PRACTICARON CON ÉXITO COMPLEJAS OPERACIONES DE TREPANACIÓN DEL CRÁNEO
Uno
de los cráneos descubiertos por los arqueólogos, con un gran agujero
donde se realizó una operación. (Foto: Valerie Andrushko)
ROSA M. TRISTÁN
MADRID.- Los
cirujanos incas que habitaron en Cuzco (Perú) practicaron con éxito las
complejas operaciones de trepanación del cráneo con fines curativos y
llegaron a obtener un éxito de supervivencia del 90% de los pacientes, con niveles de infección realmente bajos.
El sorprendente hallazgo ha sido realizado por el equipo de Valerie
Andrushko, de la Universidad del Conecticut y su colega John Verano, de
la Universidad de Tulane (ambas en EEUU), quienes han analizado 411 cráneos procedentes de 11 yacimientos distintos en el país andino.
De ellos, 66 tenían practicados unos perfectos agujeros a través del
hueso, que indican que se les practicó una trepanación. Una
intervención similar se realiza hoy en día para tratar coágulos
sanguíneos o aneurismas, y se conoce como craneotomía.
Los vestigios de que hace miles de años se conocía esta técnica como
tratamiento médico ya habían sido apuntados por el antropólogo Verano.
"Lo que distingue este nuevo trabajo es que proporciona la evidencia
más amplia conocida sobre la teoría de que había un trauma en el
cráneo. Además, se incluye el único cráneo conocido en el que el
agujero fue taponado de nuevo para enterrar a un
individuo, que debía ser de la alta sociedad por las características de
la tumba", explica Andrushko a EL MUNDO.
La investigación, publicada en el American Journal of Physical
Anthropology, pone de manifiesto que los incas, además de excelentes
ingenieros y astrónomos, también eran expertos en el campo de la
medicina, frente a quienes pensaban que estas operaciones tenían un
sentido ritual. Andrushko reconoce que se quedó "sorprendida por su habilidad y su alta tasa de supervivencia".
Se cree que la técnica se practicaba en la zona desde el siglo V que se
perfeccionó en los cinco siglos siguientes. También fue habitual en
otras civilizaciones, como la egipcia.
Lesiones de guerra
Casi todos los cráneos agujereados pertenecieron a varones jóvenes
que, según se supone, fueron lesionados en batallas. Por ello, los
investigadores se sorprendieron de encontrar 19 hembras en su muestra.
¿Acaso también iban a la guerra? "De momento, no sabemos la razón, hay
que investigar más", reconoce la arqueóloga. Una de las hipótesis
apunta que la trepanación también podía usarse para curar la epilepsia o infecciones crónicas en el cráneo.
Otro de los cráneos muestra varias perforaciones. (Foto: V.A.)
La técnica de los cirujanos incas era altamente precisa. Primero
hacían un raspado circular del hueso en una zona más amplia que la que
se iba a afectar. Y luego se practicaba el agujero con unos
instrumentos determinados. Casi siempre en la zona central o izquierda,
posiblemente porque el contrincante se posicionaba a la derecha.
Entre los cráneos estudiados hay uno que tiene hasta siete agujeros,
lo que parece indicar que su caso era complicado, pero que logró
sobrevivir varias veces a la compleja intervención. También se sabe
que, aunque no tenían anestesia moderna ni antibióticos, sí poseían un gran conocimiento de plantas medicinales.
"La coca era una de estas plantas y también recogían tabaco salvaje
que, junto con la cerveza de maíz, les servían para aliviar algo el
dolor". Entre los antisépticos naturales menciona la utilización de
bálsamos y de los saponinos, unos compuestos vegetales que también
reducen el colesterol.
"Lejos de la idea de que unos salvajes agujereaban cráneos para
alejar a los demonios, lo cierto es que eran cirujanos muy
especializados. Nuestro trabajo revela que las civilizaciones
prehistóricas ya lograron innovaciones médicas importantes.
Y la mejor prueba de que eran operaciones útiles para un trauma craneal
es que se siguen realizando", argumenta la doctora Andrushko.
Curiosamente no hay referencias a las trepanaciones craneales entre
las crónicas que hicieron los primeros conquistadores que llegaron a
Cuzco, comandados por Francisco Pizarro. La arqueóloga norteamericana
comenta, no obstante, que sí han encontrados vestigios etnográficos de
que la práctica no acabó totalmente con la llegada de los españoles,
aunque sí se habría extinguido con la desaparición del Imperio Inca.
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/05/16/ciencia/1210929568.html