Carta de amor (fragmento)
Pienso en las holoturias angustiosas que a menudo
nos rodeaban al acercarse el alba
cuando tus pies más cálidos que nidos ardían en la noche
con una luz azul y centellante.
Pienso en tu cuerpo que hacía del lecho
el cielo y las montañas Supremas de la única realidad
con sus valles y sus sombras
con la humedad y los mármoles y el agua negra
reflejando todas las estrellas en cada ojo.
¿No era tu sonrisa el bosque resonante de mi infancia
no eras tú el manantial
la piedra desde siglos escogida para reclinar mi cabeza?.
Pienso en tu rostro
inmóvil brasa de donde parten la vía láctea
y ese pesar inmenso que me vuelve más loco que una araña
encendida agitada sobre el mar.
Intratable cuando te recuerdo la voz humana me es odiosa
siempre el rumor vegetal de tus palabras me aísla
en la noche total
donde brillas con negrura más negra que la noche.
Toda idea de lo negro es débil para expresar la larga ululación
de negro sobre negro resplandeciendo ardientemente.
César Moro