El equipo.

06 Diciembre, 2007 19:09
Escrito por jmdf, General

El equipo. 

Por Josep Maria Dalmau      jmdf@menta.net  www.fondoimagenes.com

 

Vamos a seguir paso a paso el camino que tiene que convertirnos en el perfecto fotógrafo de la naturaleza.

Una vez que hemos definido nuestra área de trabajo,  ¿qué es lo más importante?  El equipo fotográfico. Las herramientas que van a permitirnos inmortalizar estos momentos únicos que la natura nos proporciona. Un pintor puede ser un auténtico genio,  pero necesita de pinceles, telas y pinturas para ejecutar su obra. En nuestro caso en concreto, sólo queremos plasmar de forma fidedigna, cual notarios de la naturaleza, retazos de esta belleza que Dios o la evolución han creado, “personalmente prefiero creer en la primera opción”, y que encontramos en nuestro andar por la vida.

 

¿Qué lienzos y pinceles usaremos para plasmar nuestra obra? Aquí es donde empezamos este capítulo.

 

Hay dos modos de hacer las cosas: el bueno y el regular. Ninguno de ellos será el idóneo para todas las ocasiones. En algunos casos, la forma mas clásica de sacar fotografías será la mejor, en otros,  necesitaremos de un pragmatismo en el que una forma más innovadora y menos ortodoxa puede dar unos resultados excepcionales.

Aquí, en este capítulo,  vamos a detallar los dos equipos óptimos para el buen fotógrafo de la naturaleza:

 

El cuerpo de cámara

 

La más rancia ortodoxia nos indica que el buen fotógrafo de la naturaleza precisa de un cuerpo de cámara refex SLR, digital por supuesto, “negar las ventajas de la fotografía numérica contra el nitrato de plata sería como decir que la tierra es plana”.  Si queremos ser previsores mejor llevar dos cuerpos en nuestra mochila. Respecto a las marcas, allá cada uno con sus preferencias. Lo importante es que sea una SLR.

 Las ópticas.  

Ésta es la madre del cordero. Para fotografiar paisajes es imprescindible un gran angular de 18 a 28 mm. que,  contando con un factor de multiplicación de las cámaras digitales reflex 1,5,  que es lo más usual, nos quedaríamos en unos 30 mm. de focal efectiva.

Para el macro, tanto de flores como de insectos,  lo más idóneo es un 105 mm. En ocasiones también pueden hacernos falta unos tubos de extensión para el macro extremo, es decir de 1 a 1.

La fotografía de aves ya es harina de otro costal. Aquí lo que se impone es un tele de 500 mm. que contando con la multiplicación 1,5 de las reflex digitales quedaría en 750 mm. de focal. Con una lente de semejantes dimensiones es muy difícil trabajar sin trípode, a no ser que subamos el ISO a 800,  disparemos a un diafragma máximo abierto y  tengamos la suerte de que luzca un buen sol que nos suba la velocidad a 1/3000 o superior.

  

Este es el equipo óptimo que llevaría un fotógrafo de la más rancia escuela.

 

Ventajas:  una soberbia calidad en las tomas.

Inconvenientes:  en primer lugar el precio, que se dispara fuera de las economías de muchísimos de los fotógrafos de la naturaleza. En segundo lugar el volumen y el peso, que puede alcanzar unos cuantos kilos a los que tendríamos que añadir el peso de un buen trípode de titanio, por lo que será necesario preparar una buena mochila e ir bien desayunados a hacer fotos.

  

Si reducimos el equipo, que también es posible,  a un solo cuerpo de cámara con un zoom de 28-105 mm. para los paisajes y el macro y uno de  500mm.  para la fotografía de aves,  lograríamos bajar considerablemente los costes.

 

Visto el equipo ideal para un fotógrafo de la naturaleza  vamos a analizar otros equipos más pragmáticos con los que es posible obtener muy buenas fotografías eliminando los dos inconvenientes antes señalados, es decir, el precio y el elevado peso y volumen que,  en según que casos,  pueden convertirse en un serio inconveniente.

No podemos olvidar que la fotografía de la naturaleza nos puede llevar a subir riscos,  vadear ríos  y a ponernos en situaciones de riesgo en las que una simple caída, que para nosotros no significa más que unos cuantos arañazos, puede significar la muerte para nuestro preciado y caro equipo.

 

Como solución a todos estos problemas descubrí hace unos pocos años una camarita muy pequeña, prácticamente como una tarjeta de crédito, de un centímetro de grosor con un peso de 150 gramos aprox. que sacaba unas fotografías magníficas. Estrujando sus posibilidades encontré que también tenía un modo de súper macro desde un centímetro de distancia. Esto me abrió un mundo de posibilidades, pues hasta una minúscula garrapata de un par de milímetros era apta para ser fotografiada.

Las pequeñas, bonitas y baratas cámaras compactas fueron ganando megas de resolución y calidad.  Casi todas las que pertenecen a la última generación ya incorporan un cuerpo estabilizado que elimina muchísimos movimientos de la cámara, por  lo hay que ser muy torpe para sacar una fotografía borrosa.

Algunos modelos están sellados para aguantar bajo el agua hasta una profundidad de 5 metros. ¡ Qué magníficos paisajes podemos sacar debajo del agua de nuestros ríos, lagos o estanques sólo poniéndonos con el agua hasta las rodillas !.

Por último, en las cámaras compactas modernas no es raro encontrar focales de 5 a 82 milímetros que gracias a su pequeño sensor de 1/2,5 pulgadas queda convertido en una óptica equivalente a paso universal de 28 a 500 milímetros. El peso de estas pequeñas y evolucionadas cámaras rara vez supera los 300 gramos.

 

¿Cuál es el inconveniente de este equipo que reúne casi todas las ventajas, es decir,  precio modesto, bajo peso y escaso volumen? . Tal vez el único que se le puede encontrar es su pequeño CCD. Incorporar siete u ocho millones de fotositos en un pequeño sensor de 9X13 milímetros aproximadamente significa que la información algorítmica ha estado drásticamente comprimida.  

Dicho en un lenguaje coloquial,  estas cámaras dan un resultado fabuloso con buena luz y sensibilidades ISO bajas. En cuanto el sol flaquea y subimos el ISO a sensibilidades superiores a los 400, el resultado es un molesto e impresentable ruido, “grano en las antiguas cámaras de carrete”,  que hace que las agradables, cómodas y baratas cámaras compactas no sean las adecuadas para condiciones extremas de luz.

 

Para resumir y terminar este largo capítulo referente al equipo ideal para el buen fotógrafo de la naturaleza, y una vez examinados los pros y los contras de los dos sistemas, el bueno y el regular,  puedo concluir que no existe el equipo ideal.

Mi modesto equipo se compone de una cámara reflex SLR de 12 megas de resolución con una lente de 28-300 milímetros, un teleobjetivo de 500 y varias lentes más acumulando polvo en el cajón.

Para la mayoría de ocasiones utilizo una muy pequeña compacta con súper macro a 1 centímetro, una camarita sumergible hasta cinco metros y para la fotografía de aves otra pequeña reflex compacta de visor digital a la que además le puedo añadir un tele convertidor, consiguiendo de esta forma que su focal sea casi comparable a la que se obtiene con el digiscoping, que consiste en aplicar una cámara al ocular de un telescopio terrestre.

                                                                                jmdf@fondoimagenes.com

 

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