TE QUIERO TANTO QUE TE AHOGO
Mi amiga B. tuvo a su hijo gracias a uno de esos tratamientos de los que confundo el nombre, y poco después tuvo un problema que le impide volver a tener hijos. Normalmente esos tratamientos son más costosos (economica y emocionalmente) que un polvo de diez minutos, y por este motivo ven al hijo más valioso o más deseado que los hechos en diez minutos tontos. Te sueltan frases del tipo "nuestro jaimito es muy deseado, nos costó tanto...". Algunas de estas madres son un pelín obsesivas, confunden ser buena madre con ser absorbentes. Así que B. es tan buena madre que duerme con su hijo de 6 años, en una habitación a parte de su marido, con el que no folla hace 3 años. Solo le da besos sin lengua, cortos y con los labios cerrados. No trabaja por si un día su hijo se pone enfermo, o por si le pasara algo terrible como una hospitalización. Tampoco quiere separarse del niño al mediodía, nada de comedores escolares ni de comer con familia o amigos sin la madre. El niño no va a ninguna parte sin la madre, ni la madre sin el niño, parece que el niño ha sustituido a la pareja que B. no tiene (el marido es invisible), incluso toma el café con las amigas y el niño, que es un contertulio más en conversaciones femeninas subidas de tono. Cuando fulanita dice que tenia un novio que le encantaba el sexo oral, allí está el crio escuchando, incapaz de ir a jugar con otros niños. B. dice orgullosa que vive por y para su hijo porque es muy deseado y no puede tener más. Sus reflexiones me hacen pensar en lo fácil que es proyectar nuestras neurosis.