Escrito por efp | 30 Oct, 2010
El último cigarro me lo fumé por la noche, hoy empieza un nuevo día.
Para mi es un día de incertidumbre, tengo claro que no quiero fumar más,
pero tengo tantas dudas de como se va a resolver el día...
Para
empezar el día con fuerza lo primero que hago es tirar el paquete de
tabaco a la basura, unos seis o siete cigarrillos, después tiro el
cenicero mal oliente que tengo en el balcón, es el único que uso en
casa, dentro no fumaba, tengo un hijo de dos años y no lo creía muy
adecuado.
Es Sábado, empiezo el día igual que otro Sábado, desayuno
algo ligero y voy a pasear a los perros. No todos los días me fumaba un
cigarro en ese paseo, pero más de uno me había fumado, es de esos
cigarros "de vicio", realmente no me apetece mucho pero el mono me
obligaba en más de una ocasión a encender uno.
De vuelta a casa, más
tarde siempre me tomo un café, este café era de los de cigarrillo, así
que estoy con la duda de si preparar café o evitarme esa "tortura",
finalmente decido encender la cafetera, si he dejado de fumar tengo que
ser yo que derrote al tabaco, no tiene que ser el tabaco el que me
derrote a mi, no puede privarme de nada más de lo que quiera hacer. Con
el café en la mano la sensación es rara, pero a medida que los sorbos
acaban con el café, me doy cuenta de que el temor a no poder fumarme el
cigarro no merecía tal preocupación.
Esta mañana he asistido a una
conferencia, lo cierto es que la normativa del tabaco que impide fumar
en los espacios cerrados ayuda mucho, de no ser así la alarma de la
nicotina ya se hubiera disparado en varias ocasiones, pero el saber que
no puedes fumar mantiene la ansiedad mucho más controlada. En la pausa
del café he observado como los muy adictos salen directamente al
exterior del edificio para fumar, incluso antes de tomar un café y algo
para comer. El resto de fumadores come algo y cuando pide el café salen
fuera para tomar su dosis de nicotina, mientras yo sigo dentro. Esta
separación física entre fumadores y no fumadores no deja de ser curiosa
cuando se observa en el momento que uno decide dejar de fumar, ves
claramente la necesidad que tienen los fumadores (y yo, claro está) de
su dosis de nicotina. Lo que me motiva a seguir es pensar que dentro de
muy poco ya no tendré esta necesidad. Al volver a la conferencia,
después de la pausa, me doy cuenta de que tampoco a sido tan difícil.
artículo in
General |
comentarios (0) |
Retroenlaces (0)