Coraciiformes, abejarucos.
27 Mayo, 2008 12:38
Escrito por jmdf,
General
por Josep Maria Dalmau jmdf@fondoimagenes.com www.fondoimagenes.com
Llegados a este punto del libro, en que las aves empiezan a sernos remotamente familiares, habiendo visto y fotografiado los habitantes de los humedales, los modestos gorriones y también los bellos pájaros cantores; vamos a repasar el orden de los coraciiformes. Estos están compuestos entre otros muchos por las abubillas, el martín pescador y los simpáticos y sociables abejarucos.
Con los primeros brotes de la primavera, los abejarucos abandonan sus cuarteles de invierno en el norte de África y vienen a pasar el verano para procrear al sur de Europa. Llegan en grandes bandadas; son el signo evidente que el buen tiempo ha llegado. Son hermosos, estilizados, con bonitos y brillantes colores que varían en ricas tonalidades según la posición del sol. La cabeza es roja y amarilla, la barriguita de un verde azulado y su pico largo y afilado.
Tienen un aceptable tamaño que llega a los 25 centímetros lo que es una bendición para el fotógrafo de la naturaleza que no tiene que usar ópticas exageradamente largas ni los aparatosos equipos de digiscoping, son los modelos mas buscados y agradecidos con los que podemos obtener coloridas fotografías sin un exceso de dificultad. Tienen preferencia por aposentarse en valles calidos al lado de los ríos donde obtendrán mas alimento. Su forma y su vuelo extraordinariamente aerodinámica nos recuerda los veloces aviones de caza, como ellos; son cazadores temibles para los insectos de los cuales se alimentan. Con un sistema de visión muy eficaz, detecta una presa a muchos metros de distancia y se lanza en un espectacular picado que puede llegar a superar los 200 Km. hora. El incauto insecto elegido como desayuno, tiene pocas posibilidades de sobrevivir a tan formidable cazador.
Aunque no desprecia insectos como las mariposas, escarabajos o libélulas, su plato fuerte son las abejas; de ahí su nombre de abejaruco. Siendo un gran depredador de estos útiles himenópteros, no pone en peligro la supervivencia de estos, pues siempre elige a sus presas entre los más débiles con lo que consigue fortalecer la especie con los ejemplares más fuertes. Otro claro ejemplo de lo sabia y equilibrada que es la naturaleza al contrario de los que nos llamamos civilizados que destruimos indiscriminadamente hasta llegar a la extinción.
Los abejarucos llegan escandalosamente emitiendo un ruidoso y agudo tirric tirric, buscan sus casas de temporadas anteriores suponiendo que el político de turno que ha prometido conservar y ampliar el patrimonio cultural y ecológico de su jurisdicción no haya otorgado permiso para construir una urbanización en plena naturaleza, en cuyo caso tendrán que buscar nueva vivienda abandonando incluso la zona en la que se han aposentado muchísimos años. Esto hace que al igual que en otras muchas especies su numero disminuya de forma preocupante. ¿Hasta cuando viviremos de espaldas ignorando el mundo natural? Sembramos el pan de hoy a cambio del hambre de mañana. Construyen sus nidos horadando en los taludes terrosos “si todavía los encuentran” cercanos a los ríos o pequeños cursos de agua creando túneles horizontales de mas de un metro de profundidad. Allí depositaran sus huevos y nacerán sus crías.
Emplean casi un mes en formar una pareja y en la creación o adecuación de los túneles que servirán de nidos donde poner sus huevos, después del apareamiento y puesta, los huevos tardaran otro mes en eclosionar, una vez nacidas, las jóvenes crías tendrán que aprender rápidamente a volar y a alimentarse, pues en breve tiempo les espera un largo vuelo hasta el Estrecho de Gibraltar para llegar al norte de África donde encontraran un clima mas calido donde pasar el invierno. Es un ave de buen tiempo, que con sus rápidos vuelos y brillantes colores nos alegraran la vista durante los meses estivales, nos abandonaran a los primeros signos de la proximidad del otoño.
Para fotografiarlos nos puede valer una reflex SLR con un buen 500 mm. O también una compacta ultra zoom con un tele convertidor. Con estas ultimas, ira más ligero pero perderá las secuencias rápidas de disparo. Que recomendaciones podría darles, las que he repetido continuamente a lo largo de este libro; ser respetuosos con la naturaleza y sus habitantes. Una buena fotografía no compensa haber perturbado un ave en su nido. Actuemos discretamente, la paciencia es la primera virtud del fotógrafo de la naturaleza, localicemos nuestro objetivo y montamos el hide “camuflaje” lo mas cerca y disimulado posible. El tiempo de espera nos recompensara con magnificas fotografías de una de las aves mas hermosas que nos visitan año tras año “mientras se lo permitamos”.
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