SOMBRAS DE OJOS
En mis años de casada fui desgraciada sin saberlo, resulta que no hay nada más dificíl que saber que no quieres a alguien. Cuando amas a alguien lo sabes, cuando no es así, la mente se inventa mil argucias para negarlo. No ves que no quieres a esa persona, pero tienes algunos sintomas. En mi caso, un síntoma fue que me dió por comprarme sombras de ojos. Algo totalmente estúpido y absurdo, no porque el maquillaje pueda ser algo superficial, no llego a esos niveles de filosofía, sino porque no uso sombras de ojos. Las cosas banales nos distraen de la esencia de la vida, por eso me permito la licencia frívola de ocupar cierto tiempo de mis dias en chorradas, pero ocupar demasiado tiempo en comprar sombras de ojos, zapatos, ropa u otras fruslerias es intentar llenar un vacío de tu vida. Y digo intentar, porque la falta de amor no se llena de ropa, son compartimentos diferentes. Ahora tengo un cajón lleno de sombras neutras, satinadas, topo, con shimmer, mineralizadas y mates, que voy regalando poco a poco a mis hermanas y amigas.