Hoy el día se presentaba cubierto, aunque las predicciones no indicaban esta situación, así que las pequeñas gotas de lluvia se dejaban sentir, ademas de que la ruta prevista no podrá ser porque hay grandes obras por donde pretendíamos pasar. Pero modificamos un poco los planes y así aprovechamos el día aunque llueva “que llovió”. No nos quedamos sin ver un lugar que era la meta de la ruta en si, els aiguamolls de Les Llobateres.
Los Aiguamolls de Les Llobateres es una zona de ocho hectáreas de gran valor natural. En la antigua gravera que hubo en la zona se planificó una restauración que ha convertido el espacio en una zona húmeda, con una balsa de retención de aguas de grandes avenidas en la llanura aluvial del Tordera. Esta actuación, además de la importancia para la biodiversidad, actúa como una fuente de prevención para las crecidas del río, conocidas como torderades.
Ya en Los Aiguamolls de Les Llobateres, lo rodeamos visitando distintos puntos de observación de aves. Al volver tomamos el Cami Ral de vuelta hacia La Batllòria y en la salida de los Aiguamolls vemos un letrero de Can Puig y lo seguimos hasta un puente que cruza por encima de la autopista. Al otro lado una pista nos lleva hasta Cal Mas y Ca l’Oller, desde allí y tomando el GR-83 llegaremos hasta el puente que cruza la riera de Fuirosos, que va cargada de agua y es una delicia poder verla así, antes pasamos por la fuente de Sant Joaquim, con un pequeño chorito de agua y después de cruzar el puente y una pequeña subida ya estamos en Can Puig de Fuirosos.
Can Puig de Fuirosos es una antigua “masia” catalana del siglo XII que resiste al paso del tiempo y que se ha construido por fases gracias al crecimiento económico de sus consecutivos propietarios. Durante el siglo xx cayó en el abandono hasta que Alex y Mónica se enamoraron de esta magnífica casa rural situada en “La Vall de Fuirosos” (Parque Natural del Montnegre). Actualmente está parcialmente rehabilitada y preparada para acoger tanto a parejas como a grupos en régimen de pensión completa y pensión media. Can Puig tiene una capacidad máxima de 12 plazas lo que permite intimar con los demás huéspedes y con los propietarios que ofrecen siempre un clima familiar y armónico en consecuencia con el lugar. La comida de Alex y Mónica especialmente casera se elabora con ingredientes naturales del huerto o del mercado según temporada.
Seguid el plano y disfrutad de la ruta, aproximadamente 16,5 km ida y vuelta.