INDIGNADOS CONTRA QUIÉN?
Me meo de risa cuando se critica a los políticos. Reconozco que son una subespecie con una lógica diferente, y que su mundo es otro, pero en el fondo me parecen prisioneros de ese mundo. Además creo firmemente que no son los responsables últimos de las políticas. Si vamos tirando del hilo, el responsable último es lo que ahora llaman el mercado, que no es otra cosa que cuatro cabrones y tres multinacionales. Al César lo que es del César, los políticos son todo lo que se dice y más, pero las empresas transnacionales son las que dictan la política a nivel planetario.
Pongamos un ejemplo: Montsanto se gasta los millones de dólares a millares en hacer patentes de la soja. Manda huevos patentar un ser vivo, pero eso es otra cosa que da para mucho. Como eso hay que pagarlo, enganchan a los agricultores con contratos, de manera que los hacen dependientes. Esto afecta a la política agraria de los USA, y sobretodo a las subvenciones, para que esos yonkis del round up (herbicida que va en el pack de agricultor dependiente de montsanto) no se mueran de hambre, hay subvenciones estatales. Se crea una estructura en torno a la maldita soja, y ahora di que no quieres comer soja. Hay que decir que la soja es buenisima, que los idiotas de abajo se la coman sin enterarse que es estrogénica, bociogénica y alergénica.Si los USA se dedican a la soja, la UE a otra cosa, hay que repartirse el pastel, y en el cambio de cromos ya se diseña la política agraria común de la UE. Al final, el tio que cultiva remolacha en Palencia se ve afectado por lo que el señor Robert Shapiro, director de montsanto, decide.
Otro ámbito en el que las empresas ejercen su poder es en el adormilamiento de la masa. Somos felices comprando como posesos en los centros comerciales, estamos enganchados al ocio de pago para no pensar, y no es puro azar. Nadie se pregunta por qué en navidad hay que hacer el amigo invisible en el trabajo, el gimnasio y el grupo de baile. Y regalos a cada familiar y amigo. Así te pasas dos meses enteros pensando en comprar regalos, y otros dos pensando en como pagarlos. Contra esta programación vital nadie se rebela, nos indignamos contra quien nos dicen que tenemos que hacerlo, sin pensar, sin reflexionar. Se llevan las ideas enlatadas.