Pajaritos pajarracos

13 Mayo, 2008 16:37
Escrito por jmdf, General

por Josep Maria Dalmau   jmdf@fondoimagenes.com                           www.fondoimagenes.com

No; no voy a empezar este capitulo hablando de la hermosa película de Pasolini en la que un repelente cuervo, intelectual marxista de la vieja guardia quiere dividir la humanidad en detestables y cresos pajarracos y sufridos pajaritos mientras diserta sobre lo divino y lo humano, quisiera empezar este capitulo con las palabras de San Francisco de Asís predicando a los pájaros, pues tal vez sea esta la clave para comprenderlos, amarlos y que ellos nos acepten como amigos.

 “Y llegaron a un lugar situado entre Cannara y Bevagna.

En este lugar observó Francisco algunos árboles a la orilla del camino, cubiertos de innumerable muchedumbre de variados y nunca vistos pajarillos, que no cabiendo en las ramas, se esparcían también por el campo y cubrían el suelo debajo de los árboles. Con tal espectáculo Francisco se sintió de nuevo levantado en espíritu y dijo a sus dos compañeros:

 

-- Esperad un momento, que voy a predicar a los hermanos pájaros.

 

 

Y así diciendo, se entró por el campo en dirección al terreno ocupado por las aves, las cuales, cuando le vieron venir, le salieron también al encuentro, tanto las que estaban en el suelo como las que poblaban las ramas de los árboles; luego se quedaron todas quietas y tan vecinas a él, que muchas le tocaban el sayo.

 

Y Francisco habló así a los pájaros:

 

 

-- ¡Carísimos hermanos pájaros! Mucho debéis vosotros a Dios, y es menester que siempre y en todas partes les alabéis y bendigáis: he aquí que os ha dado esas alas, con que medís y cruzáis en todas direcciones el espacio. Él os ha adornado con ese manto de mil y mil colores lindos y delicados. Él cuida solícito de vuestro sustento, sin que vosotros tengáis que sembrar ni cosechar, y apaga vuestra sed con las límpidas aguas de los arroyuelos del bosque, y puso en vuestras gargantas argentinas voces con que llenáis los aires de dulcísimas armonías…

 

No bien calló Francisco cuando los pajarillos empezaron a abrir sus picos y, batiendo las alas, tendiendo el cuello, inclinando al suelo la cabeza y haciendo mil otros graciosos meneos, prorrumpieron en alegres trinos.”

 

 

¿No seria este el sueño de todo ornitólogo o fotógrafo de la naturaleza? Que al llegar al bosque los pequeños pajarillos se arremolinaran a nuestro alrededor y posaran para nosotros. ¿Qué les hemos hecho a las avecillas; que le hemos hecho a la naturaleza que se muestra desconfiada y hostil? Quiero empezar este pequeño recorrido de los paseriformes con uno de los más modestos y próximos a nosotros. Los humildes gorriones; no son pájaros vistosos y sus trinos tampoco son de los mas armoniosos pero hasta hace unos años poblaban campos y ciudades y vivían en aceptable armonía con el hombre. De hecho, lo acompañan desde que este empezó a cultivar los campos hace 6 o 7 mil años. Hacían sus nidos en los recovecos y aleros de las fachadas y sus cantos ponían música en las calles cuando aun no se oían los ronquidos de los motores. La llegada de los automóviles, la retirada de los animales de tiro con la desaparición de los pequeños granos de avena que siempre caían, ha propiciado la drástica disminución de aves en nuestras calles. Las viviendas modernas, desprovistas de todo ornamento en las fachadas y la contaminación acústica de las ciudades han hecho el resto.

 

 

Hemos cambiado el trino de los pájaros por el estridente sonido de los claxons. Tal vez alguien crea que hemos salido ganando. Pero no todo esta perdido, tanto aquellos que viven en pisos y dispongan de una pequeña terraza, como los que viven en chalets y tengan jardín, podemos propiciar la vuelta de los gorriones y demás paseriformes que con su canto nos ayudaran a olvidar el ritmo de vida deshumanizado de las ciudades. Junto a las plantas del jardín o macetas balconeras, es suficiente con que pongamos un tarro con agua y otro con semillas, “yo hace años que lo vengo haciendo y despierto cada mañana con el alegre trinar de los gorriones en mi bacón.” Tienen un sexto sentido que los lleva allí donde saben que serán bien recibidos.

 

 

Cuando vamos de visita a una casa, siempre llevamos un pequeño obsequio; también cuando vayamos al campo a hacer fotografías, pensemos que somos invitados de la natura. Comportémonos como tal, educadamente y no vayamos con las manos vacías. Si pensamos fotografiar pequeños paseriformes en un charco o riachuelo al que suelan ir a beber, llevemos unas pocas semillas que depositaremos en el sitio apropiado cerca del agua. Al poco rato desde nuestro escondrijo veremos aparecer las primeras avecillas que agradecidas se pararan a comer y beber, que diferencia  fotografiar aves a distancia con potentes tele objetivos o digiscoping convirtiéndonos en elementos extraños en la naturaleza, fríos y distantes o integrarnos plenamente en ella y poco a poco, muy lentamente integrarnos como un elemento mas entre las aves.

 El, nos enseño el camino.

¿Llegara producirse el momento mágico entre los hombres y nuestros vecinos alados? Puede que no lleguemos al punto de comunión de Francisco de Asís predicando a los pájaros y estos escuchándolo extasiados, pero es el momento de iniciar una aproximación y que estos sepan que no todos los humanos son depredadores por naturaleza. Dios puso las aves en el jardín, no las expulsemos, son mucho más antiguas que nosotros. Sus orígenes se remontan al periodo jurasico, más tarde con la desaparición de los grandes saurios, muchos reptiles evolucionaron cambiando las extremidades anteriores por alas emplumadas, eligieron el aire como su medio de transporte. Siempre han vivido en nuestro planeta, solo el hombre ha hecho reducir drásticamente su numero en el ultimo siglo. Pajaritos y pajarracos son habitantes privilegiados “del gran jardín”. Protejámoslos empezando por el modesto gorrión que hace tantos siglos decidió vivir junto al hombre cuando este empezó a cultivar la tierra con sus toscas herramientas.

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