Ahora sabemos que Putin calculó cuidadosamente el momento para empezar la guerra contra Ucrania. Y que tuvo mucho que ver en ello la debilidad energética de Europa, que se había ido incrementando en los últimos años.
Debilidad porque los grandes oligopolios quieren sacar rendimiento de sus activos invertidos en combustibles fósiles y uranio. En 20 años se acaba su situación de dominio y quieren exprimir hasta el final petróleo y gas y uranio. Por eso han provocado un gran aumento de precios alcanzando cifras récord de beneficios pero infligiendo graves perjuicios a toda la población.
Debilidad por la gran dependencia del gas ruso. Europa podía cerrar carbón y nucleares pero haciendo dos cosas que no ha llevado a cabo: instalando masivamente renovables (como ya hace España o como acaban de anunciar Reino Unido y Portugal con parques eólicos marinos de 3 y 4 Gw ) y con acciones potentes de ahorro y eficiencia ( el asesor energético británico M. Liebreich explica que se pueden conseguir ahorros del 80% de muchos consumos y el PROENCAT – Prospectiva Energética de Cataluña 2050 – dice que podemos conseguir una reducción general de un 40% )
Ahora se publican mapas de todo tipo relacionados con el tema: de las zonas donde mejor se puede aprovechar el sol, el viento, el agua, la biomasa; de dónde almacenar la energía, cómo interconectarla mejor, de instalaciones en tierra y mar de generación renovable o nuevas industrias para fabricar baterías, vehículos eléctricos o hidrógeno. Al ver cada mapa lo relacionamos enseguida con la geopolítica y nos vienen a la cabeza Rusia, Argelia o Estados Unidos que, mira por dónde, ahora se beneficiará de esta circunstancia vendiéndonos gas y petróleo.
Desgraciadamente Cataluña no figura en casi ninguno de estos mapas porque en los últimos años no hemos hecho los deberes. Y ahora que el mundo entero se da cuenta de la urgencia de aprovechar los recursos energéticos propios, vemos el gran camino que nos queda por recorrer. La diputada Silvia Paneque recordaba en el Parlament hace pocos días con datos del ICAEN ( Intitut Català d’Energia), que en Cataluña desde 2018 no se ha puesto en funcionamiento ningún parque eólico nuevo y muy poca fotovoltaica.
Por si fuera poco, algunos dirigentes políticos, mediáticos, y del mundo socio-económico pero también algunos que se llaman ecologistas, han defendido que no había que estar en el mapa. Incluso un ex-consejero y un asesor del gobierno de la Generalitat en materia de fondos europeos, defendían todavía no hace un año que no era necesario generar energía en Cataluña porque la podríamos traer de Aragón. Hoy seguro que se arrepienten y no osarían escribirlo.
Estamos en la cola pero esto no ha sido siempre así. Corre por las redes un pequeño reportaje de 1.946 donde se ve un cambio de baterías de un taxi eléctrico en Barcelona de la marca Eucort, fundada por Eusebi Cortés, nacido en Bot. Cataluña estaba entonces al frente. Como en 1852 cuando el farmacéutico Domènech iluminó su farmacia en Barcelona; o cuando en 1875 se instaló una dinamo para iluminar las Ramblas; o cuando en 1876 se constituyó en Barcelona la primera empresa eléctrica española. Entonces estábamos en el mapa y hemos estado allí muchos años.
Así que es necesario recuperar el terreno perdido. Necesitamos grandes parques solares y eólicos que vemos en otros lugares para producir los 10.000 kteps que consumiremos en 2050 (7.500 menos que ahora si ahorramos y somos eficientes como es debido); aprovechar residuos orgánicos para obtener biogás; generar hidrógeno verde. Éste es el reto gigantesco para sustituir la energía sucia y contaminante de gas, uranio y petróleo. El citado PROENCAT 2050 dice que esto supone una ocupación de un 2’5 % del territorio y tenemos mucho de ocioso. Nos van la salud y la vida amenazadas por la polución y el calentamiento del Planeta. Nos va la dependencia energética que ahora es del 94% y ya vemos lo que supone no tener energía propia. Ya no hemos podido beneficiarnos de tecnología propia, ni de las fábricas de baterías ni de coches eléctricos ni de los puestos de trabajo. Y leemos todos los días cómo la generación y usos de hidrógeno van a otros lugares. El poco provecho que le sacamos a la energía en Cataluña es escandaloso.
Otros ya están avanzando más y piensan en otras cosas que aquí nos suenan extrañas. Amory Lovins, que dirige el mejor centro de energía del mundo, el Rocky Mountain Institute, ha dicho que el problema hoy no es dónde encontrar energía renovable porque la solar y la eólica están en todas partes y son muy baratas, sino cómo utilizarla mejor, hacer eficiencia y ahorro, fabricación y gestión inteligentes. Nosotros todavía hablamos de dónde la generaremos y ponemos obstáculos.
Ahora que todos los gobiernos europeos darán un nuevo impulso a las renovables y que nos conectaremos mejor con Francia con gaseoductos preparados para hidrógeno y gases limpios, se abren nuevas oportunidades para situarnos en el mapa. ¿Catalunya quiere estar o quiere seguir dependiendo de los demás? Ésta es la cuestión.