¿Como empezar?

01 Diciembre, 2007 20:29
Escrito por jmdf, General

¡Como empezar! por

Josep Maria Dalmau

jmdf@menta.net  

www.fondoimagenes.com

Si no fuera fotógrafo de la naturaleza, desearía serlo. Toda mi vida he dedicado todo mi tiempo libre a la natura. Desde siempre la he fotografiado. Siempre se han sacado hermosas fotografías. Pero ahora con el advenimiento de las cámaras digitales se ha conseguido una comodidad y perfección nunca antes alcanzada.

¿Por que escribo este libro? vivimos en un mundo estresado en el que las personas son cada día mas competitivas. Las horas están contadas. El trabajo cotidiano se lleva muchas de las horas del día, se come mal y rápido y para sacarse el estrés nuestros modernos urbanitas van al gimnasio o hacen footing en los parques públicos con sus chándales y zapatillas de marca.  Después de ducharse usan desodorante para no oler mal.

Todo parece indicar que tiene poco sentido escribir una guía para los fotógrafos de la naturaleza. Si no fuera; siempre hay un “si no fuera” que en mis diarios paseos al amanecer por el campo con mi ropa sudada y mis alpargatas gastadas de tanto andar y sin etiqueta de marca, encuentro a tantas personas como yo disfrutando de la natura con horas a menudo arrancadas al sueño paseando con sus animales domésticos, a partir de ahora “fieles compañeros”  haciendo saludable deporte sin competitividad alguna o simplemente admirando un hermoso amanecer. 

Para todos estos hombres y mujeres que aman la natura, que quieren perpetuarla en sus fotografías y quieren adentrarse en este mundo mágico de los conservadores de imágenes, para vosotros, escribo este libro. Para vosotros, hombres y mujeres, a partir de ahora “fotógrafos” nos adentraremos juntos en un nuevo mundo, el de la técnica fotográfica. En esta libro encontraréis todos los consejos que podáis menester, desde el equipo necesario a como debéis usarlo.Cojámonos de la mano y seguidme en este paseo natural que espero dure toda la vida y juntos desgranaremos las estaciones, veremos pasar ante nuestras lentes u objetivos los diferentes paisajes y todos los colores del arco iris, todos los insectos, las aves y las flores posaran para nosotros y serán nuestros modelos, musas de inspiración.

El área de trabajo. Está muy claro, que si nos desplazamos al Himalaya conseguiremos unos paisajes impresionantes, si nos vamos a la selva del Amazonas, las mas bellas aves posaran para nosotros. ¿Dónde está el inconveniente? Que no siempre es fácil desplazarse a idílicos lugares. Cuando llegamos a ellos, no conocemos lo suficiente la fauna y la flora para sacarle el suficiente provecho. Decía un viajero empedernido muy aficionado a la fotografía. Cuando llego a una ciudad nueva, lo mejor es adquirir en un quiosco todas las postales de la zona. Ya sabemos los mejores lugares que tenemos que fotografiar.

Podemos ser fotógrafos de la naturaleza viajeros e ir picoteando aquello que se nos ponga delante de la lente, o podemos ser observadores sedentarios de un paraje predeterminado y observarlo a traves de las horas, de las estaciones, de los años. Entonces es cuando llegaremos a conocer mismamente como se comporta la naturaleza y sus habitantes.

Este es el sistema que yo aconsejaría. Nuestra área de trabajo, debe de ser un camino arbolado, un parque, un bosque. Su extensión, nos marcaríamos cuatro o cinco kilómetros que podamos recorrer en un par de horas. Es importante, que sea cercano. Ello nos permite aprovechar todos los momentos libres para ir a investigar. Si tenemos una mañana o una tarde, haremos el camino completo. Si tenemos una hora, elegiremos el tramo mas interesante según estemos buscando insectos, flores o aves. Nuestro circuito elegido, debe sernos conocido como la palma de nuestra mano.

Hay que memorizar y nombrar entradas, matorrales, sitios donde pueden beber las aves. En primavera, es la época ideal para sacar un extenso archivo de las flores silvestres que pueblan nuestros parajes. Verano, florece con multitud de formas de vida, mariposas, hermosos odonatas, abejas recolectando su polen. Es el paraíso de la macrofotografía de los insectos. En otoño, las aves migratorias inician su ciclo. Invierno, es la época de las hojas muertas, maravillosas fotografías pueden sacarse de un tronco caído, de una hojarasca con sus ocres hibernales. Las aves que deciden quedarse vuelan cerca del suelo.

Este es el ciclo que debemos conocer en nuestro circuito particular, que debemos respetar, cuidar, defender, amar. Nuestra pequeña porción de ecosistema. Si está cerca de la ciudad, los especuladores urbanísticos intentarán destruirlo y los domingueros lo llenarán de basura, si está cerca de la industria, lo llenarán de polución y contaminación.

La naturaleza, necesita nuestra ayuda. No podemos salvar el mundo nosotros solos, pero si elegimos un bosque, parque o riachuelo para que nos proporcione armonía en nuestra vida, en nuestros paseos o safaris fotográficos, debemos luchar por ellos ante los agresores del medio ambiente. Y si no siempre se consigue una total victoria, al menos conseguiremos convertirnos en algo tan molesto como una piedra en el zapato para los agresores medioambientales, políticos solapados de ecologistas, especuladores e industriales.

Josep Maria Dalmau    jmdf@menta.net     www.fondoimagenes.com     

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El equipo.

06 Diciembre, 2007 19:09
Escrito por jmdf, General

El equipo. 

Por Josep Maria Dalmau      jmdf@menta.net  www.fondoimagenes.com

 

Vamos a seguir paso a paso el camino que tiene que convertirnos en el perfecto fotógrafo de la naturaleza.

Una vez que hemos definido nuestra área de trabajo,  ¿qué es lo más importante?  El equipo fotográfico. Las herramientas que van a permitirnos inmortalizar estos momentos únicos que la natura nos proporciona. Un pintor puede ser un auténtico genio,  pero necesita de pinceles, telas y pinturas para ejecutar su obra. En nuestro caso en concreto, sólo queremos plasmar de forma fidedigna, cual notarios de la naturaleza, retazos de esta belleza que Dios o la evolución han creado, “personalmente prefiero creer en la primera opción”, y que encontramos en nuestro andar por la vida.

 

¿Qué lienzos y pinceles usaremos para plasmar nuestra obra? Aquí es donde empezamos este capítulo.

 

Hay dos modos de hacer las cosas: el bueno y el regular. Ninguno de ellos será el idóneo para todas las ocasiones. En algunos casos, la forma mas clásica de sacar fotografías será la mejor, en otros,  necesitaremos de un pragmatismo en el que una forma más innovadora y menos ortodoxa puede dar unos resultados excepcionales.

Aquí, en este capítulo,  vamos a detallar los dos equipos óptimos para el buen fotógrafo de la naturaleza:

 

El cuerpo de cámara

 

La más rancia ortodoxia nos indica que el buen fotógrafo de la naturaleza precisa de un cuerpo de cámara refex SLR, digital por supuesto, “negar las ventajas de la fotografía numérica contra el nitrato de plata sería como decir que la tierra es plana”.  Si queremos ser previsores mejor llevar dos cuerpos en nuestra mochila. Respecto a las marcas, allá cada uno con sus preferencias. Lo importante es que sea una SLR.

 Las ópticas.  

Ésta es la madre del cordero. Para fotografiar paisajes es imprescindible un gran angular de 18 a 28 mm. que,  contando con un factor de multiplicación de las cámaras digitales reflex 1,5,  que es lo más usual, nos quedaríamos en unos 30 mm. de focal efectiva.

Para el macro, tanto de flores como de insectos,  lo más idóneo es un 105 mm. En ocasiones también pueden hacernos falta unos tubos de extensión para el macro extremo, es decir de 1 a 1.

La fotografía de aves ya es harina de otro costal. Aquí lo que se impone es un tele de 500 mm. que contando con la multiplicación 1,5 de las reflex digitales quedaría en 750 mm. de focal. Con una lente de semejantes dimensiones es muy difícil trabajar sin trípode, a no ser que subamos el ISO a 800,  disparemos a un diafragma máximo abierto y  tengamos la suerte de que luzca un buen sol que nos suba la velocidad a 1/3000 o superior.

  

Este es el equipo óptimo que llevaría un fotógrafo de la más rancia escuela.

 

Ventajas:  una soberbia calidad en las tomas.

Inconvenientes:  en primer lugar el precio, que se dispara fuera de las economías de muchísimos de los fotógrafos de la naturaleza. En segundo lugar el volumen y el peso, que puede alcanzar unos cuantos kilos a los que tendríamos que añadir el peso de un buen trípode de titanio, por lo que será necesario preparar una buena mochila e ir bien desayunados a hacer fotos.

  

Si reducimos el equipo, que también es posible,  a un solo cuerpo de cámara con un zoom de 28-105 mm. para los paisajes y el macro y uno de  500mm.  para la fotografía de aves,  lograríamos bajar considerablemente los costes.

 

Visto el equipo ideal para un fotógrafo de la naturaleza  vamos a analizar otros equipos más pragmáticos con los que es posible obtener muy buenas fotografías eliminando los dos inconvenientes antes señalados, es decir, el precio y el elevado peso y volumen que,  en según que casos,  pueden convertirse en un serio inconveniente.

No podemos olvidar que la fotografía de la naturaleza nos puede llevar a subir riscos,  vadear ríos  y a ponernos en situaciones de riesgo en las que una simple caída, que para nosotros no significa más que unos cuantos arañazos, puede significar la muerte para nuestro preciado y caro equipo.

 

Como solución a todos estos problemas descubrí hace unos pocos años una camarita muy pequeña, prácticamente como una tarjeta de crédito, de un centímetro de grosor con un peso de 150 gramos aprox. que sacaba unas fotografías magníficas. Estrujando sus posibilidades encontré que también tenía un modo de súper macro desde un centímetro de distancia. Esto me abrió un mundo de posibilidades, pues hasta una minúscula garrapata de un par de milímetros era apta para ser fotografiada.

Las pequeñas, bonitas y baratas cámaras compactas fueron ganando megas de resolución y calidad.  Casi todas las que pertenecen a la última generación ya incorporan un cuerpo estabilizado que elimina muchísimos movimientos de la cámara, por  lo hay que ser muy torpe para sacar una fotografía borrosa.

Algunos modelos están sellados para aguantar bajo el agua hasta una profundidad de 5 metros. ¡ Qué magníficos paisajes podemos sacar debajo del agua de nuestros ríos, lagos o estanques sólo poniéndonos con el agua hasta las rodillas !.

Por último, en las cámaras compactas modernas no es raro encontrar focales de 5 a 82 milímetros que gracias a su pequeño sensor de 1/2,5 pulgadas queda convertido en una óptica equivalente a paso universal de 28 a 500 milímetros. El peso de estas pequeñas y evolucionadas cámaras rara vez supera los 300 gramos.

 

¿Cuál es el inconveniente de este equipo que reúne casi todas las ventajas, es decir,  precio modesto, bajo peso y escaso volumen? . Tal vez el único que se le puede encontrar es su pequeño CCD. Incorporar siete u ocho millones de fotositos en un pequeño sensor de 9X13 milímetros aproximadamente significa que la información algorítmica ha estado drásticamente comprimida.  

Dicho en un lenguaje coloquial,  estas cámaras dan un resultado fabuloso con buena luz y sensibilidades ISO bajas. En cuanto el sol flaquea y subimos el ISO a sensibilidades superiores a los 400, el resultado es un molesto e impresentable ruido, “grano en las antiguas cámaras de carrete”,  que hace que las agradables, cómodas y baratas cámaras compactas no sean las adecuadas para condiciones extremas de luz.

 

Para resumir y terminar este largo capítulo referente al equipo ideal para el buen fotógrafo de la naturaleza, y una vez examinados los pros y los contras de los dos sistemas, el bueno y el regular,  puedo concluir que no existe el equipo ideal.

Mi modesto equipo se compone de una cámara reflex SLR de 12 megas de resolución con una lente de 28-300 milímetros, un teleobjetivo de 500 y varias lentes más acumulando polvo en el cajón.

Para la mayoría de ocasiones utilizo una muy pequeña compacta con súper macro a 1 centímetro, una camarita sumergible hasta cinco metros y para la fotografía de aves otra pequeña reflex compacta de visor digital a la que además le puedo añadir un tele convertidor, consiguiendo de esta forma que su focal sea casi comparable a la que se obtiene con el digiscoping, que consiste en aplicar una cámara al ocular de un telescopio terrestre.

                                                                                jmdf@fondoimagenes.com

 

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La indumentaria.

14 Diciembre, 2007 10:45
Escrito por jmdf, General

  por Josep Maria Dalmau   jmdf@menta.net   www.fondoimagenes.com

 

Una vez tenemos el equipo preparado y hemos escogido el itinerario de lo que será nuestra primera salida como fotógrafos de la naturaleza, sólo nos queda un pequeño tema por comentar:  la indumentaria.

Muy bien podrían decir que cada cual se viste como quiere y tendrían más razón que un santo, pero me atrevo  a sugerirles unos breves comentarios, que son fruto de mi experiencia a lo largo de muchos años en contacto con la natura.

 

Si ha decidido que su primera salida sea un hermoso parque público lleno de árboles, senderos y carteles prohibiendo dejar sueltas a nuestras mascotas, compañeras leales e indispensables de nuestros recorridos, puede usted vestirse un elegante chándal de marca ( los hay realmente vistosos), unas zapatillas súper cómodas con cámara de aire que parecen andar solas y una mochilita muy bonita de éstas que parecen de niñas, en las que caben perfectamente un cepillo y una bebida tonificante.

El efecto, será realmente hermoso, pero es para otro tipo de fotógrafos más sofisticados, no me veréis en estos sitios.

Si para nuestra primera salida hemos escogido los márgenes de un río, bosque o una divina alameda, lo más idóneo sería que vistiera usted con una ropa vieja y muy cómoda. Los pantalones de pana dan un resultado excelente frente a las plantas espinosas, entre las que normalmente nos tendremos que arrastrar. "Aunque en los documentales del canal Natura siempre salgan con pantalones cortos, son altamente desaconsejable. Incluso cuando el calor aprieta, es mejor algo de bochorno que dejarnos las piernas ensangrentadas con los espinos."

 

 Igual digo con respecto a la camisa. Una camisa de manga corta queda de lo más bonita y resulta muy cómoda, especialmente en verano. Lástima que el verano sea la estación en la que los mosquitos más se ceban en nosotros. Cuanto más tapados vayamos, menos sitio les dejaremos para picar.

 

Y respecto al calzado, podemos observar que en todos los documentales llevan unas hermosas botas de media caña que da gusto verlas. Cómodas sí son. Resultan ideales para largas caminatas, pero si nuestro recorrido es de siete u ocho kilómetros, a un paso realmente lento, como requiere una minuciosa observación del paisaje, que tardaremos en recorrer dos o tres horas, el consejo del experto dice que se agencie usted unas hermosas alpargatas de esparto. Pues sí,  ahora que usted lo dice, nos pareceremos a nuestros abuelos cuando iban a regar al campo. Si una cosa está bien, ¿ para qué cambiarla?. Con unas alpargatas de esparto podrá ponerse sin pudor alguno dentro de todas las charcas que encuentre, arremangarse los pantalones y vadear riachuelos. Sus zapatillas estarán secas a la media hora.

 

Resumiendo, el vestuario del perfecto fotógrafo de la naturaleza es:  una ropa vieja, cómoda, amplia y que cuanto más cubra mejor. Evite usted los colores llamativos si no quiere conseguir que aves e insectos salgan volando, “nunca mejor dicho”,  al verlo de lejos vestido con colores estridentes. Lo ideal, es un verde o marrón oscuro que se confunda al máximo con las hierbas. Termine el tocado con una gorra de visera que lo protegerá del sol.

¡Ah¡ y una última recomendación, prescinda literalmente de toda colonia o desodorante. Las aves e insectos podrían olerlo a muchos metros de distancia y lo que nos interesa es pasar desapercibidos. Observará que lobos y perros cuando van a cazar, se revuelcan en excrementos para así disimular su olor.  No llevaremos nuestra misión al extremo de embadurnarnos con semejantes materias fecales,  “que eficaces sí son, un magnifico repelente para los dípteros”,  pero prescindamos de todo olor que no sea el de nuestro propio sudor. Cuanto más sudemos, más nos identificaremos con el medio ambiente y menos nos picaran los mosquitos.

Estas normas, pueden parecer excesivas a muchas personas altamente sofisticadas, pero no podemos olvidar que fotografiando insectos nos tendremos que acercar a unos centímetros de nuestros pequeños amigos alados y deberemos ganarnos su confianza.

En próximos capítulos trataremos extensamente esta cuestión.

 

Si ha decidido usted que su equipo fotográfico esté compuesto de una cámara reflex con un par de lentes, será aconsejable una amplia mochila para trasportarlo.

En ella deben caber la cámara, los objetivos y también unas galletas y un poco de agua por si la excursión se alarga más de lo previsto. En verano especialmente, no debemos salir nunca sin agua, ya que correremos el riego de deshidratarnos si nuestras fuentes naturales se han secado.

Si por el contrario cree usted que con una cámara compacta tiene suficiente para sus primeras exploraciones, mucho más cómodo será un amplio zurrón para poner nuestras cosas.

Un bastón telescópico, “de estos que después se pliegan”, puede ayudarnos mucho en las largas caminatas y  también será una valiosa ayuda para apartar matorrales y ahuyentar alguna pequeña serpiente que podamos encontrarnos tomando el sol en medio del camino durante el verano.

 

Vestidos, calzados y con el equipo al hombro, empezaremos a recorrer nuestra ruta como fotógrafos ávidos de paisaje, disparando a todo aquello que pueda parecer interesante.

Las tarjetas de memoria son baratas y pueden sernos muy útiles, ya que debemos tener en cuenta que, de cada diez fotos que disparemos, sólo una superará después nuestro riguroso examen y pasará a engrosar nuestro valioso archivo fotográfico.

 

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Libelulas

19 Diciembre, 2007 17:12
Escrito por jmdf, General

Mis pequeños amigos alados.

 por Josep Maria Dalmau    jmdf@menta.net    www.fondoimagenes.com  

Una vez tenemos el equipo preparado, y estamos vestidos con la indumentaria adecuada, es el momento de empezar por fin el trabajo de campo.

Este, es un diario muy ambicioso. Fotógrafos de naturaleza hay muchos, de buenos, bastantes. No es suficiente; hay que ser de los mejores. A través de los pasos de este diario del fotógrafo de la naturaleza quiero sintetizar una vida dedicada a obtener imágenes de este mágico mundo, queremos convertirnos en los mejores y que nuestras fotografías puedan ser editadas en todo el mundo.

En capítulos posteriores, cuando el camino recorrido ya sea importante tocaremos el tema de cómo dar a conocer nuestras fotografías a través de agencias y bancos de imágenes.

 

Por otro lado, también quiero señalar, que este es un diario de fotografía, no de entomología ni de ornitología. Para profundizar en estos temas, deberá elegir fuentes mas preparadas. Nombrare a nuestros modelos por su nombre vulgar, su nombre científico o latín no creo que sea importante para nuestro propósito.

Para empezar nuestra primera salida, imaginaremos que estamos en verano y empezamos nuestro recorrido para fotografiar libélulas.

 

Las libélulas, son insectos odonatas relativamente grandes, de muy vistosos colores, casi siempre están volando. Eligen su hábitat cerca del agua, en balsas o remansos poco profundos. Sus grandes ojos multifacetas les dan una visión privilegiada de 360 grados.

Existes hace mas de 300 millones de años, se han encontrado fósiles en los que se aprecia que prácticamente no han cambiado. Han sobrevivido a la extinción de los dinosaurios, a las grandes glaciaciones; son prácticamente indestructibles.

Solo el hombre puede hacerlos desaparecer. Cortamos grandes extensiones de árboles, desecamos zonas húmedas que son su medio de vida. Cambiamos el clima provocando amplias desertizaciones. Mis pequeños amigos alados de antaño corren el riesgo de extinguirse si no hacemos algo al respecto.

 

Nacen de huevos bajo el agua en forma de ninfa, allí pasan gran parte de su vida que puede variar de seis meses a seis o siete años, respiran a través de sus agallas y se alimentan de pequeños peces o renacuajos. Después de un año o más, mudan su caparazón y salen a la superficie donde despliegan sus nuevas alas, están húmedas y suaves, no pueden volar de inmediato. Tienen que esperar a que se sequen. Mientras son presa fácil de sus depredadores naturales. Cuando sus alas se han endurecido, empiezan su vida adulta. Pasan gran parte de su vida comiendo y evitando ser comidas.

Las libélulas son altamente beneficiosas para el hombre, pues se alimentan de pequeños insectos muy dañinos para nosotros y evitan plagas. Solo por esto deberíamos respetarlas a ellas y a sus habitats.

 

El cortejo de las libélulas es muy elaborado. El macho es ferozmente territorial, cuando llega la hembra empieza un vuelo de exhibición para empezar el cortejo. Después de un largo vuelo juntos, la hembra pone sus huevos cerca del agua en sitios poco profundos.

Esta es una síntesis, el ciclo de vida de la libélula; existen más de tres mil especies, algunas ya han desaparecido por la acción del hombre.

Aunque es posible encontrarlas todo el año en sitios regularmente calidos, la mejor época para fotografiarlas es al final de la primavera y durante el verano que es también su época de reproducción y pueden ofrecernos un maravilloso espectáculo.

 

Si ya tenemos localizada nuestra área de trabajo con algunas balsas o pequeños riachuelos empezaremos a buscar libélulas y fijarnos donde tiene predilección por pararse.

 

Primero, un vistazo a nuestro equipo. Si usamos una cámara reflex, un objetivo de 105 milímetros en modo macro es lo más idóneo. La profundidad de campo en estas lentes es más bien escasa, por lo que deberemos jugar con un diafragma aceptablemente cerrado de F8 o bien de F11 y una velocidad que nos permita una toma nítida sin movimientos, mínima de 1/250 o 1/500 de segundo. Como conseguirlo; primero que luzca un buen sol y segundo poniendo una sensibilidad de unos 400 ISO suficientemente alta y que todavía no da ningún ruido con las SLR actuales. En caso de poca luz, siempre podemos llegar a 800 ISO aunque aquí si notaremos ya una pequeña perdida de calidad.

 

Hay fotógrafos de la naturaleza, que a fin de conseguir una mayor profundidad de campo con diafragmas de F16 o F22 usan un flash anular alrededor del objetivo para iluminar el modelo. Con esto se consigue una mayor área enfocada, pero al disparar con flash y diafragmas muy cerrados, inevitablemente el fondo siempre queda oscuro.

Esto en algunos casos puede ser bueno pues destaca más el modelo, o no.

Yo, particularmente no lo uso; la primera regla en que baso mi relación con el medio ambiente es no perturbarlo en absoluto. Segundo, un disparo de flash para iluminar una libélula siempre le restara espontaneidad a la toma.

Prefiero esperar unas buenas condiciones para obtener mis fotografías con luz natural.

 

Si por el contrario, usted ha decidido usar una pequeña compacta “que las hay de muy buenas” para tomar sus fotografías de libélulas, también puede obtener magnificas tomas. Estas cámaras son muy automáticas y dan pocas opciones al fotógrafo. Las pocas que dan, aprovéchelas. Nunca use el modo ESCENAS, rara vez están bien calibradas y los resultados no serán los que usted espera.

 

El balance de blancos puede ir siempre en auto, igual que el contraste y el color.

Deberá tener opción sobre la sensibilidad que con este tipo de cámaras no debe pasar nunca de los 200 ISO, el flash siempre desconectado, el modo de enfoque da muy buenos resultados en puntal y cuando la cámara lo permita en modo súper macro.

La ventaja de las compactas sobre las reflex, es que debido al pequeño tamaño de su sensor las ópticas oscilan de los 5 a los 30 milímetros reales, equivalentes a paso universal a 28 – 105 milímetros.

 

Con estas focales tan bajas la profundidad de campo es mucho mayor que con un 105 mm por lo que no hay que cerrar tanto el diafragma para obtener una buena profundidad de campo, cosa que las compactas tampoco permiten hacer.

Como podrán comprobar, ambos tipos de cámara tienen sus ventajas e inconvenientes como ya hablamos en el capitulo EL EQUIPO, solo la experiencia y sus gustos personales dictaminaran cual es el mejor tipo de cámara.

 

Con la cámara preparada y los ajustes deseados pre establecidos, empezamos la observación de nuestros pequeños amigos. Observaremos que las libélulas son territoriales. Su mundo no es muy extenso y no recorren grandes distancias.

Cuando hayamos visto algunas, es muy importante sentarse y observarlas durante un cierto tiempo. Al poco rato de estar parados, veremos que en sus acrobáticos vuelos tienen una cierta tendencia a ir a determinadas ramas, parar unos segundos y volver a iniciar el vuelo. Por muy sigilosamente que se acerque, las libélulas rara vez le darán el tiempo suficiente para sacar una buena toma. Es mejor, cuando haya cerrado mas el círculo acercarse a las ramas escogidas y esperar.

 

No tendrá que estar muchos minutos de plantón, al rato observara que las libélulas vuelan a su alrededor. Si ha seguido mis consejos de no usar colonias, llevar ropas muy usadas de colores marrones o grises que pasen desapercibidas y si tiene la suerte de estar ya muy sudado, vera que tan alarmantes consejos tienen su recompensa.

 

Mis pequeños amigos de la balsa de antaño, se acercan. Debe estar usted en total armonía con la naturaleza, deseche en estos momentos todo pensamiento malsano, absorba la belleza del Creador en el Edén antes que cometiera la torpeza de poner al hombre en el jardín. Como el niño que fuera hace ya tantos años observo a mis pequeños odonatas parados a pocos centímetros de mi cara. Antes, yo hablaba con ellos; creo que me respondían. Ahora, ya soy mayor y me da vergüenza; aunque en algunas ocasiones en que se producen estos mágicos momentos, les susurro unas palabras y ellas se ríen. Que palabras son las que les digo; esto amigos míos, tendrán que averiguarlas ustedes.

   

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Mariposas

29 Diciembre, 2007 20:41
Escrito por jmdf, General

 

 Josep Maria Dalmau    jmdf@fondoimagenes.com    www.fondoimagenes.com

 

Si en nuestra primera salida de campo como fotógrafos de la naturaleza, escogimos a nuestros pequeños amigos los odonatas; no es casualidad que para este capitulo escojamos las mariposas como modelos.

Como lectores sagaces, habrán observado que sigo un orden de preferencias a la hora de elegir el tema según la simpatía que me inspiran mis pequeños actores.

Las majestuosas libélulas están en el primer lugar dentro de mis diminutas amistades, aunque también guardo un tierno recuerdo para mis mariposas que tantas horas pase observando en mi juventud. Hermosos y útiles lepidópteros que nos maravillan con sus metamorfosis.

Hoy en nuestra salida imaginaria a fotografiar insectos, hablaremos de las mariposas.

 

Las mariposas y polillas son insectos voladores diurnos o nocturnos del orden Lepidópteros, existen muchísimas especies distintas, así que aquí no las nombraremos por especies, cosa que nos llevaría muchísimo tiempo y la finalidad de este libro no es convertirnos en entomólogos, si no en fotógrafos de la naturaleza.

Hablaremos de sus principales características, tienen seis patas y cuatro alas, dos a cada lado del cuerpo. Las piezas bucales se han transformado en una trompa que se enrolla en espiral para succionar líquidos.

 

Tienen las alas cubiertas de escamas de muy variados y vistosos colores. En muchas ocasiones, al observar atentamente a las mariposas, cuando hayáis roto el hielo y ya tengáis una cierta intimidad, veréis que tienen unos extraños dibujos en las alas muy parecidos a ojos. Al tener muchos enemigos naturales de mayor tamaño que ellas, usan para defenderse esta especie de aposematismo para espantar a sus depredadores que así las confunden con animales de mayor tamaño.

 

Tienen tres etapas en su vida, larvas, ninfas o inmaduras y adultas. Tanto las mariposas como las polillas, se alimentan casi siempre de un mismo tipo de planta, después pondrán sus huevos y las larvas también usaran esta planta de alimento.

Cuando salen del huevo, iran mudando de piel cada vez que esta se les quede pequeña. La vida larval se mide por mudas. Están cubiertos de pelos, tres pares de patas cortas articuladas con una garra en la punta les sirve para desmenuzar su alimento y en sus cortos desplazamientos.

En un momento de su desarrollo, la oruga, busca un lugar resguardado donde construye un capullo; entonces se transforma en crisálida sufriendo grandes cambios morfológicos que culminan con una metamorfosis que la convertirá en una hermosa mariposa.

 

Se alimentara libando, absorbiendo, el néctar de las flores con su espiritrompa, especie de lengua enrollada muy sensible que introduce dentro de las flores.

Al igual que otros muchos insectos, completan el ciclo de la vida iniciando un bello baile que junta los machos con las hembras con su peculiar aleteo. También usan el sentido del olfato para iniciar el apareamiento.

Tras la fecundación, la hembra pone cientos de huevos. La vida de la mariposa adulta, es muy corta; unos pocos días solo para asegurar la permanencia de su especie.

 

Insectos de mayor tamaño y muchas aves, devoran las larvas; mas esto esta dentro del equilibrio natural, su peor enemigo es el hombre que primero desforesta sus habitats y después los contamina con insecticidas y pesticidas provocando el exterminio de muchísimas especies. Solo el hombre, inquilino temporal y detestable de la madre tierra, es capaz de alterar el ciclo natural. Solo la agricultura ecológica respetuosa con el medio ambiente que elimine los productos químicos, lograra cambiar esta nefasta tendencia.

 

Este es en síntesis el retrato de nuestros modelos para esta sesión. Mariposas, es fácil encontrarlas en muchos lugares, bastan unas pocas flores y especialmente en primavera verano pueblan campos y jardines. Que se dejen fotografiar a pocos centímetros a fin de conseguir una buena toma en macro, esto ya es más difícil.

El equipo necesario, no vamos a repetirlo capitulo por capitulo. Al igual que en las libélulas, una reflec con una óptica de 105 milímetros macro, o una buena compacta provista de súper macro.

Es fácil lograr fotografiar mariposas, conseguir magnificas tomas, ya no lo es. Para lograrlo, no tenemos que acercarnos a ellas, como mucho conseguiremos una toma precipitada de cualquier manera. Tenemos que conseguir que las mariposas vengan a nosotros y nos acepten. Parece difícil; pues si, lo es.

 

Recordemos las primeras normas del buen fotógrafo de la naturaleza.

La primera, y esta tenemos que llevarla grabada a fuego. Es no molestar, perturbar o alterar en lo más mínimo a los pequeños seres que vamos a fotografiar. En alguna ocasión hemos visto en documentales alguna fotografía de insectos con una rara y sospechosa calidad. Existe por desgracia algún terrorista ambiental que con tal de conseguir una buena toma es capaz de llevar un spray y narcotizar a nuestros pequeños amigos para lograr una buena fotografía. A estos bárbaros, les pediría que dejen la fotografía de naturaleza. Siempre y en todo momento es preferible perder una buena toma por importante que sea, antes que perjudicar el medio ambiente.

 

Segunda norma, conozcamos el camino palmo a palmo, arbusto por arbusto. Si pretendemos encontrar larvas o crisálidas, en verano es el tiempo ideal. Su lugar preferido son las plantas lechosas, también el hinojo les da confortable cobijo en su transición a la metamorfosis. Para las mariposas adultas cualquier concentración de flores silvestres donde libar su dulce néctar puede ser un buen sitio. El diente de león que crece en abundancia en los márgenes de nuestros caminos, puede ser un buen indicio.

 

La tercera norma para conseguir que nuestros amigos alados nos acepten tal como somos. También la repetiremos constantemente. Al entrar  en la naturaleza, el tiempo deja de tener significado. Si vamos con prisas, es mejor quedarnos en casa. Dejemos el reloj y que el sol sea el único indicativo del paso del tiempo.

Cuando caminemos muy despacio entre las flores, la total armonía debe invadirnos. Veremos nuestro entorno como los antiguos animistas, flores y animales tienen alma y debemos respetarlos, convivir con ellos.

Prepararemos de antemano la cámara. Pondremos los ajustes deseados y muy lentamente nos adentraremos entre las flores. Si vemos una mariposa inmóvil en una flor, no nos precipitemos hacia ella. Si al acercarnos se marcha, es que no deseaba nuestra compañía. Pensemos en el encuadre que queremos dar a la fotografía para conseguir una obra maestra, examinemos la flor y la luz aunque no haya mariposa y esperemos. La mejor hora es una mañana soleada con poco viento. Los insectos también tienen días que están mas nerviosos, aprendamos a conocerlos o bien lo aprenderemos en carne propia cuando fotografiemos abejas o avispas.

 Si el día no es optimo, desistamos. Pero si las circunstancias son las adecuadas, la brisa es leve y nos sentimos relajados y totalmente a gusto en la naturaleza, parecerá que nos hacemos muy pequeños, las mariposas se acercan a nuestro nivel; tan cerca que parece que nos sonríen contentas de salir en la fotografía. Nos muestran su mejor cara. Este es el momento de apretar el disparador y obtener una imagen única. El momento para el cual nos hemos estado preparando tanto tiempo. 

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