Vista
superior de la maqueta que muestra cómo quedará el entorno del
Templo
de Diana una vez llevadao a cabo el proyecto./ BRÍGIDO
Presentan el proyecto del Templo de Diana como ejemplo de integración arqueológica
Un
seminario sobre arquitectura y restauración del patrimonio muestra a
Mérida como una ciudad que «mima y vive» sus monumentos. La tendencia
en la integración de yacimientos es el diseño de proyectos en los que
trabajen juntos arqueólogos y arquitectos.
CELIA HERRERA/MÉRIDA
El
seminario 'Arquitectura y Restauración del Patrimonio', organizado por
el Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, fue el escenario
elegido ayer para la presentación del proyecto definitivo de
recuperación del entorno del Templo de Diana de Mérida, que fue puesto
como ejemplo de integración de un yacimiento arqueológico garantizando
su conservación y protección, a la vez que se facilita su uso y
disfrute por parte de ciudadanos y turistas.
José María Sánchez,
el arquitecto extremeño que elaboró el proyecto, explicó que éste ha
sido muy respetuoso con el monumento y los restos arqueológicos. Su
objetivo principal ha sido «coser el borde difuso y sucio de las
medianeras que afean los alrededores, y crear una fachada que dé más
relevancia al Templo».
Una vez aprobado el proyecto por el
Consorcio, se encuentra a la espera de que los nuevos responsables
regionales retomen su tramitación y convoquen el concurso de obra, tal
como se anunció en la legislatura pasada.
El interés del
proyecto es doble, ya que aparte de la recuperación del valor
patrimonial de la zona también despierta el interés comercial por la
utilización de los locales que pretenden potenciar la actividad
económica del entorno, y que formarán parte del centro comercial
abierto que se está llevando a cabo en Mérida.
Al parecer, y
según comentó Sánchez García, los contactos establecidos hasta el
momento han sido muy positivos, por lo que confía en que el proyecto
recibirá en breve su impulso definitivo.
La pieza arquitectónica
que sirve para llenar los huecos y ocultar las medianeras, y en la que
se ubicarán los locales comerciales, «queda flotando por encima de los
restos arqueológicos, apoyada en el mínimo de pilares metálicos,
pensando en una plaza de sol y sombra, en la que unas zonas quedarán
abiertas y otras cubiertas por soportales», describió.
José María Sánchez autor del proyecto del Templo./ BRÍGIDO
Piedra de Estremoz
En
la plaza se utilizarán materiales muy clásicos, e incluso se ha elegido
piedra de Estremoz, en sillares con dimensiones similares a las que
usaban los romanos, de 1,80 por 0,80 metros.
Respecto a la
posibilidad de que la mezcla de estos materiales clásicos con otros más
contemporáneos, como el metal y el vidrio, levante ciertas críticas en
algunos sectores, José María Sánchez recalcó que la arquitectura «y la
memoria de los sitios necesitan un tiempo hasta que entran en la
cultura».
Debate inevitable
Precisamente,
el debate y la polémica son factores comunes en la mayoría de los
proyectos de restauración, señaló ayer el director científico del
seminario, José Antonio Galván, que recordó las críticas que recibió
hace 15 años la construcción sobre el yacimiento de Morerías del
edificio de las Consejerías de Juan Navarro Baldeweg, y ahora esta
actuación es puesta como ejemplo a nivel internacional de la
integración y la conservación de restos arqueológicos, que no podrían
haber pervivido sin una cubierta que los protegiera.
«Morería
era antes de la actuación un barrio decadente de una ciudad en la que
los vecinos daban la espalda al río, y ahora se ha creado una fachada
digna de la ciudad que ha recuperado el río como plaza, a la vez que se
han protegido los restos arqueológicos», señaló Galván.
En la
actualidad, está internacionalmente reconocido que la recuperación de
los restos arqueológicos no consiste en dejarlos tal cual en un jardín,
sino en permitir que la ciudad recupere todos los momentos históricos
que ha vivido, «conviviendo con el pasado, pero dignificándolo».
«El
desarrollo de Morerías es ahora un modelo a seguir en la integración de
yacimientos porque, si no, habría que ir olvidando las ciudades que
guardaran un pasado, e ir haciendo otras ciudades nuevas», añadió.
Siendo
ya Mérida una ciudad pionera en la integración de sus monumentos y
yacimientos en su entramado urbano, ejemplo de urbe que «mima y vive»
los recuerdos de su pasado, el Consorcio se plantea la posibilidad de
convocar concursos de ideas para la búsqueda de los mejores proyectos
de recuperación de algunos espacios arqueológicos de la ciudad que se
consideren relevantes, en vez de que sea un único constructor el que
presente una idea, como se está haciendo actualmente en todos los casos.
Esta
idea sólo se aplicaría en casos concretos, y además se promovería que,
en los concursos de ideas que se convocaran, participaran equipos
multidisciplinares de arqueólogos y arquitectos, para que ambos tipos
de profesionales compatibilicen y complementen sus diferentes
perspectivas.
El futuro de la restauración del patrimonio se
encuentra en la formación de estos equipos multidisciplinares para el
diseño de proyectos de restauración, advirtió Galván.
En Mérida,
añadió, ya existen numerosos ejemplos de esta tendencia, como las
actuaciones llevadas a cabo en el 'castellum aquae' de la calle
Calvario, la recuperación del pozo de nieve de Reyes Huertas, las
termas de San Lázaro y la restauración del Arco de Trajano.