El Baño del Inca. La vegetación escondía el sitio a 3 200 metros sobre el nivel del mar, en El Tambo.
Foto:EL COMERCIO DE LIMA, GDA
Redacción Cuenca
Un manto verde cubría hasta hace dos semanas la riqueza arqueológica
de Coyoctor (Cañar). La vegetación ocultaba los vestigios del Baño del
Inca, un sitio ubicado a 3 200 metros sobre el nivel del mar, en el
cantón El Tambo.
Allí un equipo de arqueólogos, restauradores y personal de limpieza
inició una investigación, rescate y puesta en valor del complejo. Se
trata de un montículo natural de arenisca y piedra relativamente suave
para el tallado.
Esto les permitió a los cañaris e incas tallar figuras, en bajos
relieves, de lagartos, sapos... relacionadas con temas religiosos.
También se descubrió un sistema de canales, graderíos, cuartos y
bañeras.
Para Gerardo Castro, del Instituto de Patrimonio Cultural del
Austro, aún no se define el uso que ambas culturas dieron a este
espacio.
Señala además que el sitio tenía problemas de conservación por
su fragilidad. Para rescatar el promontorio (colina natural) se
realizó un levantamiento topográfico. Luego se limpió manualmente cada
una de las capas de tierra para tener mejor visibilidad y se liberó de
hongos y líquenes. Allí se hallaron graderías, construcciones con
formas geométricas y excavaciones protegidas con piedras.
Así, la topografía de Coyoctor cambió y se rescató un 40% de la
zona de vestigios. Los investigadores dibujaron al detalle el sitio
para tener un plano general de Coyoctor y la descripción de cada uno
de los elementos hallados.
Según Eduardo Crespo, presidente de la Casa de la Cultura de Cañar, a este aporte de los investigadores se suman los descubrimientos en Zhin, ubicados cerca de la parroquia Taday (Azogues).
Allí, como en Coyoctor, existían pocos antecedentes de otras
investigaciones. En Zhin la intervención mostró terrazas y se elabora
el plano topográfico para comprender su patrón urbano.
La idea es conocer si la terracería era para habitación,
agricultura, edificios administrativos, plazoletas u otros elementos.
En ese sitio se ejecutaron labores de limpieza manual para dejar
expuestos los muros que conforman las plataformas y terrazas.
El arqueólogo Antonio Carrillo dice que hay tres tipos de muros.
Uno construido con piedras en forma de cuño, colocadas en forma
vertical e hileras (cañari). Otro de carácter inca edificado con
piedras rectangulares canteadas (cortadas) y talladas. Y estructuras
construidas con piedra rústica.
La investigación se amplió a otros sitios de Cañar como el cerro de
Cojitambo, al norte de Azogues. En sus faldas se trabaja en la
interpretación de materiales arqueológicos: cerámica, basamentos de
casas y áreas funerarias.
En el sitio se toman las muestras de las osamentas para el análisis
morfométrico (dimensiones y características) que se realiza en la Universidad de la Península de Santa Elena. Pero, el mayor reto de los arqueólogos es la laguna de Culebrillas, a 40 minutos del cantón cañarense de El Tambo.
El mes pasado ya se realizaron las primeras pruebas de inmersión en
este sitio. El objetivo es ejecutar estudios topográficos, dibujos y
mediciones.
En la primera inmersión, los buzos dirigidos por José Chancay y el
restaurador Carlos Pacheco rescataron un aríbalo inca (vasija).
10 expertos
El equipo de investigadores de los sitios
arqueológicos de Cañar está integrado por 10 profesionales. Entre
arqueólogos, restauradores, buzos...
En el proyecto interviene el Instituto de Patrimonio Cultural del Austro, la Casa de la Cultura de Cañar y el Municipio de El Tambo.
En la recuperación arqueológica se invierten USD
45 000. El objetivo es diseñar en corto plazo el plan de manejo de
estos sitios y convertirlos en atractivos turísticos.
http://www.elcomercio.com/noticiaEC.asp?id_noticia=199112&id_seccion=7