Segundo día sin tabaco, un gran paso

Escrito por efp | 31 Oct, 2010
El segundo día, es un día especial, ya he conseguido pasar todo el primer día sin fumar y esto es un gran avance, para una persona no fumadora puede resultar hasta cómico oír esto, para un fumador estar un día entero sin fumar es un reto. La verdad si he podido estar un día entero, no veo la razón para no estar otro… Lo que me resulta más curioso ahora que no fumo, es la atención que presto a las personas fumadoras, las observo para ver su reacción al encender un cigarrillo, cuando sacan el humo, al comprar un paquete en la máquina de tabaco… es el ritual de esta gran adicción.
También estoy contento de haber elegido este fin de semana para dejar de fumar, el lunes es fiesta, creo que así cuando el martes vuelva al trabajo, estaré más acostumbrado a la nueva vida sin humo, ya llevaré tres días sin fumar. Al escribir esto también me doy cuenta de la obsesión por el tiempo pasado de los que dejamos el tabaco, me explicaré mejor. Al dejar de fumar siempre estamos contando los días que hace que no fumamos, los días o meses que llevaremos sin fumar en Navidad, o cuando sea nuestro cumpleaños… parece que sea un cambio comparable a tener un nuevo trabajo, cambiar de casa o ciudad, el nacimiento de un hijo… y en realidad todo sigue igual en mi vida, el tabaco no ha supuesto ningún cambio en mi vida, a excepción de un gasto menos y una previsible mejora en mis condiciones de salud. Estas comparaciones me hacen dar cuenta de la dependencia y la adicción que me ha llegado a crear el tabaco, un cigarrillo no puede ser el punto de referencia de mi vida!!! pero hasta ahora quizás lo ha sido más de lo que yo creía.

En algún momento del día me hubiera gustado fumarme un cigarro, pero he puesto por delante mi voluntad y acabaré el día con otra victoria, se que si enciendo uno, no va a ser solo uno, es un tema que no acepta término medio, es un interruptor que solo tiene dos posiciones, encendido y apagado, encender es muy fácil, apagar…
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El primer día sin tabaco

Escrito por efp | 30 Oct, 2010
El último cigarro me lo fumé por la noche, hoy empieza un nuevo día. Para mi es un día de incertidumbre, tengo claro que no quiero fumar más, pero tengo tantas dudas de como se va a resolver el día...
Para empezar el día con fuerza lo primero que hago es tirar el paquete de tabaco a la basura, unos seis o siete cigarrillos, después tiro el cenicero mal oliente que tengo en el balcón, es el único que uso en casa, dentro no fumaba, tengo un hijo de dos años y no lo creía muy adecuado.
Es Sábado, empiezo el día igual que otro Sábado, desayuno algo ligero y voy a pasear a los perros. No todos los días me fumaba un cigarro en ese paseo, pero más de uno me había fumado, es de esos cigarros "de vicio", realmente no me apetece mucho pero el mono me obligaba en más de una ocasión a encender uno.
De vuelta a casa, más tarde siempre me tomo un café, este café era de los de cigarrillo, así que estoy con la duda de si preparar café o evitarme esa "tortura", finalmente decido encender la cafetera, si he dejado de fumar tengo que ser yo que derrote al tabaco, no tiene que ser el tabaco el que me derrote a mi, no puede privarme de nada más de lo que quiera hacer. Con el café en la mano la sensación es rara, pero a medida que los sorbos acaban con el café, me doy cuenta de que el temor a no poder fumarme el cigarro no merecía tal preocupación.
Esta mañana he asistido a una conferencia, lo cierto es que la normativa del tabaco que impide fumar en los espacios cerrados ayuda mucho, de no ser así la alarma de la nicotina ya se hubiera disparado en varias ocasiones, pero el saber que no puedes fumar mantiene la ansiedad mucho más controlada. En la pausa del café he observado como los muy adictos salen directamente al exterior del edificio para fumar, incluso antes de tomar un café y algo para comer. El resto de fumadores come algo y cuando pide el café salen fuera para tomar su dosis de nicotina, mientras yo sigo dentro. Esta separación física entre fumadores y no fumadores no deja de ser curiosa cuando se observa en el momento que uno decide dejar de fumar, ves claramente la necesidad que tienen los fumadores (y yo, claro está) de su dosis de nicotina. Lo que me motiva a seguir es pensar que dentro de muy poco ya no tendré esta necesidad. Al volver a la conferencia, después de la pausa, me doy cuenta de que tampoco a sido tan difícil.
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Dejar de fumar, el inicio

Escrito por efp | 29 Oct, 2010
Hola, supongo que como muchos de vosotros no he sido el único en querer dejar este vicio sin sentido que supone el fumar cada día unos 18 cigarrillos. Siempre que alguien me ha preguntado si fumo mucho he respondido que no, quizás para engañarme a mi mismo. Creo que esta cantidad de cigarrillos puede ser más peligrosa que fumar dos paquetes al día, ya que si fumas menos de un paquete al día quizás tu cuerpo no se da cuenta de lo mal que lo esta pasando, o por lo menos no lo exterioriza tanto como si te fumarás dos paquetes al día.
Yo hace tiempo que pienso que ya encontraré el momento... pero ese momento no aparecía, hasta hace poco. Ahora estoy inmerso en esta nueva etapa en la que cada día me sorprendo más de lo curioso que puede llagar a ser este vicio de quemar un cigarrillo y aspirar el humo que produce, con los consecuentes perjuicios que todos sabemos pero que pocos queremos asumir.
Este va a ser un pequeño diario de mi experiencia (espero conseguirlo) en la aventura para dejar de fumar. Creo que si consigo dejar de fumar será todo un éxito, si además alguien lee estas lineas y también lo consigue, la satisfacción para mi será mucho más grande. Intentaré contar día a día lo más destacado de mi experiencia.
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El último cigarrillo

Escrito por efp | 29 Oct, 2010
Si, si, este es el último, si no es así y no lo creo firmemente no vale la pena ni empezar... quizás es un momento complicado, después de más de 20 años ya le tienes cariño al cigarrillo, aun qué siempre sea uno distinto, parece que sea el mismo, ese con el que hemos compartido grandes celebraciones, comidas, penas y fracasos. Es quizás por esto que resulta difícil este momento, pensar que ya nunca más estará allí para compartir nuevas experiencias con nosotros.
Pero en realidad todo esto es mentira, la única realidad es el perjuicio que nos provoca, ya que al final no vamos a ser ni más felices, ni más tristes por tener un cigarro en ese momento de felicidad o de tristeza. Lo único real es que cada cigarrillo que me fumo es perjudicial para mi salud.
Quizás lo más difícil de esta nueva experiencia, va a ser esta nueva situación de vacío. Con el paso de los años se ha hecho cotidiano el tener un cigarro con el café, un cigarro al esperar a alguien, al tomar una cerveza, vino... pero a partir de ahora todo va a ser distinto. Quizás es mejor no pensar en el futuro y vivir el presente, es lo único que creo que me puede ayudar a realizar con firmeza mi propósito.
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