Por si el compromiso de palabra ante los representantes políticos
tarraconenses fuera poco, minutos después de la reunión el Ministerio
hizo público el anuncio mediante una nota de prensa en la que detallaba
algunos aspectos de la obra.
Aunque los trabajos pendientes en la estación son numerosos y la
inversión para acometerlos se estimó en su día en 15 millones de euros,
los más urgentes y prioritarios son los relativos a la accesibilidad, y
son precisamente esos los que quedarán resueltos con los 6,2 millones de
la inversión anunciada ayer: «El proceso –dice Fomento– se iniciará
este mismo año con la licitación de los trabajos».
Ballesteros –que este miércoles mismo, a su regreso de Madrid,
ofreció una rueda de prensa– se mostró especialmente optimista en cuanto
a los plazos, al asegurar que «lo normal es que se liciten a finales de
año, que este mismo año empezasen las obras y que en todo caso en 2016
estén acabadas».
¿Qué implicará exactamente este nuevo lavado de cara (todavía no el
último)? Fundamentalmente, la instalación de ascensores y en algún punto
también escaleras mecánicas, para facilitar el acceso a los andenes, y
también la ampliación de los propios andenes, puesto que en la
actualidad son demasiado estrechos y no permiten la instalación de las
novedades citadas. «Tienen que pasar de los poco más de 3 metros
actuales a casi 8», precisó el alcalde en su comparecencia. «Ahora
mismo, por ejemplo, una silla de ruedas no puede pasar por el andén por
el punto donde está el hueco de la escalera. Ni a un lado ni a otro de
las escaleras hay espacio suficiente», añadió.
Además de ampliarlos, las obras de remodelación contemplan también
«recrecer los andenes» (elevar su altura) de nuevo en aras de la
accesibilidad. El proyecto de los 6,2 millones de euros incluye, por
último, «modificar el esquema de vías para incorporar el ancho estándar a
la estación».
Esta primera actuación se centrará sólo en los dos andenes
principales, los más cercanos al edificio estación: el de la vía 1
(situado junto al edificio), y el que queda entre las vías 2 y 4.
Precisamente esta última, la vía 4, desaparecerá con esta primera fase
de las obras, como consecuencia de la ampliación de los andenes y de la
reformulación de las vías para su adaptación al ancho internacional.
Para una última fase de las obras (sin fecha) quedará, entre otras
mejoras, la adecuación y accesibilidad del tercer andén y del resto de
vías que ahora no se remodelan, hasta alcanzar los 15 millones
mencionados. Ballesteros reconoció que la obra es, por tanto,
insuficiente, pero también recordó que en la actualidad «al tercer andén
prácticamente no van viajeros porque esas vías apenas se utilizan; se
habilitan sólo de forma excepcional para casos de avería», por lo que a
efectos de accesibilidad la remodelación que anunció ayer el Ministerio
de Fomento resolverá prácticamente en su totalidad el problema.
Protocolo de acuerdos
Pese a ser la principal prioridad, el estado de la estación no fue el
único reproche que el Ayuntamiento le planteó ayer a Manuel Niño.
Existen otros puntos de malestar en relación con la cuestión
ferroviaria. Por encima de todos, el hecho de que todavía no se haya
firmado con Fomento el protocolo de compromisos como compensación a la
ciudad por haber aceptado el tercer carril.
Reclamaciones como la construcción de pasarelas que conecten la
ciudad con la playa, el compromiso de que el tercer carril es una
solución provisional, la promesa de que las mercancías peligrosas no
estacionarán ni dormirán en la estación de Tarragona o la reducción del
impacto acústico del paso de la vía por el frente marítimo son algunas
de las condiciones que Tarragona puso en su día. Fomento, dice el
consistorio, las aceptó entonces verbalmente a la espera de firmarlas en
un futuro, pero a día de hoy todavía no se ha concretado y la ausencia
de pacto escrito resulta inquietante para el Ayuntamiento, pues no hay
garantía de que vayan a cumplirse.
Por último, los representantes locales reclamaron durante la reunión
que se les diera «una fecha concreta de licitación del intercambiador de
L’Arboç», que permitirá la conexión de la línea de ferrocarril
convencional Tarragona-Barcelona con la de Alta Velocidad
Madrid-Barcelona, lo que entre otras cosas acortará el tiempo de viaje
entre Tarragona y Barcelona. Además, «sin el intercambiador, los trenes
de altas prestaciones no llegarán a Tarragona». Fomentó informó en la
reunión que el proyecto saldrá a exposición pública durante el primer
semestre de este año
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