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| ACEQUIA MONAR |
Redescubriendo espacios en el Río Ripoll, cuando esta a punto de llegar la primavera del 2013, a su paso por Barberà del Vallès. Las lagunas del Moli Vermell. Estaba prevista la construcción de una nueva pasarela en el Río Ripoll a la altura del Moli Vermell que daría continuidad al camino que va desde la ciudad al Castillo de Barberà, parece ser que todavía se encuentra en proceso de estudio.
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| MOLÍ VERMELL |
Molí Vermell – Molino papelero situado en la orilla del Ripoll, cerca de la masía de Can n’Ermengol. Se sabe que fue adquirido el año 1790 por Francesc Capolat y fabricó papel hasta 1900, después cartón y posteriormente tejidos. Su estado actual es muy precario. La creación de una zona húmeda en la zona cercana a Ca n’Ermengol y el Moli Vermell se basa en el aprovechamiento del agua procedente de la acequia Monar para crear una zona de balsas naturales con una doble finalidad: favorecer la biodiversidad de la zona y la recarga del acuífero asi como recuperar el espacio fluvial del río Ripoll en la zona llamada de la Verneda, limpiándola y canalizando los cursos de agua. Recuperar la funcionalidad ambiental, hidráulica e histórica de la acequia Monar. Recuperar la zona inundable más cercana al río Ripoll.
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| LAGUNAS DEL MOLÍ VERMELL |
Esta zona húmeda servirá para recuperar un hábitat en una zona donde actualmente está muy poco representado. También servirá para mejorar la calidad del agua de la acequia previamente a la llegada de esta agua a una zona de recarga del acuífero. Además, puede servir de manera secundaria como zona de una cierta laminación de avenidas del río Ripoll. Rehabilitar el torrente de Can Gili y mejorar su entorno inmediato.
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| MOLÍ D’EN SANTO |
Molí d’en Santo – Situado en un margen del río Ripoll, es fechado del s. XI, cuando aparece en los pergaminos junto con el molino de Dou como molinos de Canyadell. Fue probablemente el primer molino papelero de Barberà del Vallès, y suministró papel al impresor real del archiduque Carlos. Más tarde fue harinero, de pólvora y fábrica de cartón gris. También funcionó como fábrica textil auxiliar. Dejó de trabajar en 1927. Está documentado desde el año 1660. Consta de dos naves en forma de ele, ambas cubiertas con tejado a dos aguas. Tiene planta baja y dos pisos. El piso superior servía de secador, por eso tiene tantas ventanas.
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| LA ROMANICA |
Santa Maria de Barberà – la Romànica – Hacia el año 1000, la comarca del Vallès entraba en un período de renovación social. Se construyeron iglesias pagadas por los mismos fieles y, a veces, construidas por ellos mismos. La señoría de Barberà fue escogida como sede de una iglesia parroquial. La cabecera parece que se levantó entre el 1050 y el 1090 (la primera cita aparece en 1123). La nave principal, sin embargo, es del siglo XII, y se dice que fue consagrada por el obispo Sant Oleguer. Consta como parroquia desde 1143, cuando fue dada a la Orden del Temple (escritura de Ramón Berenguer IV). El templo tiene una concepción sencilla, se combinan unos elementos muy simples: fajas y arcos, cornisa y zócalo, dientes de sierra y en general una textura y unos colores de los muros muy contrastados. El constructor jugó con piedras de tres tonos de color diferenciados y de medidas similares. La combinación es, a la vez, austera y elegante. En el interior hay pocas decoraciones, buscando líneas y planos que ofrecen un ambiente austero y de discreción generales.
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| la Romànica |
El conjunto ofrece una sensación de amplitud muy superior a la real. Con el incendio y saqueo del 21 de julio de 1936 se perdió parte de las pinturas murales, archivos y objetos ornamentales y de culto, algunos valiosos. En 1949 eliminaron a las arquitecturas no originales añadidas, capillas del siglo XIV y restos de la casa parroquial, y restaurarse parte de los desperfectos. Finalmente, en 1966 se hizo una nueva restauración, con el fin de evitar los efectos de las inundaciones y falta de ventilación, que había afectado a los frescos. En 2007 se inicio un proceso de estudio y análisis del monumento, con el objetivo de una nueva restauración. En 1919 se descubrieron pinturas románicas bajo una capa de cal, que ocupan los tres ábsides y los espacios que hay entre ellos. Hacia los años cuarenta se hizo una restauración, con criterios discutibles. Según Carbonell, las pinturas del ábside central y las de los laterales corresponden a épocas diferentes, entre los siglos XII y XIII.
Seguid el plano y disfrutad del paseo, aproximadamente 9 km la vuelta