DESPERTAR
No suelo hacer siesta, y el día que hago me cuesta despertarme. Hoy me he puesto el despertador a las 5 de la tarde. A eso de las 6 aún no podía despertarme, era superior a mi, y estaba en un duermevela. A las 6,15 ha sonado en el móvil un mensaje de mi amigo C., que tiene un pitido diferente a los demás de la agenda. Me he despertado de golpe y despejada para mirar el mensaje. Ha sido una métafora de lo que es la vida; hay gente que te ayuda a despertarte del atontamiento vital.