Dejar de fumar

Hoy hace una semana que dejé de fumar, si tuviera que hacer balance sería claramente positivo. La verdad cuando empecé, aun teniéndolo muy claro que no quería fumar mas, creía que me iba a costar muchísimo, que tendría muchos momentos de necesidad en los que podría llegar a ser una obsesión no poder fumar. Ahora una semana después estoy bastante tranquilo y los momentos en los que las ganas de fumar me invaden son cada vez menores. Por el contrario los beneficios que me está aportando el haber dejado de fumar son muy positivos. Ha desaparecido la congestión crónica del fumador, empiezo a oler y respirar mejor, el olor a tabaco ya no me impregna cada día la ropa, las manos… y además me he ahorrado unos 26 euros en esta semana.
Ahora que ya ha pasado un tiempo prudencial, mis compañeros del trabajo y de fuera, empiezan a creerse mi aventura y ven que tampoco es tan difícil conseguirlo. Casi todos me preguntan si tomo chicles, utilizo parches o algo similar como substitutivo de la nicotina y se sorprenden de que no necesite tomar nada para aliviar mi falta de nicotina. La verdad, no lo he necesitado, creo que poco a poco estoy consiguiendo romper esa cadena que me ataba al tabaco, cada vez que me fumaba un cigarrillo sabia que tarde o temprano necesitaría otro, ahora he invertido esta cadena y se cada día que pasa, cada cigarro que no me fumo, va a significar estar más cerca del final de esta aventura.

Hoy ya me he podido concentrar mucho mejor, ya no tengo esa necesidad de pensar en el tabaco tantas veces a lo largo del día. Lo que he observado en los fumadores es una falta de concentración y ritmo en sus tareas cotidianas, me incluyo a mi mismo hasta hace una semana. El ritmo de un fumador se ve totalmente marcado por la necesidad de la nicotina cada cierto tiempo, esto hace que cualquier actividad que realice siempre necesita de unas pausas para poder fumar, estas pausas influyen en el desarrollo de cualquier actividad. El cuerpo del fumador, cuando lleva un rato sin su alimento empieza a desarrollar un estado de ansiedad o nerviosismo para que le suministremos la nicotina, tanto es así que si no disponemos de tabaco y es necesario ir a comprar, este pensamiento nos hace perder la concentración hasta que no compramos un paquete y nos fumamos un cigarrillo. Todos estos mecanismos de ansiedad-satisfacción hacen que la jornada de un fumador este básicamente dominada por estos estímulos. Un fumador que se ha quedado sin tabaco a media mañana, necesita ir a comprar tabaco, no intentes explicarle que ya irá a comprar por la tarde, será incapaz de centrar su mente en cualquier otra cosa que no sea ir a comprar tabaco.
Antes he hablado de ansiedad-satisfacción, la palabra satisfacción es una forma de hablar, el tabaco más que una satisfacción es solo una forma de apagar momentáneamente la ansiedad. Si consigues algo positivo en la vida, un buen trabajo, comprar ese coche que querías, un viaje… eso son satisfacciones, estas no te crean ninguna necesidad, al contrario, es por esto que la satisfacción de fumar es muy relativa.

Hoy ha sido un día en el que he vuelto a descubrir la sensación de la necesidad del "cigarrillo de espera". He quedado para comer con un amigo en una terraza, he llegado antes y mientras esperaba he pedido una Cocacola... esperando y con la Cocacola en la mesa pensaba, un cigarrito, que bien me sentaría ahora. Ese es para mi el "cigarrito de espera", en los momentos en los que estas en una situación relajada, esperando a alguien, en estos momentos un cigarrillo te hace hasta compañía, pero a la vez te das cuenta de que nada cambia en esa espera si te lo fumas.

Lo que si he notado hoy ha sido una mejora en la congestión permanente que solemos padecer los fumadores y que con el tiempo se hace crónica, esto me da esperanzas de conseguir mi propósito, no todo va a ser intentar evitar fumar, tengo la primera recompensa.
Hace poco que deje de fumar, pero ese último cigarro que me fumé cada día esta más lejos.

Un nuevo día sin fumar, esto ya empieza a ir en serio... hoy además la vuelta al trabajo, la verdad es que la sensación es de ir con algo nuevo al trabajo, es como si estrenara algo y en realidad lo único que estreno es mi nueva "vida". He seguido con las mismas rutinas de cada día, tal y como hacia anteriormente, como ya os dije en mi primer día sin tabaco, no queria que el tabaco, o más bien dicho, la ausencia de tabaco me impidiera hacer las pequeñas cosas del día a día como tomar café por la mañana.

Hay algo que si he encontrado negativo, si se le puede llamar así. Antes, cuando fumaba, solia hacer una parada y salia al exterior a fumar, esto me permitía desconectar por unos minutos de la pantalla del ordenador, otra de las "adicciones" de nuestra época, creo que cuando acabe con el tabaco, lo siguiente será dejar los ordenadores... pero creo que esto va a ser más complicado.

Bueno, otro día más para continuar sin fumar. Es el último del largo fin de semana, la verdad no está siendo muy complicado, no he tenido reuniones sociales "complicadas" en las haya supuesto un esfuerzo extra el estar sin fumar. Estas comidas o cenas, si son con fumadores pueden llegar a ser un poco complicadas, a la que uno se enciende un cigarro la reacción en cadena es inevitable y para alguien que lo esta dejando puede llegar a resultar complicado, es lo opuesto a lo que explicaba el sábado, si por normativa o por educación no se puede fumar en algún lugar, nuestro cerebro actúa en consecuencia y no nos pide mucho tabaco, pero si por el contrario las condiciones para poder fumar son favorables entramos en conflicto con nuestra voluntad de dejar de fumar.

Otra sensación "curiosa" que estoy experimentando estos días es cuando me voy de casa, cojo la cartera, el teléfono, las llaves y ¿el tabaco?... pero si yo ya no fumo pienso, pero tantos años llevando el paquete de tabaco en el bolsillo hacen que ahora la sensación es de que me olvido algo.