La gazza ladra, la urraca ladrona.
01 Julio, 2008 23:25
Escrito por jmdf,
General
Por Josep Maria Dalmau jmdf@fondoimagenes.com www.fondoimagenes.com
Hay que ver, lo que el chismorreo popular, que no siempre es sabiduría puede atribuir “vicios y taras mas propias de los humanos” a simpáticos animalitos que por definición son puros e inmaculos. A las pobres urracas les ha tocado la fama de ladronas y con ellas se han ensañado. No solo el vulgo populacho, si no también músicos como Gioacchino Rossini que compuso en 1817 “La urraca ladrona” donde la desventurada Ninetta da con sus huesos en la cárcel por culpa del hurto de un plumífero. También Hergé les dedico una historieta en 1963 “Las joyas de la Castafiore”, donde otra urraca era la causante de la desaparición de las joyas de la famosa diva, en esta ocasión pagan la culpa unos pobres gitanos que por allí deambulaban. Suerte que estaba Tintín y el inefable capitán Haddock para poner las cosas en su sitio.
Mas no solo de ladronas tienen fama, la “cultura popular” entre comillas otorga a la pobre urraca rivalizando con los cuervos y gatos negros la fama de traer mala suerte. Una leyenda cristiana muy extendida cuenta que cuando Jesús estaba agonizando en la cruz, todas las aves fueron a consolarle menos la pobre urraca que estaría ocupada en otros menesteres, este imperdonable olvido le valió que fuera maldecida para toda la eternidad y le cargaran el mochuelo de la mala suerte. También es vox populi “bonito el latinajo” que cuando una urraca aparece en el dintel de una ventana anuncia una muerte próxima. Leyendas aparte, lo cierto es que las urracas se sienten atraídas por los objetos brillantes que suelen recoger y guardar en su nido, se han llegado a encontrar monedas y joyas valiosas en sus escondrijos.
Pero habladurías aparte, vamos a lo que nos interesa a un buen fotógrafo de la naturaleza; las urracas, de la familia de los córvidos son unos bellos pájaros que pueden llegar a medir unos 40 centímetros llegando la envergadura de las alas a los 60, con su cuerpo blanco y negro iriscente tienen una larga cola de un bonito azul que puede pasar a un verde metálico según le de el sol. No son aves migratorias, están todo el año entre nosotros por lo que las podemos encontrar en todas épocas. A pesar de la tirria que les tienen los humanos, son aceptablemente sociables y gustan de la proximidad de los núcleos urbanos. Son omnívoras, lo que significa que comen de todo lo que encuentran, esta facilidad de buscar alimento y la falta de depredadores naturales ha hecho que se hayan multiplicado muchísimo.
A pesar de que su voz natural es un graznido bastante desagradable, las urracas son inteligentes y astutas. Se ha dado el caso de ejemplares que han sido capturados y con bastante paciencia han sido capaces de aprender a imitar la voz humana. Su principal opositor con el que se lleva fatal, es el críalo “Clamator glandarius” ave de la misma familia y costumbres que el cuco que tiene la manía de aprovechar el menor descuido de las urracas cuando estas ya han puesto sus huevos en el nido para ir ellas y poner los suyos propios entre los de las urracas. De esta forma las incautas urracas cuidan y alimentan los polluelos de los crialos y siendo estos más precoces no es raro que acaben con los legítimos ocupantes del nido.
Como he comentado anteriormente las urracas son muy abundantes y no demasiado asustadizas. Especialmente en verano veremos gran cantidad de ellas por lo que nos será muy fácil fotografiarlas. En las copas de los árboles, subidas a pequeños promontorios o simplemente en el suelo buscando su comida si nos camuflamos con un cierto sigilo no deberíamos tener problemas para llegar a una distancia razonable que podamos cubrir con un objetivo de 300 a 500 milímetros. Como normalmente operamos a pleno sol, con un ISO de 400 y un diafragma de F5,6 debería dar una velocidad superior al 1/1500 de obturación. Suficiente para poder operar sin trípode con lo que conseguimos una mayor movilidad.No será el pájaro mas bello que haya fotografiado, tampoco el que mas dificultad le haya ocasionado; pero aunque solo sea por todo lo que se ha dicho de ellas, las urracas merecen un puesto preferente en nuestra colección.