiene como objetivo la generalización y la universalización de los derechos humanos. Sabido es que en España el derecho al sufragio no generaba un apoyo similar al de los países anglosajones. Será la Constitución de 1931 tras un intensísimo debate cuyo lectura recomiendo fervientemente la que reconozca por fin el voto femenino en igualdad con los hombres y abra la puerta a la participación política de las españolas.
A lo largo de mi intervención, he recordado algunos de los hitos de este complejo recorrido histórico que ha mediado entre ambas fechas. Se han alcanzado grandes logros, con la ayuda de medidas legislativas y políticas, que deben consolidar el acceso de las mujeres a la ciudadanía plena y la participación política en igualdad real. La igualdad real se debe incorporar al día a día de las vidas de todas las mujeres y hombres de este país. Insisto solo cuando haya igualdad real entre mujeres y hombres podremos hablar de democracia plena. Con objeto de que la conmemoración sirva al mismo tiempo para impulsar el reconocimiento de la participación de las mujeres en la vida política. Mi grupo, el grupo Socialista, presenta, conjuntamente con el resto de los Grupos Parlamentarios (y esto es una magnífica noticia)