Si no ocurre un descalabro en los 10 meses
de mandato que le quedan, Josep Fèlix Ballesteros (PSC) se presenta como
el candidato más firme para volver a conquistar la alcaldía de
Tarragona en las elecciones municipales del 2015. No parece que la
crisis general que padecen los socialistas en Catalunya y la particular
que tienen en la capital del sur, hayan hecho demasiada mella en
Ballesteros. Tampoco ha dejado heridas profundas en su imagen el
desgaste del gobierno en minoría que ha sido capaz de liderar en los
últimos tres años. Está por ver el alcance de la pelea que presentarán a
partir de septiembre sus dos grandes rivales de la oposición: Victòria
Forns (CiU) y Alejandro Fernández (PP).
Explican algunos
analistas de la actualidad política de Tarragona que Ballesteros solo
cuenta con su prestigio personal para alcanzar el tercer mandato
consecutivo. «Es un gestor, no un ideólogo», aseguran esos expertos al
mismo tiempo que apuntan que algunos de los políticos que tiene a su
alrededor, «más que sumar, le restan» prestigio. Su vocación es la de
ejercer de alcalde. Ha repetido, aunque no por ello dejó de postularse
en el 2011 para suceder a José Montilla como primer secretario del PSC.
PERFIL CONCILIADOR
/ Ballesteros también ocupa el puesto de primer secretario de la
federación socialista del Camp de Tarragona, pero el poder del aparato
del partido lo siguen ejerciendo hombres como Xavier Sabaté, exconseller
y actual diputado en el Parlament, y Joan Ruiz, diputado en el Congreso
con una larga trayectoria en la política local. Ese perfil de
intermediario y conciliador, que le permite vestirse tanto con la faja
de casteller como con los hábitos de un cofrade en Semana Santa,
es probablemente el que ha permitido al actual alcalde tener un mandato,
en minoría, más plácido de lo que se preveía en un principio.
Ha
gobernado con apoyos puntuales de los dos grandes grupos de la
oposición, circunstancia que lleva a pensar a algunos que Forns y
Fernández no han aprovechado la oportunidad -quizás en aras de la
gobernabilidad-, de ejercer una oposición dura y corrosiva. La primera,
porque, según los críticos, no ha dado la talla; y el segundo, porque
parece haber estado demasiado ocupado como diputado en Madrid. Incluso
Arga Sentís, única concejal de ICV en el consistorio tarragonés, ha
utilizado muchas veces guante de seda para criticar al alcalde.
ASIGNATURAS PENDIENTES
/ Esa mano izquierda que ha demostrado tener Ballesteros le ha
permitido cumplir con buena parte de su programa electoral y seguir
aprovechando la baza de prestigio que le puede dar la organización de
los Juegos Mediterráneos del 2017, a pesar de los recortes obligados por
la crisis. Pero también le quedan asignaturas pendientes. Es el caso de
las largas e inacabadas obras del mercado central o el polémico párking
Jaume I, situado en el casco antiguo. El gobierno de CiU y PP lo
proyectó en el 2002 con un presupuesto de 3,9 millones de euros, pero
hoy sigue bajo investigación judicial, cerrado e inservible, a pesar de
una inversión total que podría rondar los 30 millones.
Además,
CiU ha ido de descalabro en descalabro desde que Joan Miquel Nadal dejó
la alcaldía en el 2007. Sus sucesores no han sabido aprovechar los
réditos que dejó tras 18 años de mandatos sucesivos. Joan Aregio, actual
responsable de Ocupació i Relacions Laborals del Departament de Empresa
de la Generalitat, no pudo con Ballesteros y propició una mayoría de
gobierno de PSC (13 concejales) y ERC (dos). Lo mismo ocurrió en el
2011, cuando la lista de Forns perdió otro edil (CiU pasó de ocho a
siete) y, tras un controvertido debate interno, no se atrevieron a
formar un gobierno de coalición con el PP para desbancar al socialista.
Forns
se mostró a favor de un gobierno de concentración. «O entramos todos o
ninguno», dijo la candidata de CiU, en una decisión intervenida por la
cúpula del partido, tras sopesar los riesgos de una alianza en solitario
con el PSC o con los populares de Fernández.
EUFORIA POPULAR
/ Un camino contrario al de CiU está recorriendo en Tarragona el PP
bajo el liderazgo de Fernández. Los populares no han parado de crecer.
En el 2011 ganaron tres concejales (sumaron un total de siete e
igualaron a CiU) y meses después alcanzaron la euforia al sumar más
votos que nadie en las elecciones generales en la capital. Desde
entonces, Fernández no ha parado de proclamar que será el alcalde de
Tarragona en el 2015
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